Se buscan directivos humanistas


Sábado de descanso, de paseos, de cine y por supuesto de lecturas.
He estado leyendo en la web de la revista Capital de Chile el artículo ‘Se buscan gerentes humanistas’, de Guillermo Turner: www.capital.cl/poder/2011/06/28/170625-se-buscan-gerentes-humanistas Toda una llamada de atención.
El artículo parte de la reciente visita de Michael Porter (Harvard) al país: “El modelo económico no convence a la población y una sensación de molestia se acumula hacia las empresas. ¿Qué responsabilidad tienen los ejecutivos?”. ¿Hay que replantear la enseñanza ejecutiva? Fernando Flores tiene una opinión al respecto y en Capital la sintetizamos. Por Guillermo Turner.
Más del 60% de la demanda de ejecutivos en Chile está dirigida a ingenieros. Dos tercios de los ejecutivos medios poseen MBA. Falta diversidad: “la formación es muy básica, que la oferta es estándar, a los nuevos profesionales les falta práctica, escasa innovación, bajo emprendimiento, sobra dinero pero faltan proyectos, empresas que equivocan su relación con la comunidad, cuestionamientos éticos”.
Fernando Flores, exsenador y presidente del Consejo Nacional de Innovación de Chile, responde: “Hoy hablamos demasiado de conocimiento, como si éste significara lo que va a ocurrir. El conocimiento no genera propuestas, no tiene imaginación, no genera confianzas. El conocimiento no produce el estado de ánimo ni la resiliencia que necesitamos”. “Un conjunto de habilidades nada de blandas”. ¿Se pueden enseñar? “Estoy seguro de que sí, pero tiene que salirse del paradigma del conocimiento”.
Debemos partir del lenguaje. Flores aclara:
“Yo soy ingeniero industrial de la Universidad Católica. Eso es lo que estudié y, de alguna manera, sigo siéndolo. Pero lo acompañé con un doctorado en filosofía en Estados Unidos, durante el cual puse mi corazón en el lenguaje. Pero el lenguaje, tal como se entiende en filosofía, no son las palabras ni los sonidos. El lenguaje es lo que caracteriza al ser humano por ser, precisamente, humano.” Y añade: “yo les diría a los futuros estudiantes que si tienen intereses científicos, estudien física teórica o biología básica, porque eso les hará pensar, entrar en un mundo y abrir oportunidades. Si sus intereses están en los negocios, estudien humanidades, aprendan a contar cuentos, estudien filosofía, y después hagan un máster en negocios”. 

