Lunes entre Barcelona
y Madrid, iniciando un proyecto de Liderazgo con una de las principales
empresas catalanas y por la tarde con presentación de propuestas (Centro de
Excelencia de Right Management).
Ayer, como regalo de
cumpleaños, estuve viendo de nuevo la deliciosa comedia ‘Notting Hill’ en Netflix,
en vose. Se trata de una cinta de 1999 escrita por Richard Curtis, con una
banda sonora inolvidable.
La
película comienza presentándonos a la famosa actriz Anna Scott (Julia Roberts)
con la canción ‘She’ de Charles Aznavour en la versión de Elvis Costello (www.youtube.com/watch?v=iXqcokP4C7E&index=7&list=PL3319AFBF5C7FF33C) “She, who always seems so happy in a crowd/ Whose
eyes can be so private and so proud/ No one's allowed to see them when they cry/
She may be the love that cannot hope to last/ May come to me from shadows in
the past/ That I remember 'till the day I die”.
William Thacker (Hugh
Grant) nos presenta su barrio londinense (Notting Hill) donde tiene una
librería de viajes. Y el día que va a cambiar para siempre su vida: cuando
ambos se conocen. “Pensaba robar un libro, pero me lo he pensado mejor”, dice
ella. Y un ladronzuelo le pide un autógrafo en la misma tienda. La música
(instrumental) de Trevor Howard sobre lo que sienten el uno por el otro es
maravilllosa.
El destino provoca
que vuelvan a coincidir (él le tira un zumo a la camiseta y ella se limpia en su
casa). “¿Siempre le dices que no a todo? No”. “Surrealista, pero encantador”. Y
se besan por primera vez.
Entra en discordia el
compañero de piso (Rhys Ifans), todo un personaje. Y juntos admiran su obra,
una película en la que Anna es protagonista.
Vuelven a citarse (en
el Ritz) y William le lleva unas rosas amarillas. Se hace pasar por reportero
de ‘Caballo y sabueso’, entrevistándole para la promoción de su última
película. El precio de la fama. Para evadirla, ella siempre elige en los
hoteles el nombre de un dibujo animado (Picapiedras, Bambi). “¿Qué pasa después
de tu sueño?”. Afortunadamente, él insiste.
Le lleva a la cena en
casa de su hermana pequeña, lo que genera situaciones muy divertidas. El
corredor de bolsa valora su talento por cuánto cobró por su última película (15
M $ de hace 17 años). Suena el “It’s amazing how you Se apuestan quién sufre más, y parece que
quien tiene la vida más fácil debe ser la más disciplinada.
La escena del jardín
privado, con la música de ‘You say your best when you say nothing at all’ (www.youtube.com/watch?v=mnozjbVyxl0), es muy romántica. “It’s amazing
haw you can speak right to my heart”.
Para mí un momento
clave de la historia es cuando William se tiene que tragar su orgullo ante el
chico de Anna (Alec Baldwin) y hace de camarero, por lo que siente por ella.
“Esta ha sido una realidad bastante extraña de enfrentar”. “Creo que lo que se
dice es adiós”.
“Anna es una diosa”,
le explica su cuñado. Will intenta salir con otras, pero no funciona. Anna
regresa a Londres y, ante una crisis, se refugia en él. Repasan los diálogos de
su próxima película (trabajan juntos). Es el valor de la convivencia. Además de
la diosa, está la mujer que desea ser querida, amada. “Rita Hayworth solía
decir: Se acuestan con Gilda y se despiertan conmigo”. Will no elige a Anna por
la ilusión, sino por amor profundo.
Conflicto por la
estupidez del compañero de piso, “nuestros puntos de vista son diferentes”.
“Siempre me alegraré de que hayas venido”. El tiempo pasa: “Ain’t no sunshine
when she’s gone’ de Bill Withers (www.youtube.com/watch?v=HBKcAc8VpIw&list=PL3319AFBF5C7FF33C&index=11).
William persevera,
porque su corazón no puede evitarlo- “Pues no la has olvidado”. Va al rodaje de
su nueva película, y allí cree que ella tiene una aventura con su compañero de
reparto. Ella va a verle, porque sigue sus sentimientos, y esto es clave.
“Siempre hay una pausa mientras el jurado delibera”. Él está dolido, pero ella hace
que avance. “Yo vivo en Notting Hill, tú vives en Beverly Hills”. “La cuestión
de la fama no es real. No soy más que una chica plantada frente a un chico
pidiéndole que la quiera”.
Su círculo aconseja a
Will que abandone, si bien no lo hace. La peli, como la vida, tiene que acabar
bien (y si no, es que no ha acabado). Como al inicio, suena el ‘She’.
He visto ‘Notting
Hill’ con nuevos ojos. Una preciosa historia llena de sentido… y sensibilidad.
Gracias por recomendármela.
