Domingo que
anticipa el invierno, en el que merced al cambio de horario hemos podido dormir
(al menos, teóricamente), una hora más. Tras el Clásico, creo que el mejor
análisis del partido ha sido el de mi admirado Radomir Antic en el mundo. Un
“coach” que sabe muy bien lo que se hace. También me ha interesado la
entrevista a la primera dama del Perú y el análisis de mi buen amigo Iñaki
García de Leániz sobre la película ‘La Isla Mínima’ (una de las mejores cintas
de la temporada). Un análisis sobre la profesionalidad y la excelencia (la
areté griega) en plena transición de la dictadura a la democracia.
He disfrutado de
‘Creatividad, S. A. Cómo llevar la inspiración hasta el infinito y más allá’,
de Ed Catmull, presidente de Pixar y de Disney Animation con Amy Wallace.
El libro, que está
dedicado a Steve (Jobs), se divide en una introducción (en la que el autor nos
confiesa que “ha pasado casi cuarenta años pensando en cómo ayudar a personas
inteligentes y ambiciosas a trabajar juntas con eficacia” y que su función como
directivo es “crear un entorno fértil, mantenerlo saludable y vigilar aquellas
cosas que lo debilitan”) y cuatro partes:
El
inicio. Su ídolo Walt Disney, su vocación en la ciencia (física) y la
informática, sus estudios en la Universidad de Utah (con compañeros de clase
como Jim Clak, fundador de Silicon Graphics y Netscape, John Warnock,
cofundador de Adobe –Photoshop y PDF- y Alan Kay, creador del ratón), su primer
corto animado (de 1972) y su doctorado en 1974 (su tesis fue sobre ‘Un
algoritmo de subdivisión de pantalla de ordenador de superficies curvas’). Su
trabajo en el Instituto Tecnológico de Nueva York. Su contrato con George Lucas
(que lo eligió por su sinceridad, su clarida de visión y su fe inalterable en
lo que podían hacer los ordenadores), la venta de Pixar a Steve Jobs por 5 M $
(1986), su tándem con John Lassiter (un soñador nato), el acuerdo con Disney.
“Pata forzar un aprendizaje rápido no hay nada como la ignorancia combinada con
una imperiosa necesidad de éxito”. En Pixar prevalecen dos principios
creativos: “Lo importante es la historia” y “Confía en el proceso”. Dos
lecciones extremadamente valiosas. Debemos estar alerta para cambiar las
dinámicas porque, de una vez por todas, nuestro futuro depende de ello. “La
Calidad es el mejor plan de negocio” (John Lassiter).
2. Proteger lo
nuevo. La clave es la sinceridad (mejor dicho, la franqueza: compartir ideas,
opiniones y críticas. El Braintrust es una de las tradiciones más importantes
de Pixar (“cuando funciona, los resultados son fantásticos. El Braintrust marca
la pauta de todo lo que hacemos”). Se diferencia de otros feedbacks en que se
compone de personas que tienen un conocimiento profundo de la narración y que
no tiene autoridad (el director no está obligado a aceptar las sugerencias).
“Para hacer grandes películas, los cineastas deben pasar, en cierto punto, de
crear la historia para sí mismos a crearla para todos” (Michael Arndt,
guionista de Toy Story 3). “Cada película de Pixar tiene sus propias reglas,
que los espectadores deben aceptar y disfrutar a continuación”. “Decir la
verdad es difícil pero, en una empresa creativa, es la única manera de
garantizar la excelencia”. Debemos convertir en fallo en algo a lo que la gente
se enfrenta sin miedo. “¿Podemos enseñar la forma de que nuestros directores
sigan haciendo cosas buenas cuando nosotros no estemos?”. “Una de las
principales responsabilidades del liderazgo es crear una cultura que recompense
a aquellos que hacen subir el precio de nuestras acciones sino también nuestras
aspiraciones”. Tras el estreno de ‘El Rey León’ (1994), el estudio vivió un
lento declive; hasta 2010 no vive ni un éxito de taquilla. Frente a ello, “la
originalidad es frágil”: toda empresa creativa es un ecosistema; el conflicto
es saludable y hay que proteger las nuevas ideas. Parte del cambio es azar. “El
pasado debe ser nuestro maestro, pero no nuestro dueño”. Todos tenemos el
potencial de resolver problemas y de expresarnos creativamente; lo que
interpone en nuestro camino son las barreras ocultas.
3. Crear y
mantener. Para ampliar nuestra visión: visionados diarios (resolución conjunta
de problemas), viajes de investigación (por ejemplo, al MIT, Harvard y
Princeton para hacer ‘Monstruos University’), el poder de los límites, integrar
tecnología y arte, experimentos cortos (“los cortos son una forma relativamente
barata de cometer errores”), aprender a ver, evaluaciones finales, aprendizaje
continuo.
4. Poner a prueba
lo que sabemos. El desafío de integrar Pixar y Disney (“el equipo quería tener
éxito, pero le daba miedo entregarse a algo que no iba a tenerlo”). La
pusilanimidad no iba a hacer grande a Disney. El Día de las Notas para allanar
la creatividad.
El libro concluye
con “el Steve que todos conocimos” y con 33 puntos muy prácticos para favorecer
la creatividad en la empresa (apostar por el talento y por el equilibrio más
allá de la estabilidad).
En la misma línea,
he visto el DVD ‘El somni del Celler de Can Roca’, de Franc Aleu. Es “una ópera
en doce platos, un banquete en doce actos”. Narra el proceso creativo de más de
40 artistas internacionales (entre ellos, Ferrám Adriá, Zubin Mehta, Miquel
Barceló, Freida Pinto, Silvia Pérez Cruz o Harol McGee). Una experiencia visual
que nos permite entender con suma claridad la actitud vital y los ilusionantes
retos que han llevado a los hermanos Roca a lo más alto de la gastronomía
mundial.
Y esta noche, la
entrevista de Risto Mejide (‘Viajando con Chester’) a Josep Lluis Carod Rovira
y al creativo chef Martin Berasategui. Diálogos de los que se puede aprender
mucho.
Mi gratitud a
Risto, a Ed, a los hermanos Roca… a las personas creativas porque creen en sí
mismas, son autocriticas y hacen equipo.