Estos días en Italia he estado
pensando sobre el Talentismo y el Human Age. ¿Son en realidad sinónimos? ¿Se
trata de la misma cosa? ¿O hay diferencias? Y he llegado a la conclusión de
que, aunque ideológicamente pertenecen a la misma familia semántica, muestran
diferencias.
El Talentismo es la nueva época, la
nueva era en la que nos estamos adentrando. Es un momento histórico en el que
el Talento es más escaso –y por tanto, más valioso- que el Capital. Sustituye,
por tanto, al Capitalismo, que ha durado desde 1453 (la caída de
Constantinopla, la banca toscana). Y se ha iniciado, por poner una fecha, el 21
de diciembre del 2012, con el nuevo calendario maya. Es una era conceptual
(Daniel Pink), conductual (Behavioral Economics) y en la que la generosidad es
la cualidad principal (“Somos imprescindibles”, Seth Godin). Una era de grandes
cambios tecnológicos, geográficos (desplazamiento del poder del Atlántico al
Pacífico), políticos y sociales, además de económicos.
El Human Age es un enfoque del valor
de las personas en lar organizaciones, en el sentido de que las personas no son
“recursos” a minimizar, sino talento que deja huella. Se opone, por tanto al “management
científico o taylorismo”, que consagraba la consideración del ser humano como
perezoso, el control por desconfianza, la división de la organización en dos
mundos (los que piensan y los que ejecutan) y la especialización y
compartimentalización de tareas. Donde el taylorismo fomentaba el conformismo,
la apatía, la imitación, la reactividad, el inmovilismo, la inexperiencia, la
demagogia y el cortoplacismo, el “Human Age” favorece la curiosidad, la vocación,
el aprendizaje, la iniciativa, el dinamismo, la maestría, la reputación y el
legado. Citando a Thomas Stewart (“Capital Intelectual”): “Las mejores
organizaciones no lo son solo por contratar a los mejores, sino por establecer
procesos y sistemas que animen a las personas a pensar, y permiten que ese
pensamiento se ponga en práctica”. Es cuestión de Posicionamiento (ser
distintivas), Agilidad, Disciplina y Enfoque, y no hay contradicción (una cosa
o la otra), sino paradoja (un@ y l@ otr@, simultáneamente).
Jornada muy cultural la de hoy. Por
la mañana, en la Fundación March y con mis amigos Miguel Ángel y Julio,
Concierto del ciclo “El intérprete como compositor”, con obras de Pau Casals (1876-1973)
y Gaspar Cassadó (1807-1966), interpretadas por el Dúo Cassadó (el
violonchelista Damián Martínez Marco y la pianista Marta Moll de Alba). Y por
la tarde, en el Teatro El Castillo, la obra “Antes te gustaba la lluvia”, de
Lot Vekemans, interpretada por Blanca Oteyza y Sergio Otegui, y después una
agradable velada con Luis, María, Natalie, Blanca y José. Una función excelente,
que demanda mucho de los protagonistas.
Y además me he comprado “Cuatro bodas
y un funeral”, del gran economista David Taguas. Mañana lo leeré detenidamente.
Mi gratitud a los artistas que hoy me
han hecho emocionarme a través de la música clásica y el teatro.