Escritas por Richard
Curtis hemos visto después otras películas, como ‘El diario de Bridget Jones’
(2001), ‘Love actually’ (2003), ‘Bridget Jones: sobreviviré’ (2004), ‘Radio
encubierta’ (2009) o ‘Una cuestión de tiempo’ (2013). Para romántic@s
empedernid@s, porque la vida debe ser maravillosa.
He estado leyendo
‘¿Cómo lo digo? El arte de las conversaciones difíciles’, de Enrique Sacanell.
Enrique es coach sistémico y evaluador senior de la Fundación Vasca para la
Excelencia (EFQM).
En el prólogo, Jorge
Cuervo define vivir como “una actividad de riesgo” y a los humanos como
“supervivientes luchadores que conversan”. El autor estructura su libro en dos
partes: entender las conversaciones difíciles e ideas para afrontar una
conversación difícil.
Enrique cita a
Theodore Zeltin: “La verdadera conversación prende fuego” y las tres
necesidades humanas según José Antonio Marina: el bienestar personal, ser
aceptad@ como parte de un grupo y ampliar las posibilidades de acción. Frente a
las conversaciones difíciles solemos, huir, escondernos o atacar. “En una
conversación, lo que recibimos suele ser reflejo de lo que damos” (Anne
Dickson).
“Toda conversación
tiene un aspecto de contenido y un aspecto de relación” (Paul Watzlawick).
Schultz van Thun explica que la comunicación es un cuadrado con cuatro lados:
el contenido objetivo, la autoexposición, la relación y la incitación a la
acción.
“Manejar
adecuadamente una conversación implica aprender a manejra nuestra conversación
interna, revisándola con anticipación y manteniendo cierta distancia con ella
cuando se produce”. La escalera de inferencias va de los hechos (“no me
contestó el saludo”), a la interpretación (“me ignoró cuando le saludé”), a las
causas (“me ignoró porque…”), a la generalización (“siempre me ignora”) a la
acción (“conflicto”).
Enrique Sacanell nos
propone el modelo CEMA: desde la preparación, Construir el contexto adecuado de
la conversación, Explorar el punto de vista de la otra persona, Mostrar la forma
en que tú lo ves, buscar un Acuerdo que sea un compromiso de acción y cierre
bien, todo ello con la escucha activa como elemento transversal.
Preparación: Revisar
las historias que te cuentas, Clarificar qué es lo que quieres obtener de esta
conversación, Concretar el comportamiento concreto y específico que quieres que
la otra persona haga o deje de hacer, Buscar fundamentación para los hechos que
vas a utilizar, Prepararte emocionalmente, Reflexionar sobre las
características que observas en la otra persona y tratar de anticipar sus
respuestas y reacciones, Planificar la forma en que vas a enfocar la
conversación, Elegir un momento y un lugar adecuado. La paradoja es que el
objetivo que deseamos es mejorar la relación y actuamos como si quisiéramos ganar
una guerra.
El inicio: construir
un contexto para la conversación. Los pasos son tres: Plantear el tema como si
fuera un tercero quien contara la historia, Centrar y aclarar el objeto de la
conversación, Crear una sensación de seguridad (ser autentic@s, hacer explícita
nuestra incomodidad, dar garantías de confidencialidad, resaltar lo común,
evitar buscar culpables, utilizar el “yo”).
Explorar el punto de
vista del otro, a través de preguntas. Formula las preguntas sin expresar tu
propio punto de vista, Pregunta sin buscar intencionadamente la repuesta que
deseas, Haz una conversación (no un test ni un interrogatorio), Evita las
preguntas irónicas, Haz preguntas abiertas, Pregunta lo que ayude a la
conversación (en lugar de saciar tu curiosidad), Evita los circunloquios,
Utiliza un lenguaje claro y comprensible, Haz las preguntas una a una, Respeta
los silencios. Los ámbitos a explorar son los hechos, mi imagen pública, las
emociones, la relación, el sistema y las consecuencias, el proceso.
Mostrar tu forma de
ver la situación: lo que piensas, lo que sientes, lo que necesitas. Para ello,
sé auténtic@, sé clar@ y específic@, mantente siempre enfocad@ en el objetivo
de la conversación, persiste, céntrate en acciones, no en la persona, habla
desde el “yo”, explica el impacto que produce la conversación, comparte lo que
sientes, no confundas sentimientos con pensamientos, evita una relación causal
entre actos y sentimientos, plantea qué cambios necesitas, ayuda al otro a que
te comprenda. Reencuadra cada vez que sea necesario.
Busca un acuerdo y
cierra bien. Los obstáculos suelen ser las reacciones, las emociones, la
posición de los otros, su descontento o su poder.
Escucha de manera
continuada y activa, estando presente, acallando la conversación interna,
gestionando las emociones y dando legitimidad a la otra persona (a lo que
piensa y opina), dándole espacio y tiempo para que la persona se exprese,
prestando atención a sus mensajes no verbales.
“Conversar es un
arte, y no arte que quepa en una receta”. Me ha gustado el libro y el modelo
(CEMA) que nos plantea. Gracias, Enrique Sacanell, por compartir tu sabiduría.
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