El arte de vencer a los gigantes



Esta mañana de domingo he ido con mi amigo Miguel Ángel a ver Diana (aunque 12 años de esclavitud la están “vendiendo” muy bien como firme candidata a los Óscar, me da pereza ver otra película sobre el racismo en EE UU tras el fiasco de El mayordomo). Del biopic sobre los dos últimos años de la Princesa de Gales me quedo con la soberbia interpretación de Naomi Watts y con algunas frases de la cinta como: “Usted es cáncer. Se aferra a la idea del Amor porque se le da bien dar amor”, “Cuando visito hospitales suelo emocionarme porque creo que puedo ayudar a alguien”, “Si sabes improvisar, te gusta el jazz” o “Me guía el corazón, no la cabeza”. Desde el punto de vista del eneagrama (o del diversigrama, si analizamos la diversidad intangibles desde el punto de vista de las organizaciones), Diana de Gales era una ayudadora (2, en el eneagrama; buey, en el diversigrama). Como Teresa de Calcuta, Desmond Tutu, Madonna, Céline Dion, Whitney Houston, Kim Catrall o John Travolta. El Dr. paquistaní Hasnat Khan (interpretado por Naveen Andrews), un ganador (3 en el eneagrama, león/a en el diversigrama) y por ello utiliza frases en la película como “Yo no sigo a nadie”, “Tengo un trabajo que exige gran concentración” o “No tengo malas costumbres”. Ganadores son Cindy Crawford, Kathleen Turner, Tom Cruise, David Copperfield, Michael Jordan, Will Smith u Obama. Si lo que se cuenta en la película es cierto, a Diana le pudo el orgullo (el infame orgullo que anima a ir contra tus intereses por sentirse humillada, no el sano orgullo que está basado en hechos y sirve para mejorar). Fue ella la que rompió con Hasnat (después de una ayuda no solicitada y de no ser admitida por la familia de él) y la que se “vengó” con Dodi Al Fayed, con las consecuencias que todos conocemos. Aviso a navegantes.
He estado leyendo en castellano el último libro de Malcolm Gladwell, David y Goliat. Desvalidos, inadaptados y el arte de luchar contra gigantes. Un texto sumamente interesante, con diez lecciones valiosas.
1. Gladwell detalla el combate entre el gigante Goliat y el pastor David en la región palestina de Sefela, en el valle de Elah. Un episodio histórico, en el que el pequeño vence al grande contra todo pronóstico. Sin embargo, en los enfrentamientos desiguales es importante saber que los aparentes puntos fuertes del rival pueden ser sus puntos débiles. David era un tirador con honda (artillería) y Goliat (infantería pesada) sufría de agromegalia (con visión deficiente). David tenía velocidad, maniobrabilidad y certeza en el disparo. Moraleja I: “Los poderosos y los fuertes no siempre son lo que parecen”. O, como diría Bill Gates: “Nosotros fijamos las reglas del juego” (de facto standards).
A. Las ventajas de las desventajas (y las desventajas de las ventajas)
2. En las guerras descompensadas, cuando el bando más débil renuncia a luchar como lo hacen los fuertes y emplea sus propias técnicas, sus posibilidades aumentan drásticamente: pasa de un 28’5% a un 63’6%. Moraleja II: “Los que no son favoritos ganan una y otra vez”. Ejemplos con los que nos ilustra Gladwell: Lawrence de Arabia, equipos de baloncesto con presión en toda la cancha… “Gastamos mucho tiempo pensando en los grandes beneficios que nos aportan el prestigio, los recursos y la relación con instituciones de élite. Y no pensamos lo suficiente cómo esas ventajas materiales muchas veces limitan nuestras opciones”. Cuidado con ser un gigante con los pies de barro.
3. Lo que es una ventaja o una desventaja no siempre es correcto. Por ejemplo, parece que estar en una clase con menos alumnos es mejor. sin embargo, se produce una U invertida (tan negativa es una clase atestada como con pocos alumnos). “Los académicos que sondean el tema de la felicidad sugieren que cuando una familia tiene unos ingresos anuales de más de 75.000 $, el dinero deja de ser causa de felicidad”. A partir de ese punto se generan rendimientos decrecientes. “La riqueza contiene la semilla de su propia destrucción” (el proverbio inglés reza: “Shirtsleeves to shirtsleeves in 3 generations”, En Israel, respecto a las clases, se sigue la “regla de Maimónides”; no alcanzar los 40 alumnos por aula. Moraleja III: “Goliat no consiguió su propósito porque era demasiado grande. Se puede ser demasiado rico o tener clases demasiado reducidas”. En el equilibrio está la virtud.
