He estado leyendo ‘Discovery-Driven Growth’ (El
Crecimiento Basado en el Descubrimiento) de Rita Gunther McGrath e Ian
MacMillan. Un modelo para crecer reduciendo riesgos y aprovechando las
oportunidades, avalado por Clayton Christensen, C. K, Prahakad, Ram Charan y
Geoffrey Moore, además de Ryan Jacoby y Colin Raney (IDEO) y varios CEOs.
Frente a los métodos convencionales (con que
frecuencia no alcanzan el crecimiento que se proponen), los autores recomiendan,
desde su amplia estrategia:
- Partir de un Foco, desde el Marco Conceptual,
el alineamiento de la organización y el diseño de iniciativas especificas.
- Ejecutar oportunidades, desde la arquitectura
del modelo de negocio, las “finanzas inversas”, la redirección activa de los
proyectos y la práctica del “necesario arte del desenganche” (no implicarse en
exceso, por si hay que cambiar de opinión).
- Transformar la cultura, para que el DDG
(Crecimiento Basado en el Descubrimiento) funcione adecuadamente.
Me ha gustado la secuencia paso a paso y los ejemplos
empresariales. Si bien el concepto no es absolutamente novedoso, el proceso es
serio, riguroso y de utilidad.
L@s coaches utilizamos la mayéutica (a través de
preguntas abiertas) para que el/la pupil@ pase de la reflexión (introspección)
precisamente al descubrimiento. Al ¡aha!, al satori, al eureka. Es el paso de
la inconsciencia a la consciencia, tan importante en el pensamiento y en el
aprendizaje.
¿Cuáles son las diez claves para saber si una organización
está abierta al descubrimiento?
1. Centrarse solo en los números (en los
resultados financieros) o abrirse a las causas: la perspectiva de talento, de
procesos –innovadores y eficientes- y de clientes (cuota, referencia).
2. Tener pocas o muchas conversaciones en la
Dirección sobre el aprendizaje.
3. Juzgar a los profesionales exclusivamente por
su contribución individual o por las oportunidades (el futuro deseable).
4. Iniciar pocas o muchas nuevas líneas de
negocio y explorar en ellas.
5. Sentirse cómod@s con los errores (como fuente
de aprendizaje) o penalizarlos como fracasos.
6. Promover internamente sólo por el desempeño
pasado o también por su creatividad e innovación.
7. No dedicar nada en la agenda a nuevas
oportunidades, por el lastre del día a día, o invertir adecuadamente tiempo y
esfuerzo a pensar y trabajar sobre el futuro.
8. Evaluar proyectos por deadlines (fechas
límite) o por checklist (chequeo).
9. Tratar de apurar los proyectos fallidos o
implantar procesos que sirvan de base para seguir creciendo.
10. Contar con proyectos sólo si hay recursos o,
por el contrario, definir oportunidades y a partir encontrar recursos.
Mi gratitud a las decenas de compañer@s
con los que compartimos horas estos días.