Ayer por la tarde fui a ver con mi
hermana Patricia “La vida secreta de Walter Mitty”, producida, dirigida y
protagonizada por Ben Stiller. Una película de una bellísima factura visual,
con grandes actores (Sean Penn, Shirley McLaine), que nos recuerda que los
sueños deben hacerse realidad, que estamos en el tiempo de l@s valientes (sin
prisa, pero sin pausa). Gran peli, que no te puedes perder (un espectáculo así
no puedes esperar a verlo en la tele o en tu portátil, sino en la gran
pantalla). Y hoy, con Zoe y sus primas, “Futbolín”, la última de Juan José
Campanella (“El secreto de sus ojos” es otra peli imprescindible).
He estado leyendo Power and Personality (Poder y
Personalidad) de Jonathan Aitken, una voluminosa (750 páginas) biografía de
Margaret Thatcher, “la dama de hierro”. Un relato esclarecedor por un gran
escritor (su biografía de Nixon es impresionante), ex ministro, que además
estuvo saliendo con Carol Thatcher (hija de la primera ministro) durante tres
años.
De este libro quisiera sacar algunas
conclusiones para el liderazgo como talento para influir decisivamente en l@s
demás:
- La importancia de los primeros
años. Margaret Roberts (de soltera) nació en un pueblo pequeño, en una casa
modesta (espartana), hija de un tendero con vocación política y social. Su
padre le inspiró en su disciplina y determinación; a su madre prácticamente
dejó de dirigirle la palabra a los 15 años. “Los primeros años de Margaret
fueron notables por su falta de joie de
vivre”.
- A la II Guerra Mundial, que sufrió como
adolescente, le debió su patriotismo apasionado, su admiración por las fuerza
armadas, su afecto por los judíos, sus sospechas hacia Alemania y reverencia
hacia la alianza anglo-estadounidense. Fue una de las 9 alumnas de KGGS que
pudo ir a Oxford en 32 años de historia de la institución.
- La Universidad de Oxford confirmó
su personalidad. Se adentró en política en una vida universitaria intensa y
competitiva. Tuvo como mentor en el partido a Alfred Bossom.
-
A los 26 años ya se había embarcado en dos campañas. Se casó con Denis
Thatcher, hombre de negocios, el 13 de diciembre de 1951. Llegó al Parlamento
dos semanas antes de cumplir los 35. “A Margaret Thatcher siempre le pudo la
ambición. Puso primero su carrera, y su papel como madre como algo secundario”.
- En sus cinco primeros años como
parlamentaria (1959-1964) su vida familiar sufrió de lo lindo. Perdió dos
oportunidades de promoción.
- Pasó a la primera línea de la
oposición, aguantó en silencio y en 1970, con los conservadores en el gobierno,
fue nombrada Secretaria de Estado de Educación. Recibió todo tipo de críticas,
se ganó la admiración de Kissinger y la salvó el primer ministro, Edward Heath.
- En 1974 tuvo la inesperada
oportunidad de liderar su partido, gracias a Airey Neave y otros notables. Se
mereció la victoria por ser la más valiente, la más brillante y la mejor
candidata.
- Como líder de la oposición, estuvo
mejor en la calle que en el Parlamento. No estuvo tan coherente como después
como primera ministro, lo que provocó el descontento de los conservadores más
influyentes. Tras la división de los conservadores, llegó el “invierno del
descontento” hacia el gobierno laborista.
- Su consultor de imagen, Gordon
Reece, fue clave para que llegara al 10 de Downing Street en 1979. Los votantes
clave fueron la clase trabajadora con estudios, desencantada con los
laboristas. Su primer gobierno fue continuista. “Su estilo de liderazgo fue una
sorprendente combinación de intuición, precaución, reacciones iracundas y
valientes iniciativas”. Su primera administración fue una incómoda coalición de
creyentes de verdad y de escépticos desleales.
- Quiso restaurar el orgullo de Gran
Bretaña como nación. En asuntos exteriores aprendió de Lord Carrington (y tuvo
como interlocutor a Hugh Thomas) y renegó de los cuatro líderes franceses
(Giscard, Mitterrand) y alemanes (Schmidt, Kohl).
- 1981 fue su año más oscuro. La
economía no tiraba, su autoridad en el gabinete estaba resquebrajada, los
sondeos no le acompañaban. Pero llegó la guerra de las Malvinas, y con ella su
popularidad (por estas paradojas de la vida, al General Galtieri y la junta
argentina le tiene mucho que agradecer). De mayo de 1982 a mayo de 1983 fue un annus mirabilis, que le aseguró la
reelección.
- En su segundo mandato se dedicó,
además de a la economía, al terrorismo, Irlanda y Hong Kong (estos dos últimos,
grandes éxitos). Luchó a muerte con los sindicatos y mantuvo una relación
especial con Ronald Reagan (una “extraña pareja” con valores muy similares).
Ayudó a “ganar la guerra fría” por su conexión con Gorbachov.
- Tercera victoria electoral en 1987.
“El comienzo del tercer mandato marcó un cambio a peor en la personalidad de
Margaret Thatcher”. Tensiones con los ministros, más soberbia, más autocrática,
con menor escucha. Tuvo problemas con Nigel Lawson, mantuvo su
euroescepcticismo, se desilusionó con Geoffrey Howe (que dimitió) y cayó en lo
que Shakespeare llamó “la insolencia de la oficina”. Más de 10 años en el
cargo. “La longevidad en la alta dirección con frecuencia conlleva una
distancia arrogante”.
-
Howe y Michael Hesseltine prepararon un golpe de estado, dentro del
partido, en toda regla. Y fue el único momento de su carrera en que se mantuvo
pasiva. A 18 meses de ganar las elecciones, la economía estaba mejorando y la
guerra de Kuwait había sido un éxito. “El partido conservador pasó más de una
década a la intemperie porque los ciudadanos no perdonaron ni olvidaron el
golpe contra Margaret Thatcher”.
- Y luego se retiró en silencio,
dejando su puesto a John Major y dando conferencias a 50.000 $ con el
Washington Speakers Bureau. En su funeral, en abril de 2013, el público
irrumpió en aplausos.
“After the applause comes the
appraisal” (tras el aplauso viene la evaluación), escribe Aitken. Una mujer de
fuerte personalidad, con determinación, que ganó tres elecciones generales. “La
caída de Margaret Thatcher se debió a tres ingredientes. Su personalidad
descarriló por exceso de soberbia y falta de escucha. Su partido descarriló por
exceso de miedo y escasez de lealtad. Un movimiento de dos conspiradores y el
colapso de su apoyo en el gobierno hizo saltar todo por los aires”. Una líder cuyas fortalezas, con el paso del
tiempo, se convirtieron en excesos, siempre según el biógrafo que la trató
durante medio siglo.
Este 2013 se ha llevado a lady
Thatcher y a Nelson Mandela (me gustan las “vidas paralelas” de grandes líderes
que se llevaban fatal, como ellos dos, Churchill y Gandhi o, en cierto modo,
Kennedy y Martin Luther King). Mi gratitud hacia las personas que nos guían,
que nos inspiran, que transforman.