Primera de las dos jornadas de inicio del
curso con centenares y centenares de compañer@s en el World Trade Center de
Barcelona. Durante esta sesión, el Club de Excelencia en la Gestión, a través
de su Secretario General, Juan Fernández Liquete, ha entregado al Presidente de
ManpowerGroup, la Certificación como Empresa 400+. Una Certificación que
demuestra Compromiso, como ha señalado el DG adjunto de AENOR, Mario Calderón.
Ya sabes que todo evento de estas
características debe incluir cinco elementos:
- La Visión Estratégica del primer ejecutivo
- Un repaso de lo logrado durante el año
- Ejercicios de participación de toda la
audiencia
- Convivencia (a ser posible, al aire libre)
- La participación de un ponente externo que
refuerce el mensaje
El término más
empleado en esta convención es Ilusión. Tanto en ‘Por qué necesitas un coach’
como en ‘Atrévete a motivarte’ he tratado el tema de la ilusión (considero que
el ‘Breve tratado de la ilusión’, del maestro Julián Marías, es esencial). Respecto
a la motivación, conviene recordar que “La ilusión, la ilusión
positiva, se mueve en cuatro planos:
- Espiritual o de valores, porque la ilusión ha
de ser coherente con lo que consideramos importante. ¿Nos ilusionaría tener un
coche de la más alta gama si nuestros valores no son materiales?, por ejemplo.
- Afectivo-emocional o de los sentimientos,
porque la ilusión nos debe “movilizar” desde el buen humor, desde un estado de
ánimo positivo, desde una felicidad contagiosa. Emociones positivas con las que
nos damos a los demás.
- Cognitivo o intelectual, porque la ilusión debe
estar instalada en nuestro pensamiento. Debe servirnos para focalizarnos en lo
que podemos hacer, en lo que queremos hacer, y no contentarnos con menos.
- Conductual y ejecutivo: seríamos un@s ilus@s
si, aunque nos sintamos ilusionad@s en nuestros valores, emociones y
pensamientos, no pasáramos a la acción. El comportamiento (el comportamiento
continuado, el hábito) marca la diferencia. Por ello, la esperanza puede
cumplirsesi actuamos en consecuencia.
Por eso, no está de más recordar aquellas
palabras de William Thackeray, el autor de La
Feria de las vanidades:
“Siembra un pensamiento y cosecharás una acción.
Siembra una acción y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino”
Así es. En la motivacion, en la ilusión, como en
todos los órdenes de la vida, se cosecha lo que se siembra. Si quieres vivir
con alegría, no seas ilus@; ilusiónate de verdad.”
El verbo de la ilusión, citando al maestro Marías,
no es ilusionarse sino “desvivirse”. Comprometerse, implicarse al máximo,
dejarse la piel. Por eso merece tanto la pena.
¿Y el orgullo? No es lo mismo ser una persona
orgullosa que sentir un sano orgullo de pertenencia como miembro de una
comunidad humana. Jorge Carretero y un servidor escribíamos al respecto en ‘Atrévete
a motivarte’:
“Como dice Rubén Turienzo, experto en positividad
y motivación, “No hablamos de nuestros éxitos por miedo a ser tachados de
prepotentes o soberbios. Pero hay una diferencia clara: El sano orgullo se hace
con datos reales y no con futuribles, exageraciones o intangibles. Los datos
mandan.”
El orgullo es insano cuando se ha convertido en
vanidad (algo vano, inútil, superficial), en arrogancia (que “arrojamos” a los
demás), en soberbia (creernos superiores a los demás). Es sano cuando está
basado en evidencias y sirve, en todo momentos, para mejorar.
Ejercicio: en todo autodiagnóstico (analizar tus
puntos fuertes y tus oportunidades de mejora), empieza por las fortalezas, por
lo que se te da mejor. Es mucho mejor que flagelarte centrándote exclusivamente
en tus puntos débiles (que no son carencias ni debilidades, sino en todo caso
oportunidades de mejora).
Piensa en qué destacas (qué es lo que más te
gusta, qué es aquello que haces particularmente bien) y asienta tu valor a
partir de ello.
Recuerda aquellos momentos por los que te sientes
especialmente orgullos@ (logros, consecuciones, éxitos, hazañas). Sin caer en
la nostalgia (es el proyecto y no la añoranza lo que nos debe guiar), piensa en
esos momentos especialmente agradables cuando tengas tendencia al desánimo o a
la depresión. Céntrate en lo que conseguiste y cómo te sentías después de
haberlo logrado.
Y sé muy consciente de que la humildad y el sano
orgullo han de ir de la mano. Si no valoras los éxitos, grandes y pequeños, no
tendrás motivacion para proponerte la siguiente cota. Si no aprendes
continuamente, no irás avanzando en el camino.”
Ilusión (por un proyecto que merece la pena) y
Orgullo (de pertenencia a una “tribu” maravillosa) para el comienzo de
temporada. Mi profunda gratitud a l@s organizadores/as de estas jornadas “Liderando
el Ciclo de Talento en el Human Age”. Un éxito extraordinario.