La Felicidad y sus Causas (I): Sonja Lyubomirsky


He decidido este verano ver de nuevo los DVDs de La Felicidad y sus causas, la 4ª serie de conferencias que tuvo lugar en Sidney el 14-15 de mayo de 2009. Le agradezco a Santi Vázquez, que estuvo allí, que me regalara los DVDs (que hiciera posible, con Belén Varela y algunos otros amigos, las Conferencias anuales sobre la Felicidad en el Trabajo en La Coruña desde 2010). El próximo Happiness and its causes se celebrará en el Seymour Center de Sydney el 29-30 de mayo de 2014.
De aquellas conferencias, me gustaría extraer las principales lecciones y compartirlas contigo. Comienzo con Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología en la Universidad de California, Riverside, y autora de La ciencia de la felicidad (The How of Happiness), traducido a 14 idiomas, entre ellos el castellano. En 2002 recibió el Premio Templeton como investigadora.
Sonja Lyubomirsky (apellido que en ruso quiere decir “amor y paz”) no se considera una “conferenciante motivacional”, sino una investigadora, seria, rigurosa, sobre la felicidad. Más de 20 años analizando este fenómeno y ofreciendo respuestas que nos resultan muy útiles.
¿Merece la pena ser feliz? Sí, sin duda, y por los siguientes siete beneficios (tras analizar 225 estudios): las personas felices ganan más dinero y son más productivas laboralmente, son más creativas, son mejores líderes y negociadoras, se casan más fácilmente y sus matrimonios son más completos, tienen más amigos, son más generosas y más resilientes (aguantan mejor el estrés y los traumas). Luybomirsky, King & Diener, 2005. No se trata solo que “nos sintamos mejor”, sino que realmente estamos mejor.
¿Se puede mantener la felicidad? Sonja nos da tres razones para ser “pesimistas”: todos nacemos con un “nivel genético” (set point) de felicidad, la felicidad es un rasgo de personalidad a largo plazo y la “adaptación hedonista” (tomar como hecho cualquier motivo de felicidad). Por ejemplo, un estudio alemán ha demostrado que cuando la gente se casa, tiene un “subidón” de felicidad, que dura dos años (sí, dos años) y luego vuelve a su nivel de felicidad anterior.
La tesis principal de SL: “Más allá del hecho de que nuestra felicidad está genéticamente determinada y de que las circunstancias de la vida tienen una mínima influencia en lo felices que estamos, una larga porción de felicidad, el 40%, se encuentra en nuestro poder de cambiar”. Dicho con otras palabras, la felicidad es voluntaria, la elegimos. O, como un servidor escribía en Del Capitalismo al Talentismo, somos arquitect@s de nuestra felicidad.
La regla del 40%: el 50% es genético (bueno, yo creo que son los primeros años de vida, el entorno familiar, pero da igual), el 10% son las circunstancias vitales (salud, dinero, pareja) y el 40%, voluntario.
¿Cómo se define científicamente la Felicidad? La Felicidad tiene dos componentes: la experiencia de emociones positivas frecuentes y la sensación general de una buena vida, y un elemento subjetivo (cada cual considera la felicidad a su manera). Cada un@ emite sus juicios: “Puede ser feliz y no darte cuenta de ello”. El libro de Lyubomirsky ofrece dos tests de felicidad, el de Oxford y el suyo propio.
¿Qué hacen las personas felices? Según las investigaciones, nutren y disfrutan de relaciones sociales, son muy agradecidas, son generosas (las primeras para ayudar a los demás), practican el optimismo, saborean los placeres y viven el momento, hacen habitualmente ejercicio físico, con frecuencia son espirituales o religiosas (el valor de la trascendencia) y están comprometidas con objetivos de forma continuada.
“Intervenciones de felicidad”: las intervenciones sob experimentos en los que se modifican comportamientos para obtener resultados diferentes. Por ejemplo, se les pide a voluntari@s que durante un trimestre realicen actos de amabilidad, sean conscientes de lo valioso que tienen, escriban cartas de gratitud, visualicen el futuro que les gustaría, saboreen los momentos placenteros y los repitan. La conclusión es que “la Felicidad requiere de Esfuerzo” (divino esfuerzo, me gustaría añadir).
La Dra. Lyubomirsky nos pone como ejemplo dos intervenciones: contar las “bendiciones” (blessings), lo bueno que un@ tiene, y realizar actos de amabilidad. Es el poder de la gratitud (sentimiento de maravilla, agradecimiento y apreciación por la vida), que nos permite saborear las experiencias positivas, dejar de compararnos con otr@s, fortalecer nuestra autoestima, gestionar el estrés y los traumas, neutralizar las emociones positivas, liderar nuestro comportamiento, fortalecer nuestras relaciones y dar las cosas por sentado (como un privilegio natural). En un estudio, se pidió a los participantes que llevaran un “diario de gratitud” con cinco cosas durante 6 semanas (un grupo, una vez semanal, cada domingo por la noche; otro, 3 veces a la semana: martes, jueves y sábado; el 3º, de control). Las personas que agradecían semanalmente se volvían más felices (las de 3 veces a la semana, algo menos) y las de control, cada vez menos felices. El exceso de práctica puede ser perjudicial (tengo que decir que para un servidor, escribir este diario es una forma de agradecer, y me hace muy muy feliz). Lo que es esencial es ajustar (fit) las actividades a nuestro sentido de la felicidad: que encaje con tu personalidad, con tus objetivos, con tus fortalezas, con tu modo de vida, con la fuente de la felicidad.
Sonja utiliza el proverbio chino (“Si quieres ser feliz durante una hora, échate una siesta; si quieres ser feliz durante un día, vete a pescar; si quieres ser feliz durante un mes, cásate; si quieres ser feliz durante un año, hereda una fortuna; si quieres ser feliz durante toda la vida, ayuda a los demás) para explicar su segunda investigación: hay fuentes de felicidad que son placeres momentáneos (siesta, pesca), otros son más sustanciales (el matrimonio, el dinero) y el más poderoso es la generosidad. Las personas altruistas nos hacen sentirnos mejor, muestran a la comunidad como más valiosa, aportan interdependencia y cooperación, reducen el distrés de las personas menos afortunadas, nos hacen sentirnos a l@s demás como más autoconfiadas, competentes y en control de nuestras vidas, provocan que nos queramos más y hagamos más amistades, incrementan el aprecio y la reciprocidad. En la investigación, se le pide a un grupo que realice 5 actos generosos el mismo día, a otro que haga 5 a lo largo de una semana (uno al día) y el 3º grupo, de control. Los que hicieron 5 en un día aumentaron mucho más su felicidad (los de uno diario prácticamente no cambiaron). Moraleja: Sé generos@... intensamente.
La Dra. Lyubomirsky y su equipo han trabajado en otras “intervenciones”, relativas a las expectativas, al tiempo, al apoyo social, a los hábitos, a las estrategias o al tratamiento de la depresión, porque según la OMS la depresión será la 2ª causa de mortandad en el mundo en 2020, afectando al 30% de la población.
Sonja Lyubomirsky coincide con Aristóteles en que “la Felicidad depende de nosotr@s mism@s”.
Gracias, Sonja, por todo lo que nos enseñas. A Santi, por haberme “descubierto” a esta gran investigadora. A los organizadores de Happiness and its causes en Sidney, al equipo que hace posible las Conferencias Internacionales sobre la Felicidad en el Trabajo (Belén, Santi, AEDIPE, la Fundación Barrié) y a quienes generosamente hacéis felices, muy felices, a los demás.