Se han cumplido hoy diez años de un
luctuoso acontecimiento: el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004, el
mayor de la historia de España, el más sangriento de Europa. 192 fallecidos, 1.600 heridos.
Tod@s recordamos dónde estábamos
aquel 11 M. En mi caso, me encontraba en la UCUF, la Universidad Corporativa de
Unión Fenosa (hoy Gas Natural Fenosa) con José María Vázquez Pena, DG de
Recursos, y varios de sus colaboradores. Nos reunimos el día antes, dormimos
allí y estábamos desayunando cuando nos informaron del atentado (dos
profesionales de Fenosa fallecieron en la catástrofe). Pudimos trabajar, a
duras penas, hasta el almuerzo. Mi gratitud a José María Vázquez Pena, uno de
los mayores talentos y líderes que tenemos en la gestión de personas en España.
JMVP dejó Unión Fenosa en octubre de 2009 después de más de 31 años en esta
gran compañía eléctrica. En estos momentos es un consejero y asesor de enorme
prestigio. He aprendido mucho de él; de su perspectiva y perspicacia, su
serenidad alegre y cercana y su optimismo inteligente.
Por la tarde, fui a Barajas (Terminal
3) y asistí al silencio más inquietante que jamás he presenciado jamás en un
aeropuerto. Tomé un vuelo a La Rioja, porque Unilever había convocado a l@s 50
primer@s directiv@s en Arnedillo para avanzar en su programa de transformación,
liderado por el presidente, José María Vilas. Vilas (Graus, Huesca, 1954) ha
dedicado tres décadas a la dirección de compañías como CPC, Bestfoods y
Unilever, donde fue presidente ejecutivo. Una vez se prejubiló de la compañía
anglo-holandesa, escribió el mejor libro que existe sobre la relación entre las
marcas líderes y los distribuidores y posteriormente se convirtió en presidente
de Panrico (con 60 entidades financieras como accionistas). De José María Vilas
admiro su inteligencia práctica, su habilidad para escuchar y emitir las
prioridades, su humanidad, humildad y generosidad. Uno de los mejores
directivos de nuestro país.
Me he acordado mucho de los dos José
María durante esta década. Han seguido carreras profesionales de éxito,
abandonando las empresas en las que estuvieron durante muchos años,
supuestamente por la edad (recordemos, siguiendo a John Barrymore, que un@ es
joven mientras sus ilusiones, sueños, proyectos, metas superen a sus
añoranzas). Como profesionales libres, como emprendedores, son prestigiosos
consejeros y valiosos asesores.
Por lo demás, recomiendo la lectura,
hoy en Marca, del artículo de mi amiga Patricia Ramírez: “Puyol y la
ejemplaridad del liderazgo”. “Un jefe tiene subordinados, un líder tiene
seguidores”, comienza diciéndonos Patri. “Las personas consiguen hacerse
grandes, tanto a nivel profesional como personal, no solo por la demostración
de su talento, sino por una serie de valores, que les dan credibilidad, respeto
y una sana autoridad dentro del grupo. Puyol sabe estar, dentro y fuera del
campo. No necesita expresarse con agresividad ni con ira para tener autoridad”.
Patricia Ramírez dice de Carles Puyol que es una persona humana, humilde,
trabajadora, nada victimista. Como buen gestor de personas, además empatiza, se
esfuerza, anima y motiva, transmite seguridad, comunica de forma respetuosa… ¡Qué
sencillo es de explicar el Liderazgo, y qué difícil encontrar líderes a la
altura de las circunstancias! Gracias, Patri, por tus enseñanzas.
En un reciente programa de La 2,
Patricia Ramírez nos recomendaba, con todo acierto, cambiar el foco de atención
para ser (más felices). “Las personas felices no lo son porque tengan más, sino
porque ponen su atención en lo importante”. Efectivamente, lo que piensas es lo
que sientes.
Y una reflexión final, del maestro
Carlos Ongallo, DG de EBS: “Las personas generosas nunca tienen problemas
mentales ni emocionales”. Sí, en el Talentismo la generosidad es la clave.
Gracias, Carlos, por tu permanente ejemplo de esa virtud.
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