Esta mañana he ido al cine y he
recibido una muy grata sorpresa, “Mejor otro día” (A long way down),
interpretada por Pierce Brosnan, Toni Colette, Aaron Paul, Imogen Poots y Sam
Neill. Es la historia de cuatro personas que se encuentran durante la víspera
de Año Nuevo en uno de los edificios más altos de todo Londres (la Fleet Tower)
con la intención de suicidarse saltando al vacío. Ellos son Martin (Pierce
Brosnan), un famoso personaje de la TV caído en desgracia. Maureen (Toni
Collette), una madre soltera con problemas. Jess (Imogen Poots), una descarada
adolescente, y JJ (Aaron Paul), un joven músico que sobrevive como repartidor
de pizzas. Los cuatro están desesperados, pero deciden hacer un pacto: no
saltar y ayudarse entre ellos, al menos hasta San Valentín, para intentar pasar
juntos ese momento tan difícil de sus vidas.” Basada en una obra de Nick Hornby
(el autor de “Alta Fidelidad” y “Un niño grande”), es simpática, fresca,
muestra giros inesperados y sales del cine con un buen sabor de boca. Muy
recomendable.
He estado disfrutando del último
libro de mi buena amiga Elsa Punset, “El mundo en tus manos. No es magia, es
Inteligencia Social”, que acaba de aparecer y ya está nº 1 en la lista de No
Ficción. Elsa lo merece.
La autora le dedica el libro a Irene
Fernández Metti (que la introdujo en la teoría de los drivers –motivadores- y
parte de una cita de Boris Cirulnik, la referencia en resiliencia: “La paradoja
de la condición humana es que solo logramos ser nosotros mismos bajo el influjo
de los demás”.
Elsa comparte con sus lectores dos
claves de la neurociencia para transformar la información en conocimiento:
combinar entretenimiento y conocimiento (el punto álgido en la curva de
aprendizaje está entre el aburrimiento y el estrés, es decir, en la fluidez) y
hay que entrenar la mente (coaching) de la misma forma en que hemos aprendido a
entrenar el cuerpo. Una vez que la mente ha aprendido algo, cuesta mucho
desaprenderlo (por eso es tan difícil cambiar).
La autora estructura la obra en
cuatro apartados:
- “Bienvenidos al mundo. Por qué los
demás nos importan tanto”. Sí, nuestro cerebro es la clave de nuestro éxito,
nos enseña Elsa Punset. Y nos habla de la importancia de la infancia (cita las
investigaciones de John Bowlby, el concepto de “imprinting”, impronta, de
Konrad Lorenz y los estilos de apego). “La relación inicial entre uno mismo y
los demás sirve como patrón para las relaciones futuras”. El libro incluye un
test para que comprobemos si somos de relaciones ansiosas (estilo de apego
inseguro), seguras o evitativas/distantes (estilo de apego inseguro). El 60% de
las personas mantienen relaciones seguras y positivas con los demás, 20% son
evitativ@s y el 20% restante, insegur@s (Phillip Shaver y Cindy Hazan). ¿Se
puede cambiar? Por supuesto, con esfuerzo. ¿Qué porcentaje lo logra? En torno
al 20% (puro Pareto). El reto vital es el equilibrio entre creatividad y
seguridad.
- “Un mundo demasiado grande para
mí”. Me gusta la aseveración de Elsa: “El amor que no se expresa no sirve de
nada; y para que un buen abrazo tenga un efecto químico debe durar al menos 6
segundos”. Elsa trata la soledad (sentirse sol@, independientemente de las
condiciones externas y objetivas), de Frieda Fromm-Reinchmann, contemporánea de
Freud (“la soledad es la carencia de intimidad”) y del experto John Cacioppo
(Universidad de Chicago). También incluye el test y la escala de la soledad de
UCLA. En EEUU, un tercio de los mayores de 45 años se sienten crónicamente solos.
En Canadá o en España es el 25%. El tamaño medio de l@s amig@s íntim@s ha
pasado de 2’94 (en 1985) a 2’08 (en 2004). El impacto de la soledad es
emocional, mental y físico. Tribu: los experimentos de Henri Tajfel y John
Turner (teoría de la identidad social) demuestran que favorecemos
irracionalmente a los miembros de nuestro propio grupo. “Primero categorizamos,
luego nos identificamos con nuestra categoría y, por fin, nos comparamos con
los demás grupos, siempre a favor del nuestro, lo que eleva nuestra
autoestima”. Lo hacemos con naturalidad. “Preguntarle a la gente cómo se siente
puede ser tan importante como preguntarle cuánto gasta” (Arthur Stone, NYU).
Vivimos “el declive del Capital Social” (Robert Putnam). La paradoja de
internet es que los supuestos amigos tienen apariencia de intimidad, pero no
realidad. “Necesitamos nuevas competencias para una nueva forma de
comunicarnos”.
- “La cara oscura de la luna.
Estrategias para sobrevivir en la jungla humana”. No estamos programados para
dañar conscientemente a quienes consideramos inocentes (Joshua Green,
Princeton). Elsa también cita a Jonathan Haidt y su “moral dumbfounding”
(desconcierto moral), nuestra dificultad para explicar ciertas creencias
morales (que son hábitos culturales). Está demostrado que “ser generos@s con
los demás nos ayuda a sobrevivir” (Steven Pinker). Incluso los bebés muestran
señales de moralidad (Paul Bloom y Karen Wynn). El antropólogo cultural Richard
Shweder ha analizado, como categorías morales, el respeto a la divinidad, a la
comunidad y a la autonomía. Finalmente, Elsa trata “la banalidad del mal”
(Hannah Arendt), la obediencia a la autoridad (Stanley Milgram) y “la banalidad
del heroísmo” (Phillip Zimbardo). “Debemos amarnos o morir” (W. H. Auden).
- “El descanso del guerrero. Come,
reza, ama”. Elsa Punset nos ofrece pautas para evitar el agotamiento mental
(Christina Maslach y Susan Jackson) y el agotamiento emocional o burnout
(Maslach y Michael Leiter). La autora se pregunta “¿Qué intentan decirme mis
emociones?” y responde: “La ansiedad dice: ¿de qué tienes miedo? La tristeza
pregunta: ¿qué has perdido? La ira interroga: ¿cómo te han atacado, a ti o a
tus valores? La alegría celebra: ¿qué has ganado?”. El estrés nos envejece
(como se demuestra en el libro “Real Age” de Michael Roizen). Elsa nos ofrece
un plan de entrenamiento para trabajar la energía vital, los seis pasos para
ser más creativ@, la rueda de la salud maorí (mente, emociones, cuerpo e
inspiración) y la teoría de los
motivadores, de Irene FM.
“No es magia, es inteligencia
social”, proclama Elsa Punset. Estoy de acuerdo, en el sentido de que no es
algo milagroso, que sucede por puro azar. Sin embargo, la magia es una forma
elevada de comunicación (James George Frazer, “La rama dorada”) y, como dijo,
Arthur C. Clarke, “toda tecnología lo suficientemente avanzada es
indistinguible de la magia”).
Empezamos la Semana Santa en un lugar
mágico (Los Ojos del Guadiana) con gente estupenda, y lo he finalizado con una
buena película (Mejor Otro Día) y un libro mágico (El Mundo en tus manos).
Gracias, Elsa, y a tod@s los que lo habéis hecho posible.