Mindset: La actitud del éxito es tu "flauta mágica"


Disfruté muchísimo anoche en el estreno de ‘La flauta mágica’ (Die ZauberFlöte), la última y más popular ópera de Mozart, con mi amigo José Manuel Mas, DG de Experis, y media docena de clientes en el Gran Teatro del Liceo. Como sabes, este cuento de hadas trata de un Egipto imaginario, en el que Sarastro, sacerdote de Isis, lleva a las personas a la búsqueda de la verdad a través de un proceso de purificación hacia la espiritualidad, desde el verdadero Amor, la valentía y la lealtad que superan las tentaciones y los sucedáneos: el puro instinto, el miedo, la tiranía y la sumisión.
La producción de Barrie Kosky, Suzanne Andrade y Paul Barrit (videocreación) es sensacional. Inspirada en el Berlín de 1920, combina pintura, cabaret, cine mudo y animación. Papageno sugiere a Buster Keaton, Monostratos se asemeja a Nosferatu, Pamina es una Louise Brooks. Fantasía, surrealismo, magia y emociones. Ayer en el primer café de la mañana les pregunté a mis compañer@s si, después de una semana sin hacerlo, volvía a poner canciones en este blog. Me sugirieron que una, a modo de “banda sonora” para leer la entrada. Gracias Jaime, Mª José, Elena y Pedro por la idea. La de hoy es de ‘La flauta mágica’, el famoso dueto de Papagena y Papageno: www.youtube.com/watch?v=87UE2GC5db0  
Antes del Liceo, tuve un poco de tiempo para ir a la librería inglesa de la calle Balmes, donde compré un par de libros sobre el poder de la empatía y los contextos para la genialidad.
Y hoy en el AVE de vuelta a Madrid (6,25 de la mañana), he vuelto a leer ‘Mindset: la actitud del éxito’ de Carol Dweck. Considero a la profesora Dweck, de la Universidad de Stanford, una de las mayores expertas mundiales en Talento. Aunque su obra es de 2006, la editorial Sirio acaba de reeditarla. Me alegro de ello.
Carol está especializada en el crecimiento humano y escribió este texto a petición de sus alumnos. Trata, evidentemente, sobre el poder de las creencias (nuestro “mindset”, nuestra mentalidad), sobre cómo nos enfrentamos al fracaso y al éxito, desde un modelo mental fijo (somos como somos) o de crecimiento (lo que podemos aprender). “Esta mentalidad de crecimiento se basa en la creencia de que tus cualidades básicas son algo que puedes cultivar por medio del esfuerzo”. Eso lo cambia todo. Si cambias tu mentalidad, cambias tu vida.
“Yo no divido el mundo entre débiles y fuertes, ni entre éxitos y fracasos… Yo divido el mundo entre los que aprenden y los que no” (Benjamin Barber, sociólogo). La Dra. Dweck se pregunta: “¿Cuándo te sientes inteligente: cuando eres impecable o cuando aprendes?”. La diferencia es impresionante. Del error se aprende; el fracaso es una identidad (mentalidad fija).
Rehuir, engañar o culpar no es receta para el éxito. La receta es transformar es esforzarse y transformar el conocimiento en acción. Para ello, necesitamos confianza, seguridad en nosotr@s mism@s.
Carol nos advierte del riesgo de los elogios y las etiquetas positivas. Debemos reconocer por el esfuerzo, por el aprendizaje. No “por lo que son”, sino “por lo que hacen”. “En la mentalidad fija, tanto las etiquetas positivas como las negativas pueden jugar con tu mente. Cuando te ponen una etiqueta positiva, tienes miedo de perderla, y cuando te ponen una mala, tienes miedo de merecerla”.
En el deporte como en la empresa y en la vida, la mentalidad de crecimiento encuentra el éxito en hacerlo lo mejor posible, en mejorar, en superarse. Los contratiempos son inspiradores e instructivos, como toque de atención (“en la mentalidad fija, los contratiempos te etiquetan”). Se hace cargo del procedimiento (de mejora) y lo mantiene. “Todo deporte es deporte de equipo”.
Lo que llamamos Ego es pura mentalidad fija (“Soy un héroe, una superestrella”). La humildad es mentalidad de crecimiento. “El mismísimo momento en el que el líder se permite convertirse en la realidad principal por la que la gente se preocupa, en lugar d eque la realidad misma sea lo primero, ya tenemos la receta para la mediocridad, o peor aún” (Jim Collins, Empresas que sobresalen).
Lo mismo ocurre en las parejas: aquellas con mentalidad de crecimiento construyen juntas. Las de mentalidad fija buscan una compatibilidad instantánea, perfecta y completa. “Si tienes que trabajar por él, es que no estabas predestinada”. Se trata de desarrollarse en las relaciones.
Carol Dweck insiste en que podemos hacer mucho como madres, padres, entrenadores. Les lanzamos mensajes sobre el éxito y el fracaso, sobre el esfuerzo, el crecimiento. “Los niños aprenden pronto estas lecciones”. Los profesores excelentes (como Marva Collins) están fascinados por el proceso de aprendizaje. “Hacen que el cerebro sea más grande”. Crean una atmósfera estricta, disciplinada y muy cariñosa.
“La mentalidad de crecimiento se basa en la creencia del cambio”. Un texto excelente, que no ha perdido un ápice de vigencia diez años después. “Aprende y ayuda a aprender”.
La “flauta mágica” es nuestra herramienta para superar obstáculos, para pasar de la oscuridad a la luz, del odio del amor… Es precisamente nuestra actitud, nuestra mentalidad de crecimiento. Fe y Esperanza para el Amor. En el libreto de la ópera de Mozart: “La terrible noche deja paso a la espléndida mañana”. “Las mismas estrellas miran maravilladas, porque el Amor sigue una ley más alta que el que se enfrenta a este mundo de guerra, odio y muerte”.

Esta mañana me he incorporado al Consejo Científico del Club de Excelencia en la Gestión. Mi gratitud a Ignacio, Mercedes y a todo el equipo del CEG. Soy un firme partidario del Modelo de Excelencia (EFQM) y formar parte de una de las 10 empresas privadas 500+ es un honor y un privilegio. Espero aportar mucho a este Consejo.