Sábado familiar, en Juguetrónica con
Zoe por la mañana, comida con mis padres, hermana, cuñado y sobrina y por la
tarde leyendo y viendo al gran Alberto Córtez (¡cómo me ha emocionado
escucharle en directo “Cuando un amigo se va”, en recuerdo de Paco de Lucía) y
a Rafaella Carrá, una mujer con una energía desbordante.
Mi lectura ha sido el último libro de
Sonja Lyubomirsky, “Los mitos de la felicidad”, recién publicado. Nadie como
ella ha estudiado la Felicidad, un concepto plagado de falacias y clichés. Por
ello, cita a Louis Pasteur: “La oportunidad favorece a la mente preparada”. Lo
que ella llama “los mitos de la felicidad” es la creencia de que ciertos logros
(el matrimonio, los hijos, el trabajo, la riqueza) nos harán felices, en tanto
que algunas adversidades (problemas de salud, falta de pareja, escasez de
dinero) nos harán infelices.
Sonja, a quien tuve el honor de
presentar en su primera visita a España (aquel maravilloso Congreso de la
Felicidad de La Coruña), divide el libro en 10 momentos críticos, en tres
partes: Relaciones, Dinero/Trabajo y Madurez. “La alegría y la congoja se
entretejen sutilmente” (William Blake). En general, sobrevaloramos la duración
y la intensidad de la desesperación (Tim Wilson, Universidad de Virginia, y
Daniel Gilbert, Harvard). Ellos lo llaman “sistema inmunitario psicológico”.
Por ello, la Lyubomirsky recomienda, frente a las decisiones en un abrir y
cerrar de ojos (lo que Malcolm Gladwell llama “Blink”, el poder de la
intuición), la reflexión: “Think, don’t blink” (Piensa, no parpadees). Consejo
de la autora: “Cada un@ debemos escoger y moldear nuestro propio camino
exclusivo”.
A. Vinculaciones.
1. “Seré feliz… cuando me case con la
persona adecuada”. Cuando un@ se casa, al parece el impulso dura dos años, por
la adaptación hedonista. El amor apasionado suele convertirse en amor
verdadero. Para que siga habiendo chispa: variedad, sorpresa, novedad…
actividades “expandibles” (Art Aron, Universidad Stony Brook de Nueva York).
“El primer beso es mágico; el segundo es profundo; el tercero es rutina”, decía
Raymond Chandler. En el 13% de las parejas dura la pasión, según ha demostrado
la profesora Shelly Gable. Ocurre porque tienen objetivos “de acercamiento” y
no “de evitación”. Para cultivar la relación, Sonja nos recomienda sacar
provecho de las buenas noticias de tu pareja, ayudar a tu pareja a conseguir tu
yo ideal y aprovechar el contacto físico (reavivar el cariño y la ternura).
2. “No seré feliz… si mi relación
fracasa”. Las emociones positivas son el antídoto de las negativas. “Las
emociones positivas abren paso a caminos de crecimiento que conducen a las
personas a convertirse en mejores versiones de sí mismos” (Barbara Fredrickson).
Es importante la “sincronía lingüística” (coincidencia en el estilo de
lenguaje) y para arreglar nuestra vida marital, el apoyo social (familiares y
amigos), el aprendizaje de nuevas maneras de lograr la intimidad y sacarle
sentido a la vida cotidiana, y el perdón. “Encierra las experiencias negativas
en una caja”, nos recomienda la autora. Y marcharse antes de que sea demasiado
tarde, porque “después del divorcio la vida continúa”.
3. “Seré feliz… cuando tenga hijos”.
Tener hijos es costoso, extenuante, estresante y emocionalmente agotador. Jamie
Pennebaker (Universidad de Texas en Austin) recomienda descubrir nuestros
sentimientos en un diario para fortalecer nuestra salud física y mental.
También es bueno tener una perspectiva general y tomarse vacaciones.
4. “No seré feliz… si no tengo
pareja”. Las personas que siempre han estado solteras están igual de sanas que
las casadas y viven exactamente lo mismo (J. S. Tucker). Lo del soltero triste
es un mito; las relaciones no tienen por qué ser exclusivamente románticas. El
reto es reorientar los objetivos y, si un@ es solter@, ser la mejor versión
posible.
