Anoche, después de habernos tomado un helado en Fredo
Fredo (Padre Damián, 15; abierto desde hace 47 años), mi hija Zoe y yo vimos
una vez más La La Land en Movistar +. ¡Qué gran película! A Zoe le encanta y
prácticamente se sabe los diálogos. Ya sabes, el cine es el “método del caso”
del siglo XXI.
Richard Thaler (New Jersey, 1945), premio
Nobel de Economía 2017, es uno de los mayores expertos en “Behavioral
Economics” (Economía Conductual). Como explicaba un sevidor en ‘Del Capitalismo
al Talentismo’, la Economía Conductual es uno de los pilares de esta nueva era
en la que el talento es lo más valioso. El Dr. Thaler publicó durante tres años
(1987-1990) una columna, ‘Anomalías’ (Journal of Economic Perspectives) en la
que mostraba cómo la conducta humana era distinta al planteamiento
microeconómico convencional. De principios de los 90 son sus libros ‘Economía
casi-racional’ y ‘La maldición del ganador. Paradojas y anomalías de la vida económica’.
Richard Thaler aparecía en una mesa de black Jack explicando junto a Selena
Gómez cómo se había producido la crisis de las subprime en la película ‘La gran
apuesta’ (The big short), de 2015, basada en el libro de Michael Lewis.
Para un servidor, los “siete magníficos” de
la economía conductual son Amos Tversky (1937-1996), Daniel Kahneman (1934;
premio Nobel de Economía 2002), Dan Ariely (1967), George Loewenstein (1955),
por supuesto Richard Thaler, George Akerlof (1940; premio Nobel 2001) y Robert
Shiller (1946; premio Nobel 2013). Más de la mitad ya son premios Nobel de
Economía, desde la psicología (positiva).
El libro ‘Misbehaving’ de Richard Thaler
(2015) sí lo había comentado en este blog (12 de julio de 2016). Sin embargo,
sobre ‘Nudge’ (título aquí traducido por ‘Un pequeño empujón: el impulso que
necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad’),
coescrito con Cass Sunstein en 2008, todavía no había publicado nada. Enmendaré
el error.
La tesis de Thaler, suficientemente probada,
es que los humanos preferimos las opciones más fáciles sobre las más adecuadas.
Aplicable a la comida rápida, muchas parejas, el gasto, etc. El “empujoncito”
es animar a la población a hacer lo más correcto, por ejemplo colocando la
comida saludable en los mejores sitios del supermercado (en 2010, el primer
ministro británico David Cameron creó una unidad de “nudge”, lo que no le
impidió tomar una decisión asnal, aunque facilona, como el referéndum del
Brexit).
En este libro, Thaler y Sunstein nos explican
los principios de la Economía Conductual:
- “Choice architecture” (arquitectura de nuestras elecciones). El diseño nunca es neutro,
depende de patrones previos (nuestro carácter). Por ejemplo, la donación de
órganos, en la que España es líder desde hace tiempo (recomiendo las líneas de
Rafael Matesanz en el libro ‘Digitalízate o desaparece’ de Adolfo Ramírez).
- “The path of least resistance” (la menor resistencia). Solemos escoger
lo que nos resulta más fácil, sea la bollería industrial o el pretendiente que
más parece interesarse por nosotr@s.
- “Heurística”.
En un mundo VUCA (híperVUCA) nos fiamos de los atajos. Kahneman y Tversky
identificaron tres principales: el anclaje (si se les pregunta a estudiantes si
son felices y con cuánt@s chic@s salen, el resultado es seis veces mayor si se
cambia el orden), disponibilidad (los eventos traumáticos influyen más en
nuestra conducta) y representatividad (estereotipos).
- Optimismo
(no necesariamente inteligente) y exceso
de confianza. Con frecuencia sobreestimamos nuestras capacidades. Por
ejemplo, más del 90% de los conductores y más del 90% de los profesores se
creen mejor que la media.
- Aversión
a la pérdida. Nos cuesta el doble (mentalmente) perder algo que ganarlo.
Por ejemplo, perder el teléfono móvil frente a recuperarlo.
- Framing (Marco). El contexto influye poderosamente en nuestras decisiones.
Por ejemplo, que un médico diga que el 90% de las operaciones son un éxito o
que 10 de cada 100 pacientes mueren, o la pregunta de un referéndum.
- “Status quo bias” (sesgo del orden establecido). Más vale lo malo conocido, sea una
entidad financiera o una compañía telefónica de la que eres cliente, o tu canal
de televisión. La gente normal se deja llevar por la inercia.
- Emociones.
El estado emocional afecta decisivamente a las decisiones, como ir de compras
con el estómago vacío u opinar sobre una película según las condiciones a las
que hayas ido a verla.
- “Mindless choosing” (elecciones absurdas). Hacer las cosas “con el piloto automático”,
como comer. Focalizar la atención ayuda.
- “Contabilidad mental”. El dinero debería
ser lo mismo en cualquier situación. Sin embargo, no se valora igual el
efectivo que la tarjeta de crédito. ¿Y si pensáramos en el coste en lugar de la
temperatura al poner el termostato en casa?
- “Herd behavior” (comportamiento de la
manada). Queremos, en general, conformidad con el grupo. Por ello, la
influencia social es de los “empujoncitos” más importantes. Por citar un caso,
las notas de l@s estudiantes correlacionan con las de sus compañer@s.
- Priming (“cebar”). Solemos contar con información irrelevante que modifica
nuestra decisión. Preguntar antes de unas elecciones si van a votar eleva la
probabilidad un 25%.
- Feedback (retroalimentación). Dar feedback en tiempo real cambia las
decisiones. Por ejemplo ahora se hacen mejores fotos en el móvil porque puedes
verlas al instante.
- Comparaciones.
Parece más fácil tomar decisiones cuando hay “comparadores”. Es
recomendable clarificar cuáles son los criterios (porque podemos estar
comparando “churras con merinas”).
“Nudging”
(concepto acuñado por el propio Thaler) es empujar suavemente a la población a
que tome mejores decisiones, más beneficiosas para ellos. Porque el “homo
economicus”, perfectamente racional, sería “pensar como Einstein, almacenar
tanta información como Big Blue y tener la fuerza de voluntad de Gandhi”, a
decir de Thaler.
Richard Thaler nos advierte de que “nudging”,
empujar suavemente, es una tercera vía de “paternalismo libertario”. Ya sabes
que la diferencia entre la sana influencia y la manipulación está en la ética
(“el modo más inteligente de vivir”, José Antonio Marina).
El premio Nobel de Economía incluye un
incentivo económico de más de un millón de dólares. Richard Thaler ha declarado
que trataré de gastarlo “de la manera más irracional posible”. L@s “sapiens”
nos equivocamos con frecuencia. Sin embargo, es mejor que el perfecto “homo
economicus”, tan racional como Mr. Spock. Es el más estúpido de todos
(siguiendo a Sen) porque se pierde las emociones. Bienvenidas sean, siempre.
La canción de hoy es ‘Havana’ de Camila
Cabello: www.youtube.com/watch?v=HCjNJDNzw8Y
recomendada por mi hija Zoe. “Half of my heart is in Havana”. Gracias, Zoe, por ser como eres.
Etiquetas: Economía conductual, Nudge, Talento, Thaler