4. Los impresionistas (con Édouard Manet como líder; Edgar Degas como su mejor amigo, en tándem; Paul Cézanne, Claude Monet, Pierre-August Renoir, Camille Pisarro) prefirieron no ser un pececito en el gran estanque del Salón, y exponer por su cuenta. “La curva en forma de U invertida nos recuerda que existe un punto en el que el dinero y los recursos dejan de suponer un beneficio para convertirse en un inconveniente”. Moraleja IV: “Hay momentos y situaciones en los que más vale ser cabeza de ratón que cola de león”. Como ejemplo, la elección de la universidad (es mejor destacar en una buena que ser de los últimos en una excelente). La “privación relativa” (término acuñado por el sociólogo Samuel Stouffer durante la II Guerra Mundial) significa que nos comparamos con gente de nuestro mismo grupo. “No formamos nuestras impresiones globalmente, en el contexto más amplio posible, sino localmente”. La tasa de suicidios es más alta en países considerados “felices” (Suiza, Dinamarca, Islandia, Holanda, Canadá) que en los latinos. Aplicado a la educación, el fenómeno de la privación relativa se llama “efecto pez grande/estanque pequeño” y lo inventó el psicólogo Herbert Marsh. Harvard lleva reconociendo los peligros del “gran estanque durante más de medio siglo. En los 60 se nombró director de admisiones a Fred Glimp, que creó la política de la “feliz cuarta parte del fondo”. Se trataba de encontrar a estudiantes curtidos que aguantaran eso de ser peces pequeños en un gran estanque. Por ejemplo, atletas dotados con expedientes muy inferiores a sus compañeros. En EE UU, el 51% de los estudiantes afroamericanos de Derecho ocupa el 10% inferior de sus clases, y ¾ el 20% inferior. Escuela de resiliencia (o, aún mejor, de antifragilidad).
B. La teoría de la dificultad deseable
5. Podemos poner la atención no tanto en los haberes (dones) como en los dones. Por ejemplo, la dislexia. Muchos emprendedores han triunfado precisamente por esa enfermedad. Aunque si le preguntáramos a sus padres si hubiesen querido que fueran disléxicos, ya sabemos la respuesta. Existe el “aprendizaje de capitalización” (nos volvemos buen@s al trabajar los talentos que se nos han concedido naturalmente). Y la mayor parte del aprendizaje es por capitalización. Pero las dificultades deseables siguen una lógica opuesta. El psicólogo Jordan Peterson afirma que los innovadores tienden, respecto a “los cinco grandes” de la personalidad, a ser abiertos (frente a cautelosos), responsables (frente a descuidados) y ¡atención! desagradables (frente a amables, cooperadores). “Se trata de gente dispuesta a asumir riesgos sociales, a hacer cosas que causarán la desaprobación de otros”. Ejemplo: el fundador de IKEA (seguro que también estás pensando en el de Apple). Moraleja V: “La dislexia no hace necesariamente a la gente más abierta. Tampoco la vuelve más responsable (aunque sin duda podría). Pero la posibilidad más sugestiva sobre este trastorno es que tal vez haga algo más fácil ser desagradable”. Gladwell nos habla de Gary Cohn, disléxico, presidente de Goldman Sachs. “Aprender a gestionar la posibilidad de un fracaso es una preparación fantástica para labrarse una carrera en el mundo de los negocios”. Amén.
