Domingo
de entrenamiento de fútbol femenino de Zoe (después del partidazo de ayer en
Alcobendas), comida familiar, siesta, series y lecturas y un poco de fútbol por
televisión. Mi felicitación a Víctor Sánchez del Amo (1976), entrenador del
Dépor, que está demostrando ser un gran coach aplicando aquella máxima de
Churchill: “Never give up, never give up, never give up” (Nunca te rindas,
nunca te rindas, nunca te rindas).
“Tener
una bola en la garganta cada domingo noche es mal síntoma. La falta de
motivación para acudir al puesto de trabajo es el primer indicador de que algo
no marcha bien en nuestra carrera laboral” señala Alberto Blanco, Director de Grupo Actual, a lo que añade, “cambiar
de trabajo siempre da un poco de vértigo, especialmente en los momentos que
vivimos. Pero el riesgo siempre será mejor que ir languideciendo día a día en
una posición que cada vez aborreces más”.
1.
NO APRENDER NADA NUEVO
El
trabajo ofrece muchas oportunidades de aprendizaje, independientemente de los
cursos y seminarios. Involucrarse en nuevos proyectos, aprender nuevas
herramientas o tecnologías, instruirse como pupilo de otras personas… Las
fórmulas son variadas.
2.
CADA DÍA ES IGUAL QUE
EL ANTERIOR
Si
la rutina domina el día a día, será imposible encontrar nuevos retos, enfoques
o alicientes. Por ello, es importante hacer algo al respecto. Las novedades son
un buen impulso para que se produzca el cambio.
3.
PROYECCIÓN PROFESIONAL
ESTANCADA
Desarrollo,
crecimiento, promoción… Todo lo que prometieron resulta caer en el olvido.
Llega un momento en el que la resignación puede a la ambición.
4.
NO COMPARTIR LA MISIÓN
DE LA EMPRESA
Cuando
el empleado no cree en el discurso de la organización no compartirá sus
objetivos ni misión, por lo tanto, será difícil que éste se sienta involucrado.
5.
EL JEFE NO INSPIRA
Existen
diferencias entre jefe y empleado insalvables. No confiar en su palabra, no
creerle, hará imposible una buena relación entre ambos. El empleado no se
sentirá involucrado en el proyecto.
6.
NO SENTIRSE VALORADO
Nadie
aprecia el trabajo que se realiza lo que desmotiva a cualquiera. El
reconocimiento refuerza la autoestima, y además, incide positivamente en la
productividad del empleado. Es importante no olvidar el salario emocional.
7.
EL PROYECTO RESULTA
INDIFERENTE PARA EL EMPLEADO
No
se involucra ni en el plano personal ni en el personal. El trabajador no
considera que el proyecto aporte valor alguno y por ello, su aportación será
escasa por no decir nula.
8.
LA RELACION ENTRE
COMPAÑEROS NO ES BUENA
¿Por
qué no ir al trabajo y hacer amigos? Las relaciones con el resto del equipo son
fundamentales para crear un clima laboral sano. Si el entorno de trabajo es
problemático el estado anímico hará que el rendimiento decaiga.
9.
SOÑAR CON TRABAJAR
PARA LA COMPETENCIA
Si
el principal pensamiento es trabajar para la competencia directa de la empresa
actual, la relación está definitivamente rota. Este deseo alberga rencor y la
revancha por dejar escapar un talento.
10. EL ABURRIMIENTO
El
trabajo ocupa una gran parte de la vida. Por ello, es importante enfrentarse a
al empleo con positivismo. Mirar el reloj cada media hora no es la mejor
solución, si es así, el trabajo no es el adecuado.”
Muchas gracias a Maite, a Cristina y a
Alberto por difundir estas valiosas ideas.
Efectivamente, cuando falta Fluidez (retos y
elevación de las propias capacidades a la altura de los mismos), mejor cambiar
de empleo. Y esto ocurre porque el responsable directo no inspira (no hay
retos), porque tienes más capacidades que retos (aburrimiento), porque no hay
elevación de capacidades (no se aprenden cosas nuevas), porque no hay cambio
(rutina), porque no hay futuro, ni misión, ni proyecto, por falta de valoración
y de compañerismo, por ansiedad (sueñas para trabajar para la competencia).
Si combinamos las ideas que Alberto Blanco nos
aporta con el famoso Q12 de Gallup (las doce principales variables de Clima
Laboral), vemos innegables similitudes:
1.
Sé
lo que espera de mí
2.
Tengo
los recursos adecuados
3.
Hago
lo que mejor sé hacer cada día
4.
Me
han dado reconocimiento en la última semana
5.
Mi
jefe se preocupa por mí
6.
Alguien
en la empresa me anima a mejorar
7.
En
el trabajo, mis opiniones cuentan
8.
Comparto
la misión y el propósito de la empresa
9.
Mis
compañeros se implican en un trabajo de calidad
10.Tengo buenos amigos en la empresa
11.He progresado en los últimos seis meses
12.Tengo oportunidades para aprender y crecer
¿Cuál es el reto desde el Liderazgo? Como
responsables de un equipo, tenemos que “retomar la pirámide de Maslow” para
nuestra gente. Por tanto, necesitamos trabajar:
- Las necesidades básicas: Expectativas (efecto
Pigmalion, factor Wallenda) y Recursos.
- El apoyo: Delegación, Reconocimiento, Cuidado,
Atención.
- El compañerismo/Trabajo en equipo: Escucha
atenta, Explicación (constante) de Misión, Visión y Valores, Calidad, Amistad.
- El crecimiento: Constatar el progreso de los
colaboradores. Cada semestre han de ser mucho mejores profesionales (y que se
note, nada de quedar estancad@s).
Dos puntualizaciones finales: de las 12
variables, la más importante es la tercera, “Hago lo que mejor sé hacer cada
día” (una apuesta por el talento). Y recordemos que la amistad (una virtud,
como diría Aristóteles) es cuestión de proximidad, frecuencia, intensidad y
duración (Jack Schafer). “Si quieres gustar a la gente, haz que se sienta bien
consigo misma” (regla de oro de la amistad). “Si sales a buscar un amigo,
acabarás descubriendo que son muy escasos. Si sales a ser un amigo, los
encontrarás por doquier” (Zig Ziglar).
Deberes como líder: revisa estos doce puntos, en
cuatro bloques, y actúa en consecuencia. Analiza tus fortalezas y oportunidades
de mejora. Si tienes un/a coach, trata de apalancar en el proceso tus puntos
fuertes y aprovechar mejor tus oportunidades. En estos momentos, el 40% de l@s
emplead@s está pensando en irse a otro sitio. Trata de fidelizarl@s
convenientemente (y siempre sigue la “regla de Gottman” y la positividad de Fredrickson,
al menos tres emociones positivas por cada emoción negativa).