La mayoritaria incomprensión sobre lo que el talento significa


Domingo frío y desapacible en Madr¡d, de entrenamiento de Zoe en AR10, aperitivo con amigos (más bien chocolate con churros en La Madrileña; gracias, Carlos, Yolanda, Arturo y Pedro), comida familiar en Arturo Soria Plaza, siestita, cine (mi hija y sobrinas han ido a ver ‘Palmeras en la nieve’; mi hermana, cuñado y un servidor, ‘Steve Jobs’), cena con roscón de reyes y velas de cumpleaños…
         De la prensa de hoy, comienzo con el sugerente ‘Y tú, ¿tienes talento?’ de Ramón Oliver en El País Negocios (http://economia.elpais.com/economia/2015/12/29/actualidad/1451385432_458510.html). El periodista parte de los “talent shows”, que no son más que espectáculo televisivo, para trasladarlo al mundo empresarial. “Talento es la capacidad de un profesional para producir resultados positivos o destacados de una forma sostenida en el tiempo” (Alberto Blanco, DG del Grupo Actual). “El talento depende de tres factores: capacidad, compromiso y acción” (Pilar Jericó). “El talento es un concepto multidimensional que evoluciona a lo largo del tiempo y muy ligado a la motivación de la persona” (Mª Luna Chao, UDIMA).
         Si queremos saber lo que es realmente el talento, un termino de la psicología popular, debemos acudir al ‘Handbook of Talent’ de José Antonio Marina en la web del Human Age Institute. Imprescindible; el resto son sucedáneos de menor valor. El talento es “una persona en color con un fondo en blanco y negro”. Estoy con Pilar en que el talento es más que capacidad, es “capacidad por compromiso” (esto nos lo enseñó Dave Ulrich) y por supuesto se concreta en resultados. Quienes estamos en la práctica en la gestión del talento, en su desarrollo, sabemos que la tercera C es el Contexto, el encaje cultural, una dimensión que preocupa al 80% de las empresas en sus perfiles profesionales (por ejemplo a Deloitte en su programa ‘As Talent’, como manifiesta su DRH, Luis López, en el mencionado artículo).
         Para profundizar en el talento hemos de acudir a José Antonio Marina (el talento no está antes, sino después, de la educación), a Carol Dweck (el talento no es fijo sino móvil), a Csikzantmihalyi (flow, fluidez), a Geoff Colvin (el esfuerzo es mejor predictor que lo innato), a Daniel Coyle (el pequeño libro para desarrollar el talento, con 52 propuestas concretas).
         Estoy con Susana Sagi-Vela (responsable de talento de Deloitte) en quela gestión del talento debe empezar con un@ mism@, con Alberto Blanco en que el papel del responsable directo es esencial para evaluar y reconocer a sus colaboradores, con Isabel Cañelles en que el talento viene con el trabajo (con bloques de 10.000 horas, como demostró Anders Ericsson). No sé si “las compañías invierten cada vez más en identificar, atraer y desarrollar al empleado”, como escribe Ramón Oliver; tal vez sólo las ganadoras. Y la esperanza de vida de las empresas en España está en 12 años y reduciéndose.
En el mismo diario, Carmen Sánchez-Silva destacan que “los expertos vaticinan para 2016 más empleo con más temporalidad” y cita a Raúl Grijalba, presidente ejecutivo de ManpowerGroup, en esa recuperación de la confianza.
Francesc Miralles, experto en inteligencia espiritual, escribía en el dominical sobre “dar y recibir”. Cita, por supuesto, a Adam Grant (autor del libro con ese título), a Einstein (“El valor de un ser humano está en lo que es capaz de dar y no en lo que recibe”) y a Dostoievsky (“Si quieres que los demás te respeten, todo lo que debes hacer es respetarte a ti mismo”).
En La Vanguardia, Gabriel Lerman (desde Los Ángeles) escribe sobre Meryl Streep: “Yo soy humanista, no feminista”; Óscar Caballero (desde París) sobre el politólogo especializado en el Islam Gilles Kepel: “los yihadistas quieren provocar una guerra civil en Europa”. José Antonio Zarzalejos: “Ni Rajoy, ni Sánchez”.
En El Mundo, Javier Ruiz (VP del MIT): “Creemos en la persona más que en su proyecto. Es un error centrase en el proyecto, sólo hay que reflexionar sobre cómo ha cambiado el mundo en los últimos 20 años”.
Siguiendo con el talento, la entrevista de José Mª Robles a Cristiano Ronaldo en Papel me ha recordado el libro de Leonor Gallardo y un servidor sobre CR7, Messi y Falcao. Condiciones hostiles desde niño (a los 11 años, el luso ya se planchaba la ropa). La de Marta G. Aller (una de las mejores periodistas de nuestro país) a Marc Goodman, experto en cibercrimen: “Las tecnologías que nos encantan tienen un fuerte lado oscuro”. Y los 10 consejos del gato persa por Ata Pouramini:
-       Sé razonable
-       Repasa tus amistades
-       Cambia tu vocabulario
-       Haz ejercicio
-       Piensa en positivo
-       Haz feliz al prójimo
-       No te compares con nadie
-       Perdona
-       Busca la inspiración
-       Vive el presente

Futuro de las pantallas. Juan M. Fernández escribe en Papel sobre la TV: “La supervivencia de la tele tradicional depende de twitter”, “los problemas de la nueva TV son monetizar y medir audiencias”. El mencionado Gabriel Lerman escribe en el Magazine sobre el futuro del cine: “Estar en una sala de cine con cientos de personas, riéndose con ellas, aplaudiendo juntos y, en algunos casos, abucheando juntos, no tiene igual” (J. J. Abrams), “La virtud del cine es que estás en una sala con personas desconocidas que se han reunido para compartir una experiencia” (Harrison Ford).
Hablando de tele y cine, el pasado viernes vimos en casa ‘No es tan fácil’ (2009) de Nancy Meyers (guionista y directora de ‘El becario’) con Meryl Streep, Alec Baldwin y Steve Martin. Una cinta deliciosa. Este fin de semana he disfrutado con cuatro capítulos de la segunda temporada de ‘Mozart in the jungle’ y hoy ‘Steve Jobs’, una película muy potente, con diálogos importantes. Steve Wozniak, cofundador de Apple, le dice a su colega Jobs: “Esto no es binario. No se trata de decencia o talento”. Efectivamente, en las empresas humanistas, se puede –y debe- ser decente para tener talento (para ir teniendo, porque ya sabes que el talento que no se aprecia se deprecia); en las tayloristas, que todavía son el 80%, como el talento es poner en valor lo que una persona sabe, puede y quiere hacer, se puede generar talento de forma indecente, aprovechándose de los demás. La diferencia es notable.
Esta noche, en Telemadrid, he vuelto a ver ‘El príncipe de las mareas’ (1991) con Barbra Streisand y Nick Nolte, basada en la novela de Pat Conroy. Una de mis cintas favoritas: la relación entre una psiquiatra y un coach a raíz del intento de suicidio de la hermana de él, una poeta famosa. “Loewenstein, Loewenstein”.