Esta mañana, en Madrid, he quedado
para tomar un café con un amigo, uno de los mejores managers de nuestro país, y
le he regalado “Marca Profesional”, de Irene Martínez, que se publicó ayer.
También le he regalado un ejemplar a mi hermana Patricia, profesional en el
mundo televisivo y del protocolo, a quien le interesan mucho estas cosas. Y es
que estoy convencido de que “Marca Profesional” es uno de los libros del año en
gestión empresarial y ay de aquel/aquella que no lo compre, lo lea y lo estudie
(lo ponga en práctica para su propio beneficio), porque en la nueva era en la
que el Talento es más escaso –y valioso- que el Capital, es inexcusable ponerse
en valor a través de la Marca Profesional (que, a diferencia de la Marca
Personal, no es exclusiva de personas que trabajan por cuenta propia, sino que
es efectiva para l@s profesionales que trabajan por cuenta propia o ajena, como
intraemprendedores o extraemprendedores). Como explica la autora, vivimos en un
“mundo paretiano” (el 20% de las causas genera el 80% de los resultados) en el
que un@ de cada cinco tendrá una Marca Profesional sobresaliente, relevante y
diferente y el resto sufrirá minitrabajos con minisueldos. La del Talento es una
realidad dual. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, que
cantaba Joan Manuel Serrat.
“Marca Profesional” es un concepto
(más bien un “mega-concepto”, porque se nutre de multitud de conceptos) cuyo
tiempo ha llegado. Cada un@ de nosotr@s debemos elegir –consciente o
inconscientemente- entre ser una marca líder o ser una marca blanca o antifaz.
Porque, como muy bien nos explica Irene Martínez, tomos somos una marca, nos
guste o no lo que transmite la misma.
La autora de “Marca Profesional” no
crea el concepto de la nada, como una abstracción meramente teórica, sino como
el fruto de su experiencia durante años, gestionando el talento de la empresa que
sostenidamente ha sido la marca más valiosa del mundo (“la chispa de la felicidad”)
y posteriormente como consultora externa y emprendedora, hasta convertirse en
referencia en el desarrollo de profesionales, el outplacement y el coaching de
carrera. Marca Profesional surge como
un concepto práctico y depurado, como la traslación al individuo de la marca
comercial, con un trasfondo más avnazado que el del Personal Branding, creado por el gran Tom Peters. Sí, es una
revolución que arrasa, nos cuenta Irene Martínez en este libro, y como toda
revolución, acabará con los inmovilistas que traten de taponar el nuevo orden
de cosas y se resistan a los nuevos tiempos. O trabajamos desde la humildad, el
disfrute y el esfuerzo (la “práctica deliberada”) la construcción de nuestra
marca como auténtica, consistente, oportuna y bien comunicada o no “marcaremos”
la diferencia. En un mundo con sobreabundancia de información y de
distracciones, o nos precede una “promesa de valor” o no hay tiempo para
generar confianza en los clientes internos y externos.
A lo largo de este tratado tan
práctico, Irene Martínez nos presenta en apenas 200 páginas 110 conceptos tanto
propios como de otros grandes expertos, para profundizar y aprovechar la Marca Profesional en nuestro propio
beneficio. Nos habla, como aportaciones originales, del “efecto Zander” frente
al “efecto Mozart” (escuchar música del compositor austriaco para aprender un
idioma), de tunicados y pulmonados, del “arco iris laboral”, de la “beta
permanente”, de distinguir entre “pantuflas y zapatos”, de los tres círculos y
el límite de 140, de la “doble A”, del cálculo del Capital Relacional, de las
tres patas de un banco, de si cultivas o persigues, del efecto placebo y
nocebo, de la clave del éxito los ratones en el laberinto, de cómo se comen las
hormigas a un elefante… Y le añade de forma magistral, como esos chefs que
ahora están tan de moda, aportaciones ajenas tan valiosas como las de “atraer
la buena suerte”, el sesgo optimista, las 10.000 horas, la ley de Gresham, el
happyshifting, la SCARF, el secuestro amigdalino, la ventaja transitoria, el
tapiz, la parrilla ERAC, las anclas de la vida, el diversigrama, el efecto
Mateo y Trinquete, el gorila invisible, la cuenta corriente emocional, las 7S,
la sonrisa de Duchenne, el buen samaritano, las neuronas espejo, el “efecto
Pigmalion”, el 40% voluntario en la felicidad, la espiral de ansiedad o la
excusitis de la edad. Nos hemos de sentir muy orgullos@s de que una compatriota
aúne creación pura e investigación para ofrecernos tal abanico de posibilidades
respecto a lo que la Marca Profesional significa y cómo convertirnos en una.
Se habla mucho últimamente de
darwinismo social, y es un hecho: O te haces únic@, o te extingues. O te
lamentas de “tu mala suerte” o te pones manos a la obra para fluir (con retos
ilusionante y creciendo a la altura del desafío) y ser feliz. Como sé que estás
en esta segunda opción, la ganadora (si no, ¿qué haces leyendo un blog como
éste?), te recomiendo encarecidamente que inviertas en tu Marca Profesional,
empezando por este texto imprescindible.
En las dos últimas décadas, desde que
Daniel Goleman llevara al gran público el concepto de “Inteligencia Emocional”
de Salovey y Mayer, no son much@s l@s grandes de la psicología positiva y de la
dirección empresarial con un concepto propio. Podemos recordar, a bote pronto,
a Martín Seligman y su “Optimismo inteligente”, a Mihalyi Csikzentmihkayi
y su “Flow” (Fluidez), a Kim Chan y Renée Mauborgne y sus “Estrategias de
Océano Azul”, a Osterwalder y Pygneur
y su “Canvas” (el “Tapiz” en “Generación de Modelos de Negocio”, a Daniel Pink
y su “Drive” (motivación intrínseca),
a Richard Florida y su “Clase Creativa”, a Guy Kawasaki y su “Enchantment”(el
arte de cautivar), a Seth Godin y su “Linchpin” (las personas-eje, los
“artistas” imprescindibles), a Malcolm Gladwell y sus “Outliers” (Fueras de serie),
a Ries y Trout y su “Posicionamiento”, a Carol Dweck y su “Mentalidad de
Superación”… Apenas una docena de conceptos poderosos. Y en nuestro país, a
José Antonio Marina y su “Inteligencia Triunfante”, a Santiago Álvarez de Mon y
su Liderazgo como “cuestión de carácter”, a Mario Alonso Puig y su “Cociente
agallas”, a Javier Fernández Aguado y su “Gestión de lo Imperfecto”. Y ahora, el concepto creado por Irene Martínez: “Marca
Profesional”. Si no empieza a formar
parte de tu forma de actuar, te estás quedando atrás en el Talentismo.
Mi agradecimiento al editor, Roger
Domingo (un lince al que no se le escapan los buenos libros que deben
publicarse), a la autora y a su equipo profesional. L@s latin@s necesitamos
especialmente defender nuestra Marca Profesional (no cabe duda de que los
anglosajones lo hacen mejor) para generar valor en lo que hacemos y en lo que
somos.