Despertador a las 6 de la mañana y
salida a las 7 en autocar desde Tel Aviv hacia Masada, en el sur de Israel.
La fortaleza de Masada, construida por
el rey Herodes Agripa, simboliza el dominio del Imperio Romano. En el año 66
d.C. los zelotes.
He tenido el privilegio de hablarles
a los seis equipos del Challenge 2014, antes de iniciar el ascenso a la
fortaleza de Masada (440 metros sobre el nivel del mar), sobre la Libertad. “Podrán
quitarnos la vida, pero no nos quitarán la libertad”, exclamó el escocés
William Wallace, “corazón valiente”, a su gente antes de iniciar la batalla. La
libertad es uno de los mayores anhelos humanos.
La Libertad es un valor, sin duda. Y
es un gran motivador. Como nos han enseñado los investigadores, la motivación
no es extrínseca (el palo y la zanahoria, la amenaza de un castigo o la promesa
de un premio). Nadie motiva a nadie. La motivación es intrínseca, y se centra
en tres activadores: el propósito (el sentido de lo que hacemos), la maestría
(nuestra voluntad de aprender) y la autonomía (sí, la libertad). El Liderazgo
ha de tenerlo siempre en cuenta.
La Libertad es un valor y también una
Virtud. La libertad se logra, se conquista, se merece. La Libertad forma parte
de una moneda cuyo reverso es la Responsabilidad, la capacidad de respuesta, la
capacidad de gobernarnos y dar ejemplo. No hay Libertad sin Responsabilidad.
Y como bien sabemos, la libertad de
cada un@ de nosotr@s termina en la libetad de l@s demás. De ahí la importancia
de la convivencia y el valor de la tolerancia (a su vez, reverso de la
diversidad). Educarnos en la convivencia es esencial para la libertad bien
entendida.
Un muro serpenteante de 700
kilómetros separa Israel de su vecina Jordania. Una lástima, una tristeza, una
vergüenza. En pleno siglo XXI, en este mundo VUCA, parece mentira este nivel de
conflicto.
¿Qué podemos hacer cada un@ de
nosotr@s respecto a la Libertad? Primero, reflexionar y valorarla. A lo largo
de la historia de la humanidad, la libertad ha sido la excepción y no la regla.
En estos momentos, con los trágicos sucesos de Ucrania y Venezuela en primer
plano, comprobamos una vez más que ciertos dictadores prefieren imponer sus
normas a permitir la libertad de sus pueblos (en el mundo de las
organizaciones, las empresas “human age” se distinguen de las tayloristas, de
las tóxicas, en cómo practican en su seno la libertad). Hemos de ser ejemplo
individual, personal y colectiva en la apreciación de la libertad.
Y debemos asumir la libertad en toda
su grandeza, desde la responsabilidad y la convivencia. Somos seres sociales y
la libertad debe ser de tod@s.
En esta zona del mundo, parece que
lentamente se están dando lentamente los pasos adecuados. En la ceremonia de
los Óscar de anteanoche, en el apartado de películas de habla no inglesa (que
ganó “La gran belleza”), se presentó una película palestina. Hay importantes puntos
de desencuentro (el estatus de Jerusalén, la consideración de los judíos, la
repatriación de los refugiados palestinos…). La guerra aquí es por cultura, por
religión (Israel como patria del pueblo judío), por tierra (las fronteras) y
por agua (cómo se reparte entre Israel y Palestina).
Almuerzo en Masada (en la zona de restauración,
bajo la fortaleza), viaje en autocar a la frontera sur de Israel y Jordania,
junto al Golfo de Aqaba, y en otro autocar, ya en tierras jordanas, hasta
llegar al Hotel en Wadi Moussa, junto a Petra, a las 20,30 h.
“El desierto no es para vivir; es
para cruzarlo”, nos ha enseñado Emérito mientras bajábamos por el desierto,
junto a los beduinos (el pueblo de las 3T: Tienda, Tribu y Tradición) en la
tierra de Benjamín, Samaría. Mi gratitud a Jansi, Javier, Emérito y nos guías
por este territorio.
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