II. Trabajo y dinero.
5.
“Seré feliz… cuando encuentre el trabajo apropiado”. Hay un “efecto
resaca” tras una promoción o un mejor empleo, que dura un año (la felicidad
vuelve al nivel anterior). Se trata de ser realista en las aspiraciones, de
revivir experiencias concretas, de poner el foco, de ser sinceramente
agradecid@, de cambiar el punto de referencia, de disfrutar de cada trabajo
como si fuera el último. Sí, tener expectativas es vital, pero cuidado con
frustrarse por no alcanzarlas. Lo importante es pasarlo bien en el viaje,
porque para tener éxito lo importante es fluir y la diligencia (ciclos de
10.000 horas de práctica deliberada).
6. “No seré feliz… si me arruino”. El
dinero no compra la felicidad por varias razones: 1. Los ingresos y la
felicidad están correlacionados de una forma poco fuerte. 2. El vínculo es más
fuerte para las personas más pobres que para las más ricas. 3. La relación es más
estrecha por países que por individuos. Para vivir con menos, aplicar la vieja
virtud del ahorro. Gastar en experiencias más que en cosas, en pequeños
placeres, en aunar esfuerzos y ser creativ@s.
7. “Seré feliz… cuando sea rico”. Es
fácil acostumbrarse al dinero, por muchas inclinaciones materialistas que
tengamos (SJ nos ofrece un test al respecto). Es mejor dedicar el dinero a
satisfacer necesidades, a l@s demás (Elizabeth Dunn), en proporcionarnos
tiempo… Y sobre todo, o permitamos que el éxito agrande nuestros defectos.
III. Echando la vista atrás.
8. “No podré ser feliz… si el
resultado de los análisis es positivo”. Ves lo que decides ver: “Mi experiencia
es aquello en lo que decido ocuparme” (William James). Como la atención es tan
importante, debemos promover la paz: de la naturaleza, de la meditación. Las
emociones positivas “sientan” bien y además “son” buenos (para ti, tu entorno y
la sociedad). En los malos momentos, moviliza (a corto plazo) y mnimiza (a
medio y largo), como nos ha enseñado Shelley Taylor (UCLA). Crea un legado, un
fin y un sentido.
9. “No seré feliz… si no acabo
jugando en el Madrid o en el Barça” (Sonja nos habla de los Yankees, pero así
lo entendemos mejor). Debemos meditar sobre los contrafácticos de nuestra vida
(lo que pudo ser y no fue) y lograr una coherencia autobiográfica (el coaching
también ayuda en eso). Para prevenir el arrepentimiento por la pasividad,
correr un riesgo al mes (es más fácil racionalizar los actos que la inacción,
el arrepentimiento por lo no hecho se magnifica con el tiempo, las
consecuencias de la inacción son ilimitadas y somos más proclives a rumiar lo
inconcluso que lo realizado –efecto Zeigarnik). Déjate de comparar, lleva un
diario, cuenta con los expertos y recuerda que la perfección está
sobrevalorada.
10. “No seré feliz… cuando los
mejores años de nuestra vida hayan pasado”. Hay una gran falacia al juzgar los
mejores años. Debemos llenar nuestra corriente psicológica en lugar de comparar
tiempos: reproducir los momentos difíciles, analizar los desdichados y mirar al
futuro con objetivos vitales trascendentes. Está demostrado que la segunda
mitad de la vida es mejor que la primera (Laura Carstensen, Stanford).
En la conclusión, Sonja nos hace
partícipes del nacimiento de su hija Isabella el 12 de febrero de 2011. La
madre tenía 44 años, su marido 10 más y los hermanos de Isabella, 9 y casi 12. Un
tercer hijo es el mayor indicador de deserción laboral de una mujer; para ella
ha sido alegría y felicidad.
Gran libro. Nos viene de maravilla
para mejorar en nuestra felicidad. Mi gratitud a Sonja, a su equipo de
investigadores y a quienes nos enseñan que la felicidad no se “busca”, sino que
se construye conscientemente.
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