Ceremonia de entrega de la
certificación Top Employers 2014 esta noche en el Teatro Goya de Madrid (c/
Sepúlveda, 3-5). Desde sus inicios en España, soy un firme partidario de este
rating que destaca a las organizaciones que se comprometen de verdad con su
talento. Este año, 55 empresas han demostrado la apuesta por sus profesionales
y les felicito por ello. Mi gratitud a Salvador como country manager de Top
Employers España, a todo el equipo (desde David, el CEO global, pasando por
Robert, Victoria, etc) y a los otros expertos (José María, Lucía, Pilar) que
como un servidor avalan el valor de estas certificaciones, presentes en 72
países.
Muy agradable tanto el cóctel como la
cena, en la que tuve el placer de compartir mesa y mantel con los equipos de
RRHH de Altadis, Bankinter y Ferrovial. Y muchísimas gracias a las decenas de
profesionales de Recursos Humanos que me felicitasteis por mi nueva
responsabilidad como Head of Talent de ManpowerGroup y CEO de Right Management.
Quiero felicitar personalmente (como
DRH de las empresas que cuidan profesionalmente de su talento) a María
Castanheira (Abbot), Yolanda García (Abbvie), Nieves Castro (Altadis), Alicia
Sánchez (Altran), Valle Rodríguez (Amadeus), Gonzalo Gómz (Atento), María
Paramés (Bankinter), Phillipe Marxuach (Canon), Carlos Morán (CEPSA), Evarist
CAsany (Consum), Ferrán Mendoza (Corbion), Mª Teresa Gómez (Electrolux), Javier Perera (Enagás), José Luis Risco (EY),
Jaime Aguirre (Ferrovial), Miguel Ángel Aller (Gas Natural Fenosa), Joana
Eguidazu (Groupm), Diego Charola (Cortefiel), Andrea Rodríguez (Hilti), Enrique
Puig (IKEA), Thiago Oliveira (Janssen), Enrique Saldaña (John Deere), Segor
Teclesmayer (KPMG), Nuno Phillipe (Leroy Merlin), Carlos Olave (LG), Luis López
(Lyreco), Pilar Oncins (Makro), Miguel Ángel García (Olympus), Ana Jimeno
(Repsol), Luis Messeguer (Sanitas), José Duarte (Schindler), Gonzalo Romeu
(Thales) y Carlos Esteban (Zurich). Los premios europeos han sido para Maite
Montero (Avanade), Pablo Giráldez (British American Tobacco), Jesús Fernández
(BSH), Beatriz Vila (Chiesi), Helga Peláez (Goodyear), Fernando Córdova (ING
Direct), Susana Sierra (JTI), Mónica Urrutia (Lloyd’s), Emilio Herranz
(Mantequerías Arias), Alberto Unzurrunzaga (McDonald’s), Elena Colmenero
(Phillip Morris), Luis Manuel González (Roche), Susana Sáez (Sabic), Antonio
Gutiérrez (Samsung), Esther Mayans (Technip), Susana Blasco (Valeo). Y las Top
5 (de la medalla de oro en adelante): Alfonso Casero (Novartis), Mª José
Sobrinos (Accenture), Carmen Polo (Axa), Miguel Premoli (Pepsico) y Paz
Fonteboa (Orange).
En el diario El Economista de hoy ha
aparecido un artículo mío sobre el Desarrollo del Talento, “Ni imposible ni
ilimitado”. Es el siguiente:
“Estamos, qué duda cabe,
en el paso del Capitalismo al Talentismo, en la entrada a una nueva era en la
que el Talento es más escaso –y, por tanto, más valioso- que el Capital. El
desarrollo tecnológico y la globalización han provocado que la diferencia entre
l@s mejores y el resto en cada actividad aumenta a pasos agigantados. Las
organizaciones que atraen, fidelizan y desarrollan talento (que convierten
talento individual en talento colectivo, en capital organizativo) triunfan; las
empresas (en realidad, negocietes) que tratan el talento como un mero coste a
minimizar, desaparecen (cada vez más deprisa). Darwin tenía razón; es la
supervivencia del más apto, de quien mejor se adapta, del que aprende más
rápido. En términos prácticos, de l@s más humildes.
Sin embargo, algo
de vital importancia (literalmente, porque a las organizaciones les va la vida
en ello) como el talento y su desarrollo se confunde, se improvisa, se nos
escapa.
Y es porque
todavía el paradigma imperante sigue considerando el talento como inteligencia
(así lo sigue definiendo el Diccionario de la Real Academia de la Lengua en
tres de sus acepciones; la cuarta y última es “moneda de cuenta de griegos y
romanos”). La inteligencia, para ser talento o dejar de serlo, requiere de un
adjetivo. Hay, como bien nos ha enseñado el maestro José Antonio Marina,
“inteligencia triunfante”, que es el verdadero talento. Y hay inteligencia
fracasada, que es “agua de borrajas”. Es el conocimiento que no se transforma
en comportamiento, saber sin hacer. Algo insustancial.
Por tanto, el
Talento es Capacidad (los conocimientos y las habilidades que llamamos
“aptitud” y las conductas que demuestran “actitud”), pero también Compromiso
(la energía que le ponemos a nuestro proyecto vital). Y lo desarrollamos tanto
en las situaciones en las que ampliamos nuestros saberes como en las
circunstancias en las que le echamos las agallas necesarias para conseguir lo
que nos proponemos. El Talento es Marca de personas preparadas y valientes.
¿Cuáles son las
posibilidades de Desarrollo del Talento? Depende del paradigma, del modelo
mental, que compartamos. Si pensamos (o nos comportamos, aunque no lo
declaremos) que el talento es genético, “se nace o no se nace con él”, sus
posibilidades de desarrollo son casi nulas ( “el que nace lechón, muere
gorrino” o “lo que natura non da, Salamanca non presta”). Triste condición la
de quien piensa que no puede aprender.
Si, en el otro
extremo, pensamos que el talento se hace, se va haciendo, sin otras fronteras
que las del tiempo y el esfuerzo, su desarrollo es ilimitado.
La Neurociencia
nos ha enseñado que tan falsa es una opción como la otra. El Talento no nace ni
se hace; se cultiva. La semilla es la voluntad (la respuesta positiva a un
estímulo) y se necesitan 10.000 horas de práctica deliberada.
Las
organizaciones deben saber que, con carácter previo al desarrollo, está la
selección, porque un@ no va a mejorar en lo que no le gusta (el Talento como
Disfrute). Y que el desarrollo no surge por generación espontánea, sino con
duro trabajo (esto es obvio en una tierra como la nuestra, de deportistas
competitivos y esforzados que obtienen merecidas recompensas).”
Enhorabuena, Top
Employers. Apostando de verdad por el talento se consiguen los resultados de
forma sostenible.