Vuelvo a La Vanguardia de ayer, a la Contra
(una de las páginas que más me gustan de toda la prensa nacional e
internacional; por la que comienzo el diario barcelonés). Víctor-M. Amela
entrevistaba a José Castelló, de 40 años, que hace dos años que no trabaja (no
porque esté desempleado, sino porque se jubiló voluntariamente a los 38) y ha
publicado ¡Vive sin trabajar! (de la
familia Alienta). Nació en una familia de clase media en el Clot (Barcelona),
se puso manos a la obra para jubilarse (“Me dije, ¿por qué dejar en manos del
Estado algo tan importante como la jubilación?”) y desmontó la (falsa) creencia
de que hay que trabajar hasta los 65, para después (si la salud te respeta),
vivir la vida que quieres.
En estos dos últimos años, ha vivido en Bali,
Tailandia, Australia, Ecuador, Chile la isla de Pascua, Perú, París… Siempre
con su esposa, Liz; todavía no tienen hijos. José Castelló no piensa trabajar
nunca más, “porque ya tiene todo el dinero necesario para el resto de su vida”,
afirma. Lo que hace es ir a un país, alquilar un apartamento más barato que en
España, y dedicarse a vivir. “Como quiero aprender surf, son lugares con olas”.
A su pareja le encanta cocinar y a él comer; “buscamos lugares donde esto sea
posible”. En estos sitios, leen, practican ejercicio, ayudan a la gente (a
niños de la calle, a los que invitan a casa; a ancianos, que llevan de
excursión).
José Castelló no tiene nada en propiedad. Una
parte de sus ahorros está disponible y la otra, en fondos (la mayoría, a
interés fijo). “Si estás devolviendo un crédito con interés, estás
desahorrando”, nos dice. Primero calculó “el precio de su libertad”, ahorró
durante 5 años y con esa cantidad (que rinde al 3%) vive en países más baratos.
José nos da tres consejos (que ha aprendido
de los ricos): no perder el tiempo mirando e-mails (una hora al día son 15 días
ganados al año); eliminar toda actividad que no te haga más sano, más feliz, más
rico; conseguir descuentos en todos los productos y servicios.
A los desempleados, el consejo de este “jubilado
voluntario” es “¡nada de currículum! A una empresa no le pidas trabajo:
plantéale algún negocio. Mira alrededor, hay oportunidades”.
Me voy a leer
con detenimiento ¡Vive sin
trabajar! y lo voy a comparar con Los
secretos de la mente millonaria, de Harv Ecker. Seguro que hay muchos
puntos en común entre estos dos grandes del talento financiero.
En fin, aquell@s a quienes nos apasiona
nuestro trabajo ya vivimos sin trabajar (es lo que decía Confucio: “si trabajas
en lo que te gusta, no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”). Es muy
interesante este enfoque de José Castelló: valiente, cogiendo el toro por los
cuernos y apostando por la vida, mirándola de frente.
Gracias, José, por compartir con nosotr@s tu
filosofía (práctica) de vida, a Víctor por la entrevista y a Roger por llevar a
lo tangible (un valioso libro) esto de vivir sin trabajar.