Martes de sesiones de coaching estratégico en Madrid. Nunca dejo de
sorprenderme de la ventaja competitiva que supone para un Director General
(como en el caso de esta mañana) contar con un “espejo” (a much@s nos parece la
metáfora más apropiada) para reflexionar y descubrir, para llevar adelante un
plan de acción, para generar nuevos y más valiosos hábitos que superen las
inercias del pasado.
Y el viernes comenzamos la cuarta edición del Programa Superior de
Coaching Ejecutivo en Fundesem, en Alicante, la auténtica “ciudad de la luz”.
La luz, con coaching, es mucha más luz, y por eso Alicante es una de las
principales ciudades del Talentismo, de esta nueva época en la que el Talento
es más valioso que el Capital.
Entre los artículos que he podido leer estos días, me gustaría
destacar “El éxito económico depende de los emprendedores”, de Isidro Fainé,
presidente de CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos) y del
grupo La Caixa.
El autor comienza recordándonos el fin de la recesión: “El clima que respiramos hoy es
muy distinto al de hace un año. Incluso al de hace tan solo unos meses. La
economía española comienza a dar señales claras de estabilidad y de
recuperación incipiente.
Se comienza a extender un mayor optimismo respecto a las
perspectivas económicas de España. Un optimismo cauteloso, como no podría ser
de otra manera, pero las cosas se ven distintas. Nuestro futuro se contempla,
en nuestro país y fuera, de un modo más positivo.
No en vano, después de nueve trimestres en recesión, la
economía española registró en el tercer trimestre de este año un crecimiento
del 0,1% en relación con el trimestre anterior. No es mucho, pero es un dato
positivo. No solo por el signo, sino porque también sugiere que estamos en la
dirección adecuada.
La disminución de las tensiones financieras, la mejora
del propio sistema financiero, el buen comportamiento de las exportaciones y la
capacidad para atraer inversiones internacionales apuntalan este avance
económico. Una mejora que hubiera sido impensable sin el esfuerzo realizado por
las familias, las empresas y el sector público.
Especialmente buenos han sido los datos del sector
exterior, una clara demostración de lo mucho que ha mejorado la competitividad
de las empresas españolas en estos últimos años.
Otro factor clave que ha cambiado es la confianza. Crece
la confianza a medida que la economía española está reduciendo sus
desequilibrios. Son muy importantes las medidas que se están adoptando para
lograr la reducción del déficit público; la fuerte reestructuración bancaria
acometida; el doloroso proceso de devaluación interna (reajuste de precios, de
salarios y de márgenes); y la corrección de nuestro déficit comercial exterior.”
Y después Isidro
Fainé lo conecta con los desafíos a los que nos enfrentamos: “Nos encontramos en los inicios de la
recuperación y es un buen momento para tonificar de nuevo el músculo inversor.
Sin embargo, indudablemente, aún quedan retos pendientes. El proceso de
desapalancamiento continúa y aún nos queda recorrido para reducir la deuda
privada y para detener el crecimiento de la deuda pública. Pero, lo más
importante de todo, es que España debe volver a crear empleo.
En el tercer trimestre de 2013, el empleo aumentó en
40.000 personas, uno de los incrementos más altos de los últimos años. No
debemos olvidar que nuestro crecimiento futuro dependerá, en gran medida, de la
capacidad de la economía de generar ocupación, porque la recuperación no
culminará hasta que se traslade a las familias y, por tanto, disminuya el
desempleo.”
A partir de ahí,
nos habla de la labor de CEDE: “Desde
hace 12 años, la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) se
reúne anualmente para analizar los principales desafíos a los que deben hacer
frente los profesionales que gestionan las empresas españolas. Este año,
gracias al apoyo de las instituciones andaluzas, la cita se ha celebrado en
Málaga los días 13 y 14 de noviembre. Más de 1.500 directivos de toda España
hemos analizado las estrategias que las empresas deben aplicar para impulsar la
recuperación económica y fomentar la generación de empleo. Porque, al hablar de
las grandes magnitudes macroeconómicas y de la problemática financiera,
corremos el riesgo de pasar por alto un elemento que, en realidad, es el más importante
para el futuro de un país y sus ciudadanos.”
Y remarca: “El factor principal que determina el éxito
de una economía y de sus empresas no es otro que la existencia de
emprendedores. Personas comprometidas, perseverantes, con visión realista, con vitalidad
y energía, con sentido de la responsabilidad social y con dotes de liderazgo
que les permita tener la capacidad (a menudo innata) de asumir riesgos, pero
también fracasos.
En el contexto que estamos viviendo, nos equivocaríamos
si prescindiéramos de los cambios y nos limitáramos a gestionar nuestra
posición actual en los mercados, como si fuera un factor estático. El cambio es
hoy el único principio de gestión incontestable. Los líderes se deben preparar
para situaciones que ni siquiera pueden imaginar. Lo peor que nos puede pasar
es que nuestras empresas pasen a estar básicamente administradas, en lugar de
estar dirigidas. O, mejor aún, lideradas.”
