He estado leyendo sobre ‘Sapiosexualidad, el
nuevo trending, una verdadera delicia’, de Natalia Montero.
La autora
apunta: “Los metrosexuales se han ido porque la sapiosexualidad llegó para
quedarse. La etimología de la palabra se deriva del inglés ‘sapiosexual’ que
parte del latín sapiens (sabiduría).
Es una forma de orientación sexual
caracterizada por una fuerte atracción por la inteligencia de otro, independientemente
del género o de lo que físicamente nos atraería convencionalmente.”
Natalia nos pone
un ejemplo: “Recientemente tomaba el café con una pareja que se conocieron en
un grupo de lectura ‘para gente inteligente’, ahora están a punto de casarse, ambos
son sapiosexuales confesados. En una charla con ambos ella dijo: ‘Usar el
cerebro es sexy; el cerebro es como un músculo, como todo músculo que no se
ejercita, se atrofia, pasa que conoces a alguien que ejercita su mente tanto
como cualquier otra persona ejercita su cuerpo, y eso es exquisito.’ (Está
bien, tal vez la última palabra la dije yo, ¡Pero lo es!). Él, hizo eco en el
mismo sentir y agregó algo como: ‘Hay tanto misterio en ella, siempre hay algo
para adentrarse, algo que exponer, algo sobre qué hablar…’ Y es que la
sapiosexualidad está comenzando con el pie derecho y ganando terreno
rápidamente, no sólo en la vida real sino en series de televisión como ‘The Big
Bang Theory’, ‘Criminal Minds’ o ‘The Mentalist’, haciendo que el espectador
ahora prefiera una pareja con un alto IQ (cociente intelectual) a un cuerpo o
cara bonitos.”
La Montero
añade: “Y es que un comentario acertado, una conversación interesante, un
amplio conocimiento de algún tema, una reacción apropiada, son factores que no
sólo conquistan, sino que excitan a una persona sapiosexual. La explicación de
cómo y porqué sucede esto está directamente relacionado a la función cerebral y
a las necesidades que deseamos cubrir al buscar una pareja. El Dr. Lister
Rossel, psiquiatra en la Universidad Clínica de Las Condes lo explica de ésta
manera: ‘A diferencia de lo que se cree actualmente, el principal órgano sexual
es el cerebro, seguido de la piel y por último los órganos genitales… No es
nada extraño que nos resulte atrayente, desde un punto de vista sexual, una
persona que tomo el nivel mental como punto de partida de la seducción. La
evolución humana ha provocado cambios en nuestro comportamiento, sobre todo en
el cerebro. El sapiosexual, aunque inconscientemente, es parte de éste proceso
de evolución, porque toma como principal atracción un vínculo mental.”
Respecto a ella
misma, Natalia concluye: “Por mi parte, me gusta alguien que represente un reto
mental, que me desafíe la mente, lo que más ‘me pone’ es una mente incisiva,
inquisitiva, perspicaz e irreverente. Quiero alguien que pueda convertir una
discusión filosófica en nuestro juego previo, una mente maestra con un sentido
del humor profundo y sarcástico, alguien que me canse el cerebro y después de
todo esto… quedarme dormida en sus brazos. Supongo que todo esto me hace a mí y
a muchos más sapiosexuales.”
En la misma
línea, la revista Tiempo (que lleva a su portada a Esperanza Aguirre y Susana
Díaz, de las que se espera mucho este año) trata el caso de l@s coaches
sexuales: ‘Alegrías renovadas en el dormitorio’. “Lo que hacen estos sex
coach es un entrenamiento presencial durante el acto sexual diciendo qué se
hace bien, qué se hace mal y qué se debe cambiar, como en el gimnasio”, así lo
explica a Tiempo la psicóloga clínica y sexóloga Núria Jorba. Antes de
nada, hay que matizar la diferencia entre el trabajo del sexólogo y el del coach.
Mientras que el primero se encarga de arreglar problemas que afectan a la salud
–como la eyaculación precoz o el vaginismo–, el segundo trabaja las emociones y
ayuda a mejorar las partes del juego erótico y la seducción.” Como he publicado
en este blog en alguna ocasión, en este campo hay coaches de referencia, como
Herminia Gomà Quintillà, directora del Institut Gomà y organizadora del
Congreso Nacional de Coaching y Liderazgo. La V edición se celebrará los días
15 y 16 de mayo en Barcelona.
Y por otro lado,
en el Huffington Post Tamara Star ha escrito sobre los siete hábitos de las
personas crónicamente infelices:
1. Piensan que
la vida es dura.
2. Creen que no
se puede confiar en la mayoría de la gente.
3. Se concentran
en lo que va mal, no en lo que va bien.
4. Se comparan
con otros por envidia.
5. Ansían
controlar su vida.
6. Piensan en el
futuro con miedo y preocupación.
7. Siempre
hablan de cotilleos y quejas.
Los siete rasgos
de la Infelicidad son Creencias negativas, Desconfianza, Negatividad, Envidia,
Control, Desesperanza y Quejas.
Mi gratitud y
reconocimiento a las personas sanamente positivas y felices.