¡Qué
día más lluvioso en Madrid! Hemos recibido los contratos de las ediciones en
coreano y en japonés de Código Mourinho. Una
gran alegría que un libro sobre liderazgo escrito por dos autores españoles
cruce fronteras, tanto en Occidente (portugués, italiano, inglés) como en el
Lejano Oriente (coreano, japonés y tal vez pronto en chino mandarín).
En
el mencionado Código Mourinho, la
Dra. Leonor Gallardo y un servidor tratamos en el caso del entrenador luso el
poder de las profecías que se autocumplen. En el capítulo 3. Diseña la
estrategia que deseas, escribíamos lo siguiente:
Anticipar
lo que va a pasar
José
Mourinho se ha ganado, por encima de cualquier entrenador, la fama de
anticiparse a lo que va a pasar.
Vítor
Baía ha contado la historia de un Benfica-Oporto (temporada 2002-2003) que
ocurrió cuando Mourinho le entrenaba: “Antes del partido, llegó a decir cuál
iba a ser la alineación del Benfica y qué ocurriría cuando marcásemos primero.
“Ya saben que Camacho (José Antonio Camacho, el ex jugador del Real Madrid y ex
seleccionador español, que por entonces era el ‘coach’ del Benfica) siempre
pone a Sokota cuando está en desventaja, por eso tenemos que adaptarnos de esta
forma…” Y añadió: “en el caso de que un jugador rival sea expulsado, así es
cómo vamos a hacer”. En ese partido ocurrió lo que Mourinho “había previsto”.
El Oporto marcó a los 36 minutos (gol de Deco). Camacho hizo entrar a Tomo
Sokota diez minutos después. Ricardo Rocha, defensa del Benfica, fue expulsado
a 20 minutos del final… y el equipo de Mourinho ganó 0-1 en casa de su eterno
rival. El propio José Mourinho explicaba este triunfo a los medios: www.youtube.com/watch?v=vH_7GrcEevk&feature=related.
Y atribuía la victoria a que su conjunto fue más fuerte mentalmente.
Relatos
como éste se suceden en el Chelsea, en el Inter o en el Real Madrid cuando
Mourinho ha sido su entrenador. Didier Drogba, la estrella del Chelsea, ha
comentado sobre el ‘coach’ portugués: “En el banquillo, le oía describir lo que
iba a suceder de una forma casi quirúrgica. A veces esto resultaba inquietante.
Parecía como si fuera capaz de ver el futuro”.
Es
como si pudiera leer con una bola de cristal lo que va a pasar. Y no sólo es
sugestión de los jugadores. Massimo Moratti, presidente y dueño del
Internazionale de Milán, ha comentado el caso de un encuentro de la máxima
rivalidad milanesa, Inter-Milan (24 de enero de 2010). En el medio tiempo, dado
que su equipo estaba ganando por la mínima (1-0 en el minuto 10), el defensa
Lucio tenía una tarjeta amarilla muy rigurosa y precisamente el goleador
Sneijder había sido expulsado por protestar la tarjeta de Lucio (según Moratti,
el arbitraje les estaba perjudicando), bajó al vestuario porque se imaginaba
que el equipo estaría especialmente nervioso. No fue así. Lo que encontró fue
silencio, plena concentración y a los jugadores escuchando a Mourinho, que les
decía “lo que iba a pasar en la segunda parte”: “Los del Milan se pondrán
nerviosos, porque no nos van a poder hacer un gol contra 10; entonces nosotros
aprovecharemos la ocasión, haremos otro gol y ganaremos 2-0”. Y así fue. El
segundo gol del Inter lo marcó Goran Pandev a saque de una falta.
“Me
preparaba para sustituir a Pandev. Pero en ese preciso momento surgió una falta
a nuestro favor, cerca del área rival. Corrí hacia el cuarto árbitro
solicitando retrasar la sustitución. Pandev siguió en el campo un minuto más,
lanzó la falta e hizo gol. La falta era desde el mismo lugar que habíamos
ensayado muchas veces durante la semana”, José Mourinho.
Ya
en el Real Madrid, Karim Benzema explicaba en una entrevista a So Foot (9 de noviembre de 2011): “Hace
grandes cosas tácticamente y apenas comete errores. Intenta cosas nuevas y
genera éxito y victorias en cada club en el que está. Algunas veces, cuando
estamos en el túnel, sabe si vamos a jugar bien o a recibir un gol. No sé qué
clase de don tiene, es alucinante”.
