La Alianza del Pacífico y la inversión extranjera


En el número de agosto de Actualidad Económica  es un ejemplar interesante, con entrevistas a Juan Miguel Villar Mir, “el constructor más sagaz”, y a José Miguel García, Consejero Delegado de Jazztel, además de artículos sobre Marta García Aller sobre si votarías a Merkel y sobre alde@s globales y de Miguel Ors Villarejo sobre Nassim Taleb (autor de Antifrágil): “El problema de España es que el Estado ayuda a los bancos y no a los emprendedores”. ¿Se puede decir más claro?
Y además incluye un dossier sobre La Alianza del Pacífico: el nuevo motor económico de América Latina.  México, Colombia, Chile y Perú han levantado en tiempo récord una zona de integración económica que está asombrando al mundo. Se basa en el libre comercio, la iniciativa privada y unas instituciones fuertes y democráticas y crece a más del 5% anual.
“La Alianza del Pacífico es el nuevo motor de desarrollo de América Latina”, dice el presidente colombiano Juan Manuel Santos hace dos meses. En apenas dos años, siete cumbres y un modelo que supone la 9ª economía del mundo (un PIB que es 2’5 veces el de España), cerca de Rusia y de Gran Bretaña.
“La Alianza del Pacífico puede poner en marcha en América Latina la misma dinámica de la Unión Europea”, opina en este documento Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano. Según este experto, en la zona hay sobre abundancia de instituciones. “Lo lógico es que Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) desapareciera”, en Mercosur “el discurso de Cristina Kirchner es cada vez más aislacionista y proteccionista”, en la Comunidad Andina “la salida de Venezuela la sumió en una crisis casi terminal” y el ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas) es un proyecto “muy político y muy dependiente de la genialidad de determinados dirigentes”. “La presencia de México tiene mucho sentido. Su estrecha vinculación con Estados Unidos le ha resultado muy útil, pero necesitaba diversificar”.
“Iberoamérica sigue siendo el mercado que hace a España más fuerte dentro de Europa, y porque históricamente cuanto más fuerte ha estado España en Iberoamérica, más fuerte ha estado siempre España en Europa. En Iberoamérica estamos jugando buena parte de nuestro futuro económico”, dijo José Antonio Monago, presidente de Extremadura, el pasado 30 de junio en el Teatro Romano de Mérida con motivo del 500º aniversario del descubrimiento del Océano Pacífico por el extremeño Vasco Núñez de Balboa. La inversión española en la Alianza del Pacífico se concentra en los sectores financieros, turismo, construcción, energía y telecomunicación. Queda mucho margen para la mejora, por ejemplo en energías renovables (una destacada apuesta de México), en TIC y en la industria. “España debe hacer valer más su cercanía cultural y lingüística con el continente americano”.
España es el segundo país inversor en Chile (por detrás de EE UU), está creciendo al 10% anual en Perú (una locomotora económica, creciendo al 6% gracias a su demanda interna), tiene grandes oportunidades en Colombia (un país de enormes oportunidades por la estabilidad política, mejora de las finanzas públicas, reducción de la pobreza y marco legislativo favorable) y acompañar a México en su carrera por las infraestructuras.
Personalmente, creo que lo mejor para la Alianza del Pacífico está por llegar. Costa Rica (el país con mayor esperanza de vida de Latinoamérica, el 1º en libertad de prensa y el 3º en seguridad) está llamando a la puerta. Y sueño con que una Venezuela “normalizada” y un Ecuador más avanzado también estarán en la Alianza del Pacífico en un futuro no muy lejano.
Mi agradecimiento a Francisco Oleo, Miguel Ors Villarejo, Raquel Lánder, Miguel Ángel Uriondo y Marta García Aller por un dossier tan potente.
He estado leyendo en la revista ecuatoriana Gestión que Ecuador, el país en el que estoy esta primera quincena de agosto y al que adoro, tiene la inversión extranjera directa más baja de Iberoamérica (por debajo de Venezuela y Haití, en términos de porcentaje del PIB). Según un estudio de la CEPAL, recibió el 0’6% del PIB (586 M $), una caída del 8’2% respecto a 2012 y del 44% respecto a 2008. Los principales inversores son México, China y Canadá, para la explotación de recursos naturales. Una tendencia negativa que contrasta con la IED en América Latina, que ya supone el 12% del total mundial. Los principales receptores de inversión extranjera directa son Brasil y Chile (Chile y Ecuador tienen poblaciones de dimensiones similares; sin embargo, la renta per cápita de Chile es más del triple de la ecuatoriana). Colombia es el tercer receptor (más de 15.000 M $, 4’1% del PIB) y Perú es el sexto (12.240 M $, 5’9% del PIB). Es evidente la influencia de la Alianza del Pacífico.
El gobierno Correa ha puesto en marcha en marzo de 2013 el Proyecto de Promoción y Atracción de Inversiones, a cargo del Ministerio de Comercio Exterior e Integración Económica. Un proyecto cuatrianual, con una inversión de 18’5 M $, para incrementar la inversión extranjera entre el 15-20%.
¿Qué dice la Oficina de Asuntos Económicos y Financieros del Departamento de Estado de EE UU sobre Ecuador en su informe 2013? Que “mientras se han expedido leyes y reglamentos para promover una una mayor inversión privada local y extranjera, otros cambios legales han reducido la participación en los llamados sectores estratégicos, sobre todo en las industrias extractivas y han afectado negativamente a los sectores de la banca y de los medios de comunicación”. Y añade: “La corrupción es un serio problema en el Ecuador”, dice el informe. El país es el 118 entre los 176 que analiza Transparencia Internacional, con una nota de 3’2 sobre 10. Un puesto peor que Perú y Colombia, aunque mejor que Paraguay, Haití y Venezuela. Y respecto a la Educación, “un débil sistema de universidades públicas produce un exceso de graduados semicualificados en algunas profesiones. Puede resultar difícil contratar buenos profesionales en finanzas y en las ingenierías y muchos de los graduados requieren entrenamiento adicional para alcanzar los estándares internacionales… En el Ecuador hay poca o ninguna educación de posgrado y casi todos los científicos y especialistas son estudiados en el exterior. Los grados de maestría se ofrecen ampliamente, pero solo unos pocos son competitivos con los niveles internacionales de calidad”.      
“No hay nada más cobarde que el capital” (Robert Zoellick, expresidente del Banco Mundial). Y no hay nada más atractivo que el talento, si se comporta como tal (como la puesta en valor de lo que una comunidad humana, en este caso, sabe, quiere y puede hacer).
Mi gratitud a Luis Fierro Carrión y a Gonzalo Ortiz Crespo por este análisis.