Porque el ser humano es “el único animal que no está definido. Como ejemplo, Steve Jobs: “él no es un producto del conocimiento académico; es un producto del involucramiento, del compromiso, de la imaginación y de la sensibilidad. Y la pregunta es ¿cómo fomentamos ese espíritu?”.
“La primera clave es que la innovación no consiste en crear nuevos artefactos, sino en inventar nuevas prácticas culturales y venderlas. Todo empresario innovador tiene que ser un innovador cultural. Y ser capaz de poner la idea en práctica. Conozco a grandes innovadores, pero que no han sido capaces de ser empresarios.”
Las 3 claves del planteamiento de Fernando Flores son:
•“Deberíamos enseñar la administración de empresas de una manera distinta. Los negocios, la administración y el emprendimiento tienen que ver un poco con el conocimiento, pero mucho más con la intencionalidad: con inventar mundos, producir mundos y hacer que las cosas sucedan. La herramienta para aprender esto es el lenguaje, y en particular el lenguaje de los actos de habla”.
•“El emprendimiento es distinto de la innovación. La innovación tiene que ver con producir nuevas capacidades, nuevas distinciones, nuevos dispositivos. Pero si no produces una revolución cultural para introducir en el mercado ese dispositivo, la innovación será sólo una curiosidad. Es por esto que innovación y emprendimiento deben ir de la mano”.
• “¿Y qué cosa debemos destruir? Básicamente, la ilusión de que el mundo está conformado por objetos. ¡No! El mundo está conformado de distinciones culturales que se producen en la práctica. El mundo no está poblado de objetos, sino de seres humanos que coordinan prácticas entre sí y utilizan el lenguaje para hacerlo. Cada vez que alguien realiza una innovación, eso se altera”.
La concepción de Flores pone el hincapié en las concerns (en inglés, porque la traducción a preocupación o inquietud no alcanza a cubrir el concepto global de la palabra). “Los seres humanos tenemos concerns porque somos seres culturales siempre abiertos a nuevas posibilidades. No se trata de preocupaciones en un sentido negativo”.
El terreno propicio para los emprendedores no se encuentra en la tercera dimensión de preocupaciones humanas, más que las básicas o los problemas, que Flores denomina anomalías: “es algo que falta, que podría ser exitoso si apareciera, pero nadie sabe aún lo que es. La anomalía existe como consecuencia de un estado de ánimo, es una molestia, una perturbación. No tenemos la respuesta, pero cuando la persona se enfoca en una anomalía empieza a buscar medios y tienes probabilidades de encontrar un problema a resolver. Así, el gran emprendedor es aquel que toma una anomalía y la transforma en producto; con la ayuda de innovadores, naturalmente”. “Las anomalías alteran el curso de quienes dominan la industria”.
Tenemos que “saber escuchar concerns, no saber escuchar necesidades. Ahí los MBA ya se caen. Porque concern lo pondrían en las habilidades blandas y no, es lo más difícil. Escuchar se asume como oír, pero es distinto, porque implica tener sensibilidad de espacio para las preocupaciones del otro. No es un procedimiento, pero se puede enseñar y hay culturas más sensibles a ello.” “Lo mínimo que da sentido a la comunicación es el compromiso mutuo.” “Es fundamental educar a la gente en el lenguaje de escuchar compromisos y buscar oportunidades. Y eso no tiene nada de blando. Pero las escuelas de negocios no lo advierten. Dicen que debes sonreír, mandar tarjetas de navidad. Eso equivale a instalar una orquesta con instrumentos, pero sin sinfonía mínima. La sinfonía mínima en cualquier empresa es la lógica del compromiso.”
“Lo fundamental de un emprendedor es seducir a un mercado y navegar la ola dinámica de ese mercado. Sensibilidad a los clientes, pero no sólo a lo que los clientes dicen, sino a las preocupaciones que tienen y no saben decir.”
Hemos de “dejar de entregar el conocimiento como transmisión. Dejar de creer que la vida es una conexión de problemas que hay que resolver y asumir; más bien, que la vida es una conexión de problemas que hay que inventar al hacerme sensible a las preocupaciones de las personas. Tengo que refinar el escuchar emocional. Tengo que crear fortaleza emocional. Una de las cosas más importantes para un emprendedor es saber pararse en los malos tiempos. Hacer un tipo de preparación emocional que me saque la tendencia a las respuestas rápida; saber seducir.”
“Las universidades están todas encerradas en el paradigma del conocimiento. La idea de que existe una cosa llamada conocimiento, que se transmite de profesores a alumnos y después los alumnos lo aplican. Ese paradigma está equivocado: los seres humanos son fundamentalmente seres emocionales intencionales, que tienen una cultura, por lo que hay que abrirles nuevos espacios culturales y transformar habilidades. Y eso se puede hacer. Las universidades les crean la ilusión de que van a ir a aplicar conocimientos y la vida no es aplicar conocimientos, sino luchar, seducir, reflexionar, cometer errores, sacar lecciones de esos errores, mirar tendencias, etc.”
Finalmente, “¿por qué tanto MBA deja tanta escoba en el plano económico y ético? Aunque parezca oportunista decirlo, la crisis nos muestra ejecutivos que carecen de sensibilidades éticas. Demasiada preocupación por sus números y ausencia de preocupación por sus clientes. Y eso, por otro lado, los lleva al plano del desastre.

Lo que más requiere el ejecutivo es ser un humanista: una persona que entienda seres humanos, porque entiende que tiene que producir para seres humanos, tiene que convencer a seres humanos de que lo apoyen e inviertan en él. Respetar seres humanos, saber crear confianzas, saber seducir las oportunidades, mirar el contexto político de las cosas”. “La comprensión es siempre una habilidad humanista”.
Mi gratitud a Fernando Flores y a Guillermo Turner.