Sábado de descanso,
de Clásico (que veré con mi hija –del Real Madrid-, cuñado y sobrinas –del FC
Barcelona) y de lecturas de prensa y libro: ‘Creatividad, S. A. Cómo llevar la inspiración
hasta el infinito y más allá’, de Ed Catmull (presidente de Pixar y de Disney
Animation) con Amy Wallace.
He seguido con
mucho interés la ceremonia de entrega de los XXXIV Premios Príncipe de Asturias
anoche desde Oviedo. Me encanta Asturias (la reunión en Llanes a finales de
este último verano fue otro maravilloso aldabonazo; gracias, Manu, por esos
días en Llanes y Ribadesella, en Covadonga…), he trabajado y trabajo bastante
en el Principado (prácticamente, cada mes) y creo que la labor de la Fundación
estos 35 años es excelente. He tenido ocasión durante bastante tiempo de hablar
de ella con mi buen amigo Miguel Ángel, jurado de estos premios.
S. M. el Rey Felipe
VI (a quien tendremos ocasión de escuchar directamente el próximo viernes en
Bilbao en el III Congreso Nacional de APD) se dirigió al público del teatro
Campoamor con estas palabras que puedes leer en la web de la Casa Real: http://ep00.epimg.net/descargables/2014/10/24/dc73852b6557d6f2eac455d0787df28b.pdf
El Rey Felipe VI insistió, sin leer su discurso, dirigiéndose a l@s
asistentes, sin mirar los papeles, en
sus grandes preocupaciones: el desafío soberanista catalán y el desencanto
ciudadano ante los casos de corrupción. Don Felipe planteó una innegable defensa
de la Constitución de 1978: “Nuestra democracia no es fruto de la
improvisación, sino de la voluntad decidida del pueblo español de constituir
España en un Estado social y democrático de derecho, inspirado en los
principios de libertad e igualdad, de justicia y pluralismo, y en el que todos,
ciudadanos e instituciones, estamos sometidos, por igual, al mandato de la
ley”. “Respetar y observar ese marco constitucional y democrático es la
garantía de nuestra convivencia en libertad. Es la garantía necesaria para que
todos los españoles puedan ejercer sus derechos, (…) para que funcione
ordenadamente nuestra vida colectiva. Debemos cuidar y favorecer nuestra vida
en común (...) y no repetir errores del pasado”. “Queremos una España alejada
de la división y de la discordia”.
Nuestro monarca empleó las palabras “Todos” y “común” hasta en 14
ocasiones. “ Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos
protagonistas de un mismo camino”.
“Estoy convencido de que la
comprensión, la consideración, el afecto y el respeto mutuos son sentimientos
arraigados en el corazón de los españoles y compartidos de norte a sur y de
este a oeste en nuestro territorio. Y todos esos sentimientos, ni los debemos
olvidar nunca, ni mucho menos perder. Al contrario, los tenemos que preservar y
alimentar”, añadió. “Seamos conscientes de que, como cualquier sociedad
avanzada, debemos afrontar nuestro futuro con la fortaleza que nos exige un
mundo distinto al que hemos conocido; un mundo que camina hacia una mayor
integración, y no al contrario. Es un futuro complejo, pero lleno de nuevas
oportunidades. Este es uno de los grandes retos que tenemos como país. Trabajemos,
cada uno con su propia personalidad, en un proyecto integrador, sentido y
compartido por todos, y que mire siempre hacia adelante”.
Y sobre la corrupción: “La sociedad necesita referencias morales a las
que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar; valores
cívicos que preservar y fomentar”. “Es con ese necesario impulso moral
colectivo con el que se puede y se debe hacer de España una nación ilusionada”.
Felipe VI finalizó su discurso recordando que España afronta una de las
«crisis económicas más profundas». Un mundo que camina hacia una mayor integración
y no al contrario. Un futuro complejo, pero lleno de nuevas oportunidades. Ese
es uno de los grandes retos que tenemos como país». «Sigamos, en fin, el viejo
consejo de Unamuno: «Haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia,
haced ética». Ha finalizado recordando a los premiados, «el mayor patrimonio de
nuestra fundación». «Pues, como afirmaba nuestro querido Vicente Ferrer, hacer
el bien sirve para llenar una vida. Hacer el bien a los demás, señoras y
señores, sirve para darle sentido a una vida».
Un excelente discurso el de nuestro Rey. Si no has tenido ocasión de
disfrutarlo, te sugiero que lo hagas en www.rtve.es/alacarta/videos/premios-principe-de-asturias/felipe-vi-llama-espana-unida-alejada-discordia-siga-mismo-camino/2828361/
De l@s premiad@s, me quedo con el reconocimiento al arquitecto Frank O. Gehry,
por acometer edificios como el Guggenheim de Bilbao, “un acontecimiento único,
por su impacto transformador de la ciudad”; al hispanista Joseph Pérez, francés
de padres valencianos, que nos ha mostrado nuestra historia a través de grandes
personajes como Cisneros, Fray Luis o los comuneros de Castilla; a Quino,
creador hace 50 años de Mafalda (“profundamente humana, dotada de una singular
ironía”); al escritor John Banville, “felizmente obsesionado con las palabras. El
estado de ensoñación en el que escribe envuelve su obra en una luz especial”; a
los científicos Avelino Corma Canós, Mark E. David y Galen D. Stucky que se lo
dedicaron a sus colegas de este país y a quienes buscan oportunidades fuera de
él; a la periodista congoleña Caddy Adzuba: “Con lucidez afirmó Gandhi que lo
más atroz de las cosas malas de la gente es el silencio de la gente buena”; a
las becas Fulbright (en 150 países) y a la Maratón de Nueva York.
Me gusta la equidad y el mérito de estos premios, por lo que agradezco
mucho la labor de los diferentes jurados. “La sociedad necesita referentes
morales a los que admirar y respetar”, dijo ayer el Rey. Así se construye la
conciencia social, tan profundamente humanista.