“Muchas
veces pensábamos que él (José Mourinho) era brujo, porque en más del 95% de las
situaciones él adivinaba lo que iba a ocurrir en el terreno de juego”, Nuno
Maniche, exjugador del Atl. de Madrid y del Oporto.
¿Poderes adivinatorios?
¿Tiene José Mourinho poderes adivinatorios?
Creerlo significaría no sólo pensar que el entrenador portugués está dotado de
magia, sino que además el destino ya está escrito y él ha podido verlo primero.
Cuentos para niños.
"Trabajaré más, pero no puedo hacer
milagros; no soy ni Merlín ni Harry Potter”, José Mourinho, que no cree en sus
propios poderes de ‘mago’.
La destreza de Mourinho como estratega es
formular profecías que se autocumplen. Desde la antigüedad, se ha creído que
determinadas personas (por ejemplo, la Pitia, la sacerdotisa de Apolo en el
santuario de Delfos) tenían el poder de profetizar. Fue el sociólogo Robert
Merton quien creó el concepto de “profecías que se autocumplen”
(“self-fulfilling prophecy” en inglés) en su libro Teoría Social y Estructura Social de 1968.
Merton
parte del Teorema de Thomas: “Si una situación es definida como real, será real
en sus consecuencias”. Esto ocurre porque, para el cerebro humano, no hay
diferencia entre lo que uno piensa y lo que sucede realmente. Robert Merton lo
explicó así: “La explicación pública de una situación futura (predicción o
profecía) se convierte en una parte integral de la propia situación y por tanto
afecta a las consecuencias de su desarrollo. Esto es propio de los asuntos
humanos, aunque no en la naturaleza, independiente de la mano del hombre. Las
predicciones del regreso del cometa Halley no influyen en su órbita. Pero los
rumores de insolvencia de un banco afectan a su resultado final. La profecía de
un colapso guía su propio cumplimiento”.
En
las ciencias humanas, muchas profecías se cumplen a sí mismas. El historiador
Karl Popper lo llamó “Efecto Edipo”, por la historia de Edipo Rey: la profecía
influye en el curso de los acontecimientos. Krishna, Rómulo y Remo, Las 1.001 noches. En la literatura y en
el cine, desde Macbeth a Matrix y La guerra de las galaxias… los ejemplos son de lo más variado.
“Una
profecía que se autocumple es una asunción o predicción que, simplemente por
haberse manifestado, provoca que el evento esperado ocurra y por consiguiente
confirma su propia ‘exactitud’”,Paul Watzlawick (1921-2007), experto en
comunicación.
En
la educación hay numerosos ejemplos de “profecías que se autocumplen”, como el
“Efecto Pigmalion”: la expectativas que tiene un profesor sobre sobre sus
alumn@s suele cumplirse, porque su actitud influye decisivamente sobre el
comportamiento de ell@s. En Economía, con los “modelos de expectativas de la
inflación”, ocurre lo mismo. Una “profecía” como el descenso del PIB del 1’5%
en un país como España suele alimentar que efectivamente ocurra así a finales
de 2012, por ejemplo.
Y
en el deporte, por supuesto. El psicólogo Robert Bansley “descubrió” que en el
hockey canadiense el 40% de los jugadores de élite han nacido en los tres
primeros meses del año, cuando lo normal sería el 25%. ¿Por qué? Porque en las
clases están los alumnos del mismo año, y por tanto los del primer trimestre,
cuando son jóvenes, son “más fuertes” que los del último trimestre.
“Siembra
un pensamiento y cosecharás un acto.
Siembra
un acto y cosecharás un hábito.
Siembra
un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra
un carácter y cosecharas un destino”
William
Thackeray (1811-1863), novelista inglés
¿Quieres
tener el “poder de la profecía”, como Mourinho? Trabaja duro, más que nadie.
Prepáralo todo, a conciencia. Explica “no lo que crees que va pasar”, sino “lo
que va a pasar”. Y una vez que suceda, recuerda que tú ya lo pronosticaste.
Esto te conferirá un poder especial.
No
debemos confundir las “profecías que se autocumplen” con las falacias inconscientes. Pongamos varios
ejemplos que hoy podíamos leer en la prensa:
-
Los presidentes de los gobiernos español e italiano se reunieron ayer en el
palacio de La Moncloa (por cuarta vez en lo que va de año). Mariano Rajoy
comentó a los periodistas que “el rescate no es imprescindible