Wonder Woman: el Liderazgo femenino como Súperpoder


Ayer estuve viendo los dos último capítulos de la quinta temporada de ‘House of Cards’. Kevin Spacey, más shakespeariano que nunca. Robin Wright (que dirige el último capítulo), perfecta en el tándem de los Underwood (presidente y vicepresidenta). También he visto en Netflix ‘What the Health’, sobre la dieta y su relación con la diabetes y el cáncer. Un documental muy interesante (8’6/10 en IMDB) dirigido por Kip Andersen y Keegan Kuhn. Es la continuación de ‘Cowspiracy’, producido por Leonardo di Caprio.
La lectura de hoy ha sido ‘Wonder Woman. El feminismo como Súperpoder’, de Elisa McCausland. Periodista e investigadora de la cultura pop, Elisa ha publicado cinco libros anteriores.
Creada por William Moulton Marston en 1941, Wonder Woman (aquí llamada “La Mujer Maravilla”) es uno de los personajes de tebeo más célebres de todos los tiempos. Para la autora, representa un feminismo que hace justicia a la amazona. El texto incluye testimonios exclusivos de figuras ligadas al universo de la súperheroina, como la activista Joanne Edgar, los ensayistas Jill Lepore y Trina Robbins, los guionistas Greg Rucka y Phil Jiménez, la dibujante y guionista Renae De Liz y la nieta del creador de Wonder Woman, Chriestie Marston.
“No se trata de que la mujer arrebate el poder al hombre. Eso no cambiaría el mundo. Se trata de demoler la concepción establecida del poder”, Simone de Beauvoir. William Moultin Marston ideó un personaje bello como Afordita, sabio como Atenea, más rápido que Hermes y más fuerte que Hércules. Una princesa de las amazonas arquetipo de la guerrera, con repele las balas con sus brazaletes.
Nació durante la II Guerra Mundial, en plena fiebre patriótica, como heraldo del capitalismo y la democracia. Diana de Themyscira es “una inmigrante modélica” que lucha por los valores de los Estados Unidos. Su enemigo es el dios Ares/Marte, el dios de la guerra. El uniforme que porta (con la tiara, los brazaletes y el lazo mágico o de la verdad) le sirve para vencer a sus rivales. Marston era psicólogo, abogado, inventor y guionista de cómics, un “anfibio cultural” que publicó en 1928 ‘Las emociones de la gente normal’. No consiguió abrirse camino en la historia del cine, pero sí en la de los tebeos. Harry George Peter convirtió el “hedonismo utópico” (Placer & Significado, la clave de la Felicidad) en imágenes hasta 1958.
“El feminismo hizo a Wonder Woman y, más tarde, Wonder Woman rehízo el feminismo”, Jill Lapore. El sufragismo de inicios del siglo XX, presente en Hollywood, derivó hacia la “New Woman”, en la poesía y en la ciencia ficción. Las amazonas (un mito presente en los escritos de Homero, Píndaro y Apolodoro) que batallan, tiran con arco, montan a caballo, gobiernan su sexualidad y no contemplan el matrimonio, se trasladaron a las viñetas. La activista Théroigne de Méricourt (1762-1817), apodada “la amazona escarlata”, intervino en la toma de la Bastilla. Wonder Woman tiene las características de una Súperheroina: nombre/código, disfraz, servicio público y poderes especiales (según el historiador Peter Coogan). No es sólo un producto de su época, sino de un estilo de vida. “El amor es dar, alimentar, forjar alianzas altruistas con el ser amado” (Marston, ‘Emotions of Normal People’).
Tras la Edad de Oro, Wonder Woman sufrió una crisis por las diatribas contra ella del psiquiatra Robert Wertham. Y vivió una “edad de plata” del 68 al 73. Desde entonces y hasta 1992 George Pérez se hizo cargo del personaje y solidificó el mito. Se convirtió en heroína “post 11-S” (WW estuvo allí) frente al espíritu de la posverdad. Una figura para una nueva era. Entretanto, la serie de televisión protagonizada por Lynda Carter, el largo proyecto cinematográfico y la cinta recientemente estrenada, de la que he hablado en este blog.
El Liderazgo Femenino suele destacar precisamente en las cualidades de Wonder Woman. Tres consultoras de McKinsey (Joanna Barsh, Rebecca Craske, Susie Cranston)  realizaron un estudio con 85 mujeres líderes de todo el mundo y estableció un modelo de “Liderazgo centrado” con cinco dimensiones: Significado (meaning), que es conocer tus puntos fuertes y ponerlos a servicio del proyecto de forma inspiradora; Gestión de la energía (fluidez); Marco positivo (autoconocimiento, optimismo, iniciativa); Conexión (networking, patrocinio, reciprocidad, inclusión); Engagement (voz, dominio, asunción de riesgos, adaptabilidad). Las precondiciones son la inteligencia, la tolerancia al cambio, deseo de liderar y habilidades de comunicación. El impacto es Presencia, Resiliencia y Sentido de pertenencia.
El Liderazgo Femenino detaca en Significado (tal como lo han estudiado Tal Ben-Shahar, Martin Seligman y Sonja Lyubomirsky), Gestión de la energía (Csikzentmihakyi, Jim Loehr y Tony Schwartz), Marco positivo (Seligman y Jonathan Haidt), por supuesto en Conexión y en Engagement (Daniel Gilbert, Marshall Rosenberg).
El Nuevo Modelo de Liderazgo de Right Management “P3 L Model” (de People, Purpose, Performance), presentado en Toronto (HR Leaders Summit) en noviembre de 2016 por la Dra. Kathleen Clancy Jefferson, profundiza en la misma línea. www.right.com/wps/wcm/connect/right-us-en/microsites/p3leadermodel. El Modelo redefine el Liderazgo efectivo en el Human Age apostando por la Brillantez (curiosidad, conocimientos, pensamiento crítico), la Perseverancia, el Drive (motivación interna) y la Adaptabilidad. El Liderazgo Femenino suele estar más dotado en esas cuatro características.
Wonder Woman tiene (en los cómics y en la película) una fuerza similar a los kriptonianos como Supermán, gran inteligencia (habla 10 idiomas), puede volar a gran velocidad, es inmortal, no envejece y posee una belleza extraordinaria. Es una excepcional combatiente. La embajadora de las amazonas ante el resto del mundo cuenta con un lazo mágico que obliga a decir la verdad, es indestructible y hace perder la memoria. Su tiara sirve de boomerang y los brazaletes repelen las balas. Wonder Woman tiene dos puntos débiles: pierde sus poderes si es atada por el lazo mágico (en un episodio lo rompe y queda débil, con el pelo cano y envejecida) y también si un hombre une sus brazaletes, de modo que sirven contra ella de esposas.    

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