De nuevo en
Barcelona, con reunión del Board y de cada una de las empresas de
ManpowerGroup.
Anoche, ya en casa,
disfruté muchísimo del tercer episodio, quinta temporada, de Scandal. Me gusta
especialmente de esta serie (nunca le agradeceré a Santiago Puebla que
insistiera en que la “probara”) la sensación de realidad merced al
asesoramiento de Judy Smith (su libro, ‘Escándalo’, es magnífico). Judy trabajó
como directora de comunicación para George
Herbert Walker Bush (Massachusetts, 1924), que fue congresista, senador,
Director de la CIA, VP de Reagan durante 8 años y el 41º Presidente, de 1989 a
1992 (los años de la caída del Muro de Berlín, las operaciones en Panamá y en
el golfo pérsico, la disolución de la URSS, la subida de impuestos). También me
encanta la calidad de las actrices y actores: Kerry Washington (Olivia Pope),
Jeff Perry (Cyrus Beene), Bellamy Young (Mellie Grant), Tony Goldwin
(Presidente Grant), Scott Foley (Jake Ballard), Joe Morton (Rowan Pope), Darby
Stanchfield (Abby Whelan), Kate Lowes (Quinn Perkins), Guillermo Díaz (Huck).
¡Son excelentes!
He estado leyendo
‘Líderes en la historia, líderes en la empresa’ de Salvador Rus Rufino. El
autor es Doctor en Derecho, Filosofía e Historia, profesor de la Universidad de
León (más de un cuarto de siglo de docencia y 30 años de investigación), director
de la Cátedra de Empresa Familiar y Ética de los Negocios, evaluador de la
Unión Europea y ha sido Director de la Fundación Mapfre Guanarteme y profesor
visitante en Stanford, Berkeley, Illinois, NYU, Múnich, Frankfurt, Gotinga y
Bayreuth.
El profesor Rus recoge 37 biografías de
personajes históricos, así como las lecciones que su biografía nos aporta como
líderes. Se trata de reyes, emperadores, presidentes, políticos, militares,
científicos, artistas y empresarios de gran relevancia, con autoridad y poder. En
general, enormes comunicadores con amplia preparación y esfuerzo. “Los
personajes históricos que ha elegido el autor encarnan las características más
positivas de la empresa familiar y ha considerado, asimismo, que las vidas de
esos personajes representan las ventajas competitivas que se atribuyen a las
empresas familiares y que se resumen en la armonía (unidad de intereses, de
autoridad, confianza, comunicación, compenetración y flexibilidad) y el compromiso
(entrega a un ideal, sacrificio personal, exigencia de lo mejor y pensamiento a
largo plazo)”.
¿Quiénes son esos 37 líderes históricos? De la Antigüedad, Solón de Atenas, el político
de la justicia y la ley; Alejandro Magno, el emperador solitario; Aníbal, el general
que perdió la fuerza interior; Escipión el Africano, un hombre magnánimo,
honesto y valiente; Julio César, el nombre de todo emperador; Octavio Augusto,
el primer emperador; Trajano, el último gran conquistador
De la Edad Media, Carlomagno, que marcó en
Europa la unidad en la diversidad; Al-Hakam II, el califa de la política para
la paz; Jaime I el Conquistador, forjador de un imperio; Alfonso X el Sabio, un
rey preocupado por la cultura y la política.
Ya en el Renacimiento, Isabel la Católica,
primera reina de España; su marido Fernando el Católico, que ejerció el oficio
de rey como si se tratara de una empresa familiar; el cardenal Francisco
Jiménez de Cisneros, un hombre tenaz e infatigable; Gonzalo Fernández de
Córdoba, el Gran Capitán; Juan Sebastián Elcano, el primer marino que circunnavegó
el orbe de la Tierra; Carlos I de España y V de Alemania, un gran emperador
europeo; El conde-duque de Olivares, ejemplo de poder sin autoridad; la reina
Cristina de Suecia, que luchó por la libertad; Pedro I el Grande, el zar que
introdujo a Rusia en la modernidad; Blas de Lezo y Olavarrieta, un soldado
invencible; Carlos III, un rey al servicio de la familia; Arthur Guinness, el
innovador de la cerveza negra.
Más recientemente, George Washington, el
primer presidente de los Estados Unidos; El duque de Wellington, militar que
cambio el rumbo de la historia; Abraham Lincoln, que luchó por preservar la
unidad de su país; Victoria I de Inglaterra, la internacionalización de un
proyecto político; Herny Jarvis Raymond, el iniciador de un nuevo periodismo
escrito; Florence Nightingale, la pasión por la formación; Elías Masaveu
Rivell, adaptar a la modernidad y desarrollar Asturias; Ramón de la Sota y
Llano, de las entrañas de la tierra a la superficie del mar; Manuel Raventós i
Domènech, renovar y transmitir un sueño empresarial; Marie Curie, una mujer que
superó fronteras; el arquietcto Antoni Gaudí, con la belleza como resplandor de
la verdad; Sir Winston Churchill, el arte de gobernar en situaciones críticas;
Franklin D. Roosevelt, un presidente para épocas de crisis y Konrad Adenauer,
el constructor de Europa.
