Sábado de descanso, de paseos, de cine y por
supuesto de lecturas.
El artículo parte de la reciente visita de Michael
Porter (Harvard) al país: “El modelo económico no convence a la población y una
sensación de molestia se acumula hacia las empresas. ¿Qué responsabilidad
tienen los ejecutivos?”. ¿Hay que replantear la enseñanza ejecutiva? Fernando
Flores tiene una opinión al respecto y en Capital la sintetizamos. Por
Guillermo Turner.
Más del 60% de la demanda de ejecutivos en Chile
está dirigida a ingenieros. Dos tercios de los ejecutivos medios poseen MBA. Falta
diversidad: “la formación es muy básica, que la oferta es estándar, a los
nuevos profesionales les falta práctica, escasa innovación, bajo
emprendimiento, sobra dinero pero faltan proyectos, empresas que equivocan su
relación con la comunidad, cuestionamientos éticos”.
Fernando Flores, exsenador y presidente del
Consejo Nacional de Innovación de Chile, responde: “Hoy hablamos demasiado de
conocimiento, como si éste significara lo que va a ocurrir. El conocimiento no
genera propuestas, no tiene imaginación, no genera confianzas. El conocimiento
no produce el estado de ánimo ni la resiliencia que necesitamos”. “Un conjunto
de habilidades nada de blandas”. ¿Se pueden enseñar? “Estoy seguro de que sí,
pero tiene que salirse del paradigma del conocimiento”.
Debemos partir del lenguaje. Flores aclara:
“Yo
soy ingeniero industrial de la Universidad Católica. Eso es lo que estudié y,
de alguna manera, sigo siéndolo. Pero lo acompañé con un doctorado en filosofía
en Estados Unidos, durante el cual puse mi corazón en el lenguaje. Pero el
lenguaje, tal como se entiende en filosofía, no son las palabras ni los
sonidos. El lenguaje es lo que caracteriza al ser humano por ser, precisamente,
humano.” Y añade: “yo les diría a los futuros estudiantes que si tienen
intereses científicos, estudien física teórica o biología básica, porque eso
les hará pensar, entrar en un mundo y abrir oportunidades. Si sus intereses
están en los negocios, estudien humanidades, aprendan a contar cuentos, estudien
filosofía, y después hagan un máster en negocios”.
Porque el ser humano es “el
único animal que no está definido. Como ejemplo, Steve Jobs: “él no es un
producto del conocimiento académico; es un producto del involucramiento, del
compromiso, de la imaginación y de la sensibilidad. Y la pregunta es ¿cómo
fomentamos ese espíritu?”.
“La primera clave es que la innovación no
consiste en crear nuevos artefactos, sino en inventar nuevas prácticas
culturales y venderlas. Todo empresario innovador tiene que ser un innovador
cultural. Y ser capaz de poner la idea en práctica. Conozco a grandes
innovadores, pero que no han sido capaces de ser empresarios.”
Las 3 claves del planteamiento de Fernando Flores
son:
•“Deberíamos enseñar la administración de
empresas de una manera distinta. Los negocios, la administración y el
emprendimiento tienen que ver un poco con el conocimiento, pero mucho más con
la intencionalidad: con inventar mundos, producir mundos y hacer que las cosas
sucedan. La herramienta para aprender esto es el lenguaje, y en particular el
lenguaje de los actos de habla”.
•“El emprendimiento es distinto de la innovación.
La innovación tiene que ver con producir nuevas capacidades, nuevas
distinciones, nuevos dispositivos. Pero si no produces una revolución cultural
para introducir en el mercado ese dispositivo, la innovación será sólo una
curiosidad. Es por esto que innovación y emprendimiento deben ir de la mano”.
• “¿Y qué cosa debemos destruir? Básicamente, la
ilusión de que el mundo está conformado por objetos. ¡No! El mundo está
conformado de distinciones culturales que se producen en la práctica. El mundo
no está poblado de objetos, sino de seres humanos que coordinan prácticas entre
sí y utilizan el lenguaje para hacerlo. Cada vez que alguien realiza una
innovación, eso se altera”.