6. El psiquiatra canadiense J. T. MacCurdy resolvió en su libro La estructura de la moral el misterio del gran comportamiento de los londinenses durante el Blitz (bombardeo sistemático de su ciudad durante la IIGM). “La moral de la comunidad depende de la reacción de los supervivientes”. Desde la perspectiva del pánico, las bajas mortales no cuentan. Los “salvados por poco” pueden sufrir traumas; los “salvados por mucho” conquistaron el miedo y eso les generó euforia. Moraleja VI: “No todas las dificultades son negativas”. En los 60, Marvin Eisenstadt analizó a poetas y literatos célebres y descubrió que más de la mitad había perdido a uno de sus progenitores antes de los 15. De las 573 personas más relevantes de la Enciclopedia Británica, el 34’5% era huérfano antes de los 15 y el 45% antes de los 20. Lucille Iremonger descubrió que el 67% de los primeros ministros británicos era huérfano antes de los 16, y 12 de los 44 presidentes de EE UU (desde Washington hasta Obama). ¿Por qué muchos niños no desarrollan sus talentos precoces? Por “cantidad excesiva de salud psicológica” (Dean Simonton). “Son demasiado convencionales, demasiado obedientes, demasiado cuerdos como para eclosionar con una idea revolucionaria”. “Los genios tienen una perversa tendencia a crecer en las situaciones más adversas”. Sí, un concepto amenazante. En el otro extremos, el psiquiatra Felix Brown ha descubierto que los presos tienen 2-3 veces más probabilidades de haber perdido a uno de sus progenitores que el resto de la población. “Todos somos propensos a tener miedo de tener miedo” (MacCurdy). “El contraste entre la aprensión previa y el alivio y el sentimiento de seguridad actuales propicia una confianza en uno mismo que es la fuente del coraje”. En definitiva, “hay cosas que te levantan o que te derriban”.
7. Gladwell nos habla del movimiento por los derechos civiles en Birmingham, Alabama (la “Johannesburgo del sur”, 1963) con el Dr. King, el pastor Wyatt Walker y Fred Shuttlesworth, que formaron un triunvirato. “King era el profeta, cortés y carismático. Walker permanecía en la sombra”. Un idealista y un pragmático. Moraleja VII: “El pillo no lo es por naturaleza. Lo es por necesidad”.
C. Los límites del poder
8. Cómo atajar (erróneamente) las insurgencias. En 1970, los economistas Nathan Leites y Charles Wolf Jr. redactaron para RAND Corporation Rebelión y Autoridad. Su tesis es que se trataba de un problema matemático, de costes y beneficios. Así se aplicó en Vietnam como en Irlanda del Norte. “Hay que tratar con dureza y hacer visible esa dureza”. Moraleja VIII: “No son los revolucionarios los que causan la mayor parte de las revoluciones, sino la estupidez de los gobiernos”. El principio de legitimidad se fundamenta en que quienes han de obedecer tengan voz, la ley ha de ser predecible y la autoridad ha de ser justa. Si no, puede ser que los revolucionarios no tengan nada que perder (léase Los Miserables de Víctor Hugo).
9. Las mismas estrategias que tienen sentido al principio, a partir de un cierto punto (U invertida) dejan de tenerlo. Por ejemplo, en las condenas. Respecto al delito y al castigo, el criminólogo Todd Clear ha expuesto que la cárcel es disuasoria… hasta un punto. En 1989, había en California 76.000 personas entre rejas. Diez años más tarde, con una ley más represora (la Three Strikes) el número se había más que duplicado. En noviembre de 2012, la ley se atenuó. Moraleja IX: “Hay límites en el poder”. “Un hombre desolado usa todo el peso de la ley y termina implicando a su Gobierno en un experimento estéril y costoso. Una mujer se olvida de la promesa del poder y halla la fuerza para perdonar, salvando una amistad, su matrimonio y la cordura. El mundo al revés”, escribe Gladwell.
10. Los poderosos no son tan poderosos como dan a entender, y tampoco los débiles son tan débiles, como se vio en la invasión nazi de Francia. Aniquilar a un pueblo no es tan sencillo. Moraleja X: “No fueron los privilegiados ni los afortunados los que acogieron a los judíos en Francia. Fueron los marginales y los dañados, algo que debería recordarnos que existen unos límites reales en las conquistas que la maldad y la desgracia pueden alcanzar. Si uno quita la facultad de leer, crea el don de escuchar”. Del desconsuelo brota una fuerza indómita, ¡qué maravillosa noticia!
David y Goliat es un libro importante, uno de los mejores de la temporada. Lo que nos enseña es poderoso, además de una verdadera esperanza sobre el futuro. Ya sabes lo que escribió Nietzsche: lo que no te mata, te hace más fuerte.