Para quienes nos gusta la historia, este libro
supone un compendio muy ameno de muchos de los mejores líderes de la historia.
Posiblemente no están todos los que son (por ejemplo, el Cid Campeador), pero
sí son, bien que lo son, todos los que están. Gracias, Salvador Rus, por esta
obra.
Se trata de Modi, Buhari y Renzi. El autor
iniciaba su artículo con estas palabras: “Vivimos todavía en un mundo en el que
los líderes individuales pueden transformar las vidas y el futuro de sus
pueblos. La capacidad de afrontar las crisis y aprovechar las oportunidades en
beneficio de sus países separa a los vencedores de los perdedores en la
política y la economía internacional. Los dirigentes políticos, Merkel, Putin,
Abe, Rousseff, Erdogan, dominan los titulares. Alexis Tsipras y Bashar el Asad,
entre otros, destacan por su habilidad para sobrevivir en la política. Pero
existen otros líderes a los que merece la pena prestar más atención”.
Transformación. “Hasta ahora se ha pensado
siempre que nadie podía impulsar verdaderamente las reformas económicas en
India y elevar el perfil internacional del país. Que nadie podía luchar contra
la corrupción y derrotar a Boko Haram en Nigeria. Que nadie podía liberalizar
la economía italiana y reformar su política. He aquí tres líderes que están
redefiniendo lo que nos parecía posible”.
Narendra Modi, primer ministro de India: “Desde que asumió el poder, en mayo de 2014,
tras la victoria electoral más apabullante de los últimos 30 años, Modi ha
conseguido el apoyo popular a las reformas necesarias para mejorar el clima
empresarial, fomentar un rápido desarrollo económico e implantar una gobernanza
más eficiente, factores que pueden atraer más inversiones extranjeras. Ha
consolidado el perfil internacional y la influencia de India, gracias a que, en
vez de limitarse a las cumbres nacionales, ha realizado numerosas visitas de
Estado bilaterales por todo el mundo. Modi ha sorprendido a los críticos al
tender la mano a los jóvenes de clase media baja, una franja cada vez mayor,
mediante el uso imaginativo de los nuevos medios. En sus discursos llenos de
emoción, Modi aborda temas insólitos, cuestiones sociales como la desigualdad
entre los sexos y problemas prácticos como la escasez de retretes. Y ha dejado
atrás la imagen popular de su partido de nacionalistas hindúes para mejorar las
relaciones con Pakistán.”
En Nigeria, Muhammadu Buhari: “presidente
desde hace cinco meses, ya ha hecho historia. Su victoria sobre el expresidente
Goodluck Jonathan fue el primer traspaso pacífico de poderes desde que Nigeria,
la mayor economía de África, se convirtió en democracia en 1999. Pero además
fue el traspaso de la presidencia del sur del país, mayoritariamente cristiano,
al norte, musulmán. La ausencia de violencia antes, durante y después de las
elecciones es digna de elogio, y el mérito es de ambos.
Buhari ha tardado en formar gobierno, pero la
semana pasada empezaron a surgir nombres, y ha demostrado que la limpieza del
sector petrolífero va a ser prioritaria, puesto que se ha reservado ese
ministerio. Nigeria es uno de los 10 mayores exportadores mundiales de crudo,
pero el sector lleva años plagado de ineficacia y corrupción. Buhari va a poner
en marcha una gran operación contra los sobornos, va a reestructurar la empresa
nacional de petróleos y va a proponer reformas globales del sector que atraigan
más inversiones de las compañías multinacionales. Además, Buhari, musulmán y
antiguo general del ejército, tendrá seguramente más éxito que su predecesor en
la lucha contra Boko Haram en el nordeste del país y se aliará con otros
gobiernos para atacar en varios frentes”.
El italiano Matteo Renzi “ha tenido que
superar obstáculos internos y externos y sortear la enrevesada burocracia
política italiana para dar nuevo impulso a las reformas económicas tras más de
una década de estancamiento, inercia y una deuda pública cada vez mayor. Ha
resistido a las presiones de todo el espectro político para que gastara un
dinero que el gobierno no tiene, con lo que ha restablecido la credibilidad de
Italia dentro de la UE. Hasta ahora, su mayor logro ha sido una forma laboral
de largo alcance y antes inimaginable, que contribuirá a liberalizar el
esclerótico mercado de trabajo italiano. Pero es posible que su mayor triunfo
esté aún por llegar. Está intentando que se despoje a la cámara alta de la
mayoría de sus poderes y presentar un nuevo sistema electoral favorable a los
grandes partidos, para poner fin a la larga historia italiana de gobiernos de
coalición breves e inestables”.
Ian Bremmer concluía: “Estos tres dirigentes
no han hecho más que empezar. Ninguno ha demostrado aún que vaya a poder
permanecer. Pero sus primeros éxitos y las barreras que ya han derribado indican
que merecen mucha más atención de la que han recibido hasta ahora por parte de
la comunidad internacional”.
Hay esperanza. Líderes nuevos, frescos, con
ganas, con una ingente labor que realizar. En palabras del cartaginés Aníbal: “Libremos
a Roma de este pobre viejo que le causa tanto miedo”.