La concepción de Flores pone el hincapié en las concerns
(en inglés, porque la traducción a preocupación o inquietud no
alcanza a cubrir el concepto global de la palabra). “Los seres humanos tenemos
concerns porque somos seres culturales siempre abiertos a nuevas posibilidades.
No se trata de preocupaciones en un sentido negativo”.
El terreno propicio para los emprendedores no se
encuentra en la tercera dimensión de preocupaciones humanas, más que las
básicas o los problemas, que Flores denomina anomalías: “es algo que falta, que
podría ser exitoso si apareciera, pero nadie sabe aún lo que es. La anomalía
existe como consecuencia de un estado de ánimo, es una molestia, una
perturbación. No tenemos la respuesta, pero cuando la persona se enfoca en una
anomalía empieza a buscar medios y tienes probabilidades de encontrar un
problema a resolver. Así, el gran emprendedor es aquel que toma una anomalía y
la transforma en producto; con la ayuda de innovadores, naturalmente”. “Las
anomalías alteran el curso de quienes dominan la industria”.
Tenemos que “saber escuchar concerns, no saber
escuchar necesidades. Ahí los MBA ya se caen. Porque concern lo pondrían en las
habilidades blandas y no, es lo más difícil. Escuchar se asume como oír, pero
es distinto, porque implica tener sensibilidad de espacio para las
preocupaciones del otro. No es un procedimiento, pero se puede enseñar y hay
culturas más sensibles a ello.” “Lo mínimo que da sentido a la comunicación es
el compromiso mutuo.” “Es fundamental educar a la gente en el lenguaje de
escuchar compromisos y buscar oportunidades. Y eso no tiene nada de blando.
Pero las escuelas de negocios no lo advierten. Dicen que debes sonreír, mandar
tarjetas de navidad. Eso equivale a instalar una orquesta con instrumentos,
pero sin sinfonía mínima. La sinfonía mínima en cualquier empresa es la lógica
del compromiso.”
“Lo fundamental de un emprendedor es seducir a un
mercado y navegar la ola dinámica de ese mercado. Sensibilidad a los clientes,
pero no sólo a lo que los clientes dicen, sino a las preocupaciones que tienen
y no saben decir.”
Hemos de “dejar de entregar el conocimiento como
transmisión. Dejar de creer que la vida es una conexión de problemas que hay
que resolver y asumir; más bien, que la vida es una conexión de problemas que
hay que inventar al hacerme sensible a las preocupaciones de las personas.
Tengo que refinar el escuchar emocional. Tengo que crear fortaleza emocional.
Una de las cosas más importantes para un emprendedor es saber pararse en los
malos tiempos. Hacer un tipo de preparación emocional que me saque la tendencia
a las respuestas rápida; saber seducir.”
“Las universidades están todas encerradas en el
paradigma del conocimiento. La idea de que existe una cosa llamada
conocimiento, que se transmite de profesores a alumnos y después los alumnos lo
aplican. Ese paradigma está equivocado: los seres humanos son fundamentalmente
seres emocionales intencionales, que tienen una cultura, por lo que hay que
abrirles nuevos espacios culturales y transformar habilidades. Y eso se puede
hacer. Las universidades les crean la ilusión de que van a ir a aplicar
conocimientos y la vida no es aplicar conocimientos, sino luchar, seducir,
reflexionar, cometer errores, sacar lecciones de esos errores, mirar
tendencias, etc.”
Finalmente, “¿por qué tanto MBA deja tanta escoba
en el plano económico y ético? Aunque parezca oportunista decirlo, la crisis nos
muestra ejecutivos que carecen de sensibilidades éticas. Demasiada preocupación
por sus números y ausencia de preocupación por sus clientes. Y eso, por otro
lado, los lleva al plano del desastre.
Lo que más requiere el ejecutivo es ser un
humanista: una persona que entienda seres humanos, porque entiende que tiene
que producir para seres humanos, tiene que convencer a seres humanos de que lo
apoyen e inviertan en él. Respetar seres humanos, saber crear confianzas, saber
seducir las oportunidades, mirar el contexto político de las cosas”. “La
comprensión es siempre una habilidad humanista”.
Mi gratitud a Fernando Flores y a Guillermo
Turner.