La ética del caballero, en la hora del liderazgo

Ayer sábado fui a ver ‘Hermanísimas’, una película muy divertida, protagonizada por dos grandes comediantes, Tina Fey y Amy Poehler. Trata de las Ellis, que deben ir a la casa de sus padres en Orlando para “recoger” su habitación y dan en ella una fiesta con sus antiguos amigos. Las dos son veteranas de ‘Saturday Night Live’ (el guión de la película es de Paula Pell, también de ese show neoyorkino) y han tenido su propia sitcom (‘Rockefeller Plaza’, en el caso de Tina Fey; Amy ha puesto la voz a Alegría en ‘Inside Out’). Una cinta muy recomendable, con la que pasas un buen rato. “Cuando eres joven, vas de fiesta como si no hubiera un mañana. Cuando tienes 40, porque sabes que hay uno” (Tina Fey).
Este mes de abril, le daré una nueva oportunidad a Almodóvar con ‘Julieta’ (no se la merece desde el fiasco de ‘Los amantes pasajeros’, absolutamente extemporánea y sin gracia; ésta es un drama con Emma Suárez y Adriana Ugarte, actrices a las que admiro), trataré de disfrutar de la acción de ‘Objetivo: Londres’ (la anterior, en la Casa Blanca, me gustó cuando la vi en Ecuador hace tres años), posiblemente el documental ‘Hitchcock/Truffaut’ y alguna sorpresa (el thriller español ‘Toro’ o la comedia dramática francesa ‘O los tres o ninguno’).
De la prensa de hoy, dos grandes artículos de sendas personalidades a quienes admiro especialmente y considero maestros de la educación y la sociología respectivamente: José Antonio Marina y José Juan Toharia.
Marina titulaba su columna ‘El ideal del caballero’. El mentor del área de educación y generación de talento del Human Age Institute participó la semana pasada en la edición hablada de ‘El Quijote’ (RNE). “La historia del ingenioso hidalgo cuenta el poder transformador de un ideal. El ideal del caballero convierte al pobre Alonso Quijano en Don Quijote, a Miguel de Cervantes, un escritor mediano, en un genio literario, y al proyecto de una novelita cómica en una gran obra universal”. Sí, es la ética caballeresca de “perdonar a los humildes y castigar a los soberbios, socorrer a los miserables y desfacer a los rigurosos, desfacer injusticias”. Unamuno recomendaba, en la España bostezante y cutre de su época (que nos llevó a una guerra civil), resucitar a Don Quijote: “Haz como el caballero: endereza el entuerto que se te ponga delante”. JAM parece proponernos lo mismo en los tiempos que corren.
En otro diario, con otro prisma y en la misma línea, el maestro Toharia proclama que es ‘La hora del liderazgo’. “Quien fíe a la repetición de las elecciones la solución del actual puzle político no está sabiendo captar las señales que la ciudadanía lleva semanas emitiendo y que este sondeo de Metroscopia corrobora. Tres meses después del 20-D, el 70% de los españoles sigue prefiriendo un multipartidismo equilibrado al anterior escenario de corte binario. En proporción de dos a uno, continúan deseando que los partidos cedan todo lo que sea necesario para que se pueda formar Gobierno. Y, por si quedara alguna duda, las intenciones de voto que declaran para el caso de unas nuevas elecciones sugieren un resultado sensiblemente igual al que se dio en diciembre, con probables leves oscilaciones en los escaños de PP y PSOE y, posiblemente, con un diferente reparto entre Ciudadanos y Podemos del centenar largo de diputados que, en conjunto, ahora suman. Los acuerdos a tres bandas seguirían, así, siendo necesarios (pues continúa resultando inverosímil una “gran coalición” PP-PSOE liderada por Rajoy)”, nos dice el presidente de Metroscopia, que conoce como pocos la realidad social de nuestro país. Y añade: “Aunque propicios, en esencia, a seguir votándoles, no por eso los españoles dejan de estar muy enfadados con sus dirigentes (con unos —los de PP y Podemos— claramente más que con otros, como los datos revelan). No comprenden que se afanen por abrir entre ellos insalvables fosos separadores que realmente no existen entre sus votantes. La sociedad española actual, plural y diversa como es, convive de forma mucho más apacible y respetuosa que como actúan y hablan algunos de los que dicen representarla. Quizá los excesivos tacticismos, las sobreactuaciones (y las infractuaciones), sobre todo en los puntos más extremados del arco ideológico, se deban a una insuficiente aceptación de lo que el tiempo político nuevo —que no lleva trazas de que vaya a desaparecer en el futuro inmediato— reclama: más humildad posibilista y menos maximalismo arrogante. Y quizá deriven también de la deficiente atención que muchos representantes de la voluntad popular prestan a lo que quienes les han votado llevan transmitiéndoles, desde hace meses, sondeo tras sondeo: “Tenéis carta blanca para buscar acuerdos”. En estas condiciones, apelar al respeto a los votantes como excusa para hacer —o no hacer— solo revela, en realidad, pusilanimidad o falta de liderazgo”. Kets de Vries o Fernando Botella nos dirían que el Liderazgo necesita de Humildad, de Humanidad, de sentido del Humor… de Hacer (el factor H) en definitiva. No lo estamos viendo en los actuales dirigentes de los principales partidos políticos españoles.
Y poco más. La entrevista de M. Ansede a la neurocientífica Mara Dierssen: “La ciencia todavía no puede explicar la mente”, el artículo de Macarena Vidal desde Shanghai sobre las empresas que “espantan amantes” en China (proliferan las concubinas con el crecimiento de la clase media y las prácticas extramatrimoniales; estas agencias atienden unos 300 casos diarios), la reflexión de Antón Costas sobre la corrupción de los sentimientos morales y el populismo, el análisis de Ramón Oliver sobre los perfiles más buscados (la empleabilidad pasa por competencias como el compromiso, la flexibilidad, el trabajo en equipo, la adaptabilidad, la polivalencia, la capacidad de aprendizaje, la innovación, la proactividad y el dinamismo) y de Montse Mateos sobre la empresa del futuro (el despertar del liderazgo). Y la frase de José Luis Zimmermann, presidente de ADIGITAL (Asociación Española de la Economía Digital): “Con la tecnología actual no necesitamos partidos políticos”.


La lectura de hoy ha sido ‘Tras la décima compuerta’, un libro de poemas que cuenta historias reales de personas privadas de libertad. Me lo ha regalado –y dedicado- su autor, Mario Zunzarren Angós, a través de la coach Berta Álvarez. Muchas gracias a los dos, a Mario y a Berta. Me han conmovido el texto y el prólogo de Luis Antonio de Villena (que califica este poemario como “entre solidario y emocionante, una ventana limpia a un mundo triste y desasosegado, casi siempre sin esperanza”. Un reto valiente y conmovedor. 

Esta tarde vuelvo a ver 'El nombre de la Rosa', en homenaje a Umberto Eco. Buen cine, basado en una excelente novela. La risa nos hace profundamente humanos.