He
estado leyendo el librito (120 páginas) Que
tu trabajo no acabe contigo, un “pocket mentor” para controlar el estrés de
Harvard Business Review Press, que Actualidad
Económica regala con su número de agosto.
“Por
qué hay que controlar el estrés”, se pregunta el autor, Dr. Edward Hallowell
(autoridad en ansiedad y estrés, en salud emocional y cognitiva, y creador del
concepto de “momento humano”). Porque “el estrés tóxico y continuado puede
dañar tu salud y tu rendimiento en el trabajo, impidiéndote dirigir tu equipo
de forma eficaz, lo cual a su vez provoca que a tu equipo le resulte difícil
funcionar a un nivel óptimo”. El estrés es una epidemia mundial (Organización
Mundial de Salud), afecta al 40% de los trabajadores de EE UU (estudio de la
Universidad de Chicago) y representa más de la mitad de los días perdidos por
absentismo.
Efectivamente,
el estrés tóxico (el distrés, porque hay un estrés positivo, el eustrés, que
eleva la energía y contribuye a desarrollar la iniciativa) reduce la
productividad, afecta seriamente a la salud, reduce los niveles de energía y
daña las relaciones interpersonales. Ahora puede preocuparnos poco, durante las
vacaciones, en la playita, tras tomarnos una paella o echarnos una siesta, pero
según el Dr. Harry Dassah, hay más infartos los lunes a primera hora de la
mañana que en cualquier otro momento”.
La
ecuación básica de la preocupación tóxica tiene dos elementos (sumatorios): la
mayor vulnerabilidad (que hace exagerar el peligro) y el menor poder
(subestimamos el poder que tenemos). “El aumento de la preocupación te impide
tomar decisiones racionales y adoptar medidas positivas para resolver
problemas”, escribe el Dr. Hallowell.
El
estrés positivo y las preocupaciones sanas son valiosos para la empresa, porque
ayuda a resolver problemas, cumplir plazos, presentar innovaciones, tener
sensación de control, aprender, participar en equipo, afrontar crisis…
Los
principales factores de estrés laboral son los cambios en el lugar de trabajo
(cambios en la cantidad de trabajo, de salario, de tarea, en la seguridad
laboral), un entorno laboral poco saludable (sobrecarga de trabajo, cultura de
curroadicción, jefes y compañeros tóxicos) y respuestas individuales (miedo al
fallo, autoestima baja, falta de confianza, falta de compañerismo, desgaste
laboral –por ejemplo, trabajo sin futuro). El libro recoge una “lista de
control del estrés agudo”, con 25 factores: palpitaciones, presión arterial
alta, sudoración, cefaleas, problemas de sueño, erupciones cutáneas, tics,
irritabilidad o impaciencia, depresión, miedo, pérdida de autoestima, envidia,
pérdida de interés por el trabajo, cambios de alimentación (comer mucho o muy
poco), mayor consumo de alcohol, agitación o inquietud, conducción agresiva,
despistes, quedarse en blanco, resistencia a los cambios, poco sentido del
humor, reducción de la productividad. Si respondemos afirmativamente a más de
la mitad, hay que coger el toro por los cuernos.
Asumir
el control del estrés es invertir la ecuación básica de la preocupación: menor
vulnerabilidad y mayor poder significa menor preocupación. Hallowell nos
propone cuatro pasos: Decir basta a los mensajes negativos, Respirar
profundamente, Reflexionar (ver las cosas con calma) y Elegir (soluciones
reales). Lo que parecía un desastre se convierte en un problema manejable.
Convierte
la preocupación en acción, con una estrategia de tres pasos: Evaluar (ponle
nombre al problema, piensa constructivamente, comparte la preocupación),
Planificar (recaba información, estructura tu vida: objetivos, prioridades,
agenda) y Solucionar (pasa a la acción o déjalo correr).
El
Dr. Hallowell nos recomienda conectar con los demás. Un lugar de trabajo
desconectado es aquel en el que a las personas se les trata como robots, abusa
de las comunicaciones informáticas en lugar de las interacciones humanas, se
guarda la información en vez de compartirla, se separa a las personas en
cubículos y se sobrecarga de trabajo a las personas. Las relaciones promueven
el sentido de comunidad y permiten animar y desahogarse.
Conecta
contigo mism@: aprovecha tu diálogo interno, acaba con el poder destructivo de
los pensamientos negativos, reprograma tu diálogo interior y no caigas en las
“trampas mentales” (pensamientos negativos, irracionales, poco realistas).
Identifícalas y evítalas.
Deja
que tu cuerpo te ayude a aliviar el estrés: ejercicio físico, come de forma
saludable, duerme bien, practica la relajación.
Y
practica buenos hábitos frente al estrés: además de la relajación y la
tranquilidad, el sentido del humor, pequeños respiros (paseos, música, charlar
con amigos, subir escaleras, excursiones, leer un buen libro o ver una buena
película).
El
libro finaliza con diez preguntas de comprobación por si has entendido o no los
contenidos, con seis FAQ (preguntas más frecuentes), términos clave y
bibliografía.
¡Qué
libro más útil y práctico! Prepárate a la vuelta para que el estrés no te
pilla.
Gracias
al Dr. Edward Hallowell, a los editores de la HBR Press por sus “pocket mentor”
(hay una decena de ellos en castellano) y a Actualidad Económica por regalarlos
a sus lectores.