Sí, el liderazgo.
Fainé escribe: “A lo largo de mi carrera
profesional he conocido a muchos líderes, de diferentes sectores y con
distintas filosofías, de quienes siempre he intentado aprender. Todos los
líderes comparten unos rasgos comunes, unas características, que todos
deberíamos procurar incorporar como guía de actuación. El líder innova, no administra.
El líder desarrolla, no se limita a mantener. Se centra en las personas y no en
los sistemas y estructuras. Tiene una perspectiva de largo alcance, no una
visión cortoplacista. Pone en tela de juicio la situación de las cosas, no se
limita a aceptarlas. Comunica, no ordena. Inspira confianza y consigue que sus
colaboradores confíen en sí mismos.
En definitiva, un buen líder debe tener visión,
credibilidad, confianza en sí mismo, optimismo en el futuro y auctoritas, es decir, una autoridad
moral socialmente legitimada y reconocida.”
Y concluye: “Debemos intentar mejorar los tiempos que nos
ha tocado vivir. De nada sirve lamentarse. Los esfuerzos que hemos realizado
estos últimos años están produciendo sus primeros resultados. Pero debemos
proseguir en el esfuerzo y estar preparados para aprovechar las oportunidades
que, hoy, ya están surgiendo.
Con todo el bagaje que hemos acumulado, no tengo ninguna
duda de que estamos muy bien preparados para lo que nos depare el futuro. Tal
como dijo Séneca, “no hay árbol más recio y consistente que aquel que el viento
azota con frecuencia”.
No puedo estar más
de acuerdo con el Presidente de CEDE (lamenté mucho no poder estar en Málaga
escuchándoles a él, a César Alierta, a Rosa García, a Raúl Grijalba, a Mario
Alonso Puig, a Felipe González y a tod@s l@s ponentes de la jornada del jueves
pasado) en que de nada sirve lamentarse. Sin embargo, los emprendedores no
surgen por generación espontánea. No se “hacen” si no hay voluntad, si no se
sienten pres@s (de ahí surge el término “em-prender”, sentirse pres@ de un
proyecto) de un proyecto ilusionante, si no prefieren la libertad a la supuesta
seguridad que ofrece obedecer en lugar de iniciar. No somos un país con muchos
emprendedores por la sencilla razón de que no educamos demasiado para ello.
Hoy, Percival
Manglano, que fue Consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid y
ha escrito el libro Pisando charcos,
publica el artículo “Necesitamos políticos emprendedores”. En él proclama: “Una
de las características del sistema político español es que disuade el espíritu
emprendedor.” “La carrera del político medio no está basada en liderar un
proyecto innovador que ofrezca a los electores españoles una oferta política
distinta y mejor de la que tenían hasta ahora.” Como ejemplos de empresario,
nos ofrece a Juan Roig. Y añade: “La estructura de los partidos políticos
españoles -particularmente, la de los dos principales- está basada en una
jerarquía burocrática que disuade el espíritu emprendedor. El éxito del
aspirante a político no depende de que innove o tenga iniciativas políticas
originales que satisfagan las aspiraciones de cambio de los electores
españoles. Depende, más bien, de que ejecute las órdenes que se dictan desde
sus cúpulas. La innovación en estos partidos cae víctima del acatamiento.”
Escasas innovaciones en la campañas electorales, por ejemplo. “Los sondeos
electorales ya están apuntando una fuga de los españoles hacia los nuevos
partidos que ofrecen innovación, emprendimiento y modernidad.” Y concluye: “Los
que nos sentimos comprometidos con uno de los dos grandes partidos -en mi caso,
con el PP- pedimos cambios, emprendimiento y regeneración democrática
precisamente porque queremos lo mejor para él.”
Emprender no es un
deseo; debe ser una realidad. Si algo nos debería haber enseñado esta mal
llamada crisis es que la supervivencia de una organización no depende de una
idea genial o de un producto único (que antes o después –más bien antes- se
imita), sino de Calidad Directiva. Los emprendedores que no saben liderar un
proyecto (que no hacen tándem, que no forman un quinteto, que no cuentan con un
equipo de alto rendimiento) no lo llevan adelante durante mucho tiempo.
Emprender –con éxito- es liderar y liderar es contar con calidad directiva. Y
en eso somos los 51º del mundo, después de haber perdido ocho puestos.
Mi gratitud a
quienes emprenden de verdad, que perseveran y no se rinden en su propósito. Y
especialmente, más allá de la actitud (innegable), a quienes saben liderar
profesionalmente. Porque el Liderazgo no se improvisa.
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