Ayer
fuimos a ver ‘Del revés’, la
esperada película de Pixar presentada en Cannes. Una cinta excepcional (5
estrellas en Fotogramas). No te la pierdas.
Es una película sin
villano (tal vez el “villano” sea la propia alegría, cuando pasa a ser
ingenuidad), con dos niveles, el de la niña de 11 años, Riley, y sus padres, y
el de las cinco emociones: Alegría (Joy), que es como una estrella amarilla;
Tristeza (Sadness), que es como una lágrima azul; Ira (Anger), que es como un
ladrillo rojo; Asco (Disgust), que es como el brócoli; Miedo (Fear), que es un
nervio morado.
Disney ha “puesto”
emociones a todo tipo de animales, a los mamíferos (que las tenemos) y a
insectos, peces, aves… Y Pixar ha dotado emocionalmente a robots, a coches, a
aviones, a juguetes… Aquí son las emociones las protagonistas.
¿Cómo se le ocurrió
a Pete Docter el argumento de la película? Viendo los cambios que se producían
en su hija a medida que crecía. De niña, siempre alegre, risueña; en la
preadolescencia, con tendencia a la tristeza y a ataques de ira. Consultó con
varios psicólogos, principalmente Paul Ekman y Datchen Keltner (profesor de la
Universidad de California en Berkeley). Keltner dirige el Laboratorio de
Interacción Social, ha publicado más de 190 artículos científicos y dos libros
de referencia: ‘Born to be good’ (Nacid@s para ser buen@s), de 2009, y ‘The
Compassionate Instinct’ (El Instinto Compasivo) de 2010.
Ekman, Keltner y
Docter coincidieron en un congreso de psicología, en un panel sobre las
emociones en las películas de Pixar hace siete u ocho años. Dos ideas de estos
psicólogos prevalecen en la película: que las emociones (en nuestra percepción,
atención y recuerdos) nos “movilizan”. De ello, “motio” en latín es movimiento.
La segunda es que las emociones son la sustancia, el contenido, de la
interacción entre personas (en la cinta, Riley se alegra o disgusta según la
relación con sus padres, su profesora, sus compañeras, sus amigas). Las
emociones moldean nuestra relación con los demás y, cuando buscamos recuerdos,
lo son ligados a la emoción predominante en ese momento. Por tanto, la memoria
es imperfecta y las emociones reconstruyen nuestro recuerdo del pasado.
En la mente de la
niña (y de tod@s nosotr@s) están las “islas de la personalidad”: la familia, la
amistad, etc. Serían como los rasgos de personalidad. Las bolas de la memoria
señalan que nuestra mente es relacional. Y también está el tren del pensamiento
y la generación de conceptos.
¿Cuántas emociones
hay? El equipo de Pixar comenzó con 27 (entre ellas, el orgullo, la sorpresa o
la confianza). Según la película, y los inicios de la ciencia de las emociones,
cinco. Paul Ekman considera que hay centenares. Realmente en esto la comunidad
científica no se pone de acuerdo. Por ejemplo, respecto al Amor. Para Ekman (y
para Marina, y para un servidor), el Amor no es una emoción. Para Keltner sí lo
es.
Con todo cariño para
Ekman, a quien admiro como a pocos, mis referencias son Charles Darwin (que en
su obra de 1872 ‘La expresión de las emociones en los animales y en el hombre’,
nos habló de seis emociones: felicidad, tristeza, ira, asco, miedo y sorpresa;
ésta última no sale en ‘Del Revés’). Paul Ekman (1966) incluyó, además de esas
seis, la vergüenza, el bochorno, los celos, el desprecio, el orgullo, la
simpatía, la admiración, la frustración, la nostalgia, el desafío, el asombro…
Él se basa en las expresiones faciales, y el ser humano es capaz de generar
10.000 expresiones diferentes, un 30% de ellas ligadas a emociones. Un servidor está en la postura de Stuart
Walton (‘Humanidad. Una historia de las emociones’, 2004), que considera que
hay diez emociones: la felicidad o alegría, la sorpresa, el miedo, la tristeza,
la ira, el asco, la vergüenza, el bochorno, los celos (profesionales o
personales) y el desprecio. Y centenares de términos para designarlas. “Una
emoción es, necesariamente, una reacción neurológica de corta duración motivada
por una brusca estimulación de los centros neurálgicos del cerebro” (Stuart
Walton).
¿Este “descontrol
emocional” es privativo de l@s niñ@s de 10-11 años? Sí, y no. Las personas
adultas ya han desarrollado los lóbulos prefrontales y se supone que son más
racionales. Pero queda toda la etapa de la adolescencia, que es fascinante; te
remito a dos libros: ‘El talento de los adolescentes’, de José Antonio Marina,
y ‘The adolescent mind’ de Sarah-Jane Blakemore. Al final de la película, hay
un botón llamado “pubertad”, que tal vez anticipe la secuela de ‘Inside Out’.
¿Cuál es la gran
lección de esta película? Que el Bienestar, la Felicidad, no es solo que todo
te vaya bien. La melancolía es esencial (Don Quijote nos enseñó mucho sobre
ello). La Felicidad es saber manejar la alegría, la tristeza (cuando hay
motivos para ello, desde su valioso papel para afrontar la pérdida), la ira (a
través del autocontrol; no es casualidad que ese personaje es el “más jefe” de
todos), el asco y el miedo (la emoción más presente, al menos en el mundo
occidental, aunque en esta película y respecto a una niña de 11 años parezca
secundaria). Es inteligencia emocional. El Liderazgo, ya sabes, es inteligencia
emocional en más de un 90%. La emoción moviliza y la razón guía.
“Los niños que vean
Del revés podrán incorporar a su vocabulario las emociones que protagonizan la
película y que ellos experimentan a diario. Y pensarán en sus recuerdos como
esferas de colores que contienen emociones”, opina John Lassiter (1957), creador
de ‘Toy Story’ y Chief Creative Officer de Pixar y Disney. Dave Hollis, el
responsable de distribución de Disney, le dijo que esta película le iba a
cambiar la forma en que se relaciona con sus hijos. Efectivamente, Lassiter y
los suyos hacen películas para adultos que también gustan a los niños (porque
no debemos infravalorar su inteligencia). John Lassiter es un directivo que
además es un artista, así como un GeFe (generador de felicidad), en su entorno
y con sus películas. ¿Próximos proyectos? ‘Yoy Story 4’ (una historia de amor),
‘Dinosapiens’ (el meteorito que acabó con los dinos no llega a impactar y en
este mundo alternativo viven un niño dinosaurio y su mascota, un humano) y ‘Buscando
a Dory’ (Nemo, desde un personaje entrañable).
Mi gratitud a los
excepcionales creativos de Pixar, que en los últimos 20 años, tanta felicidad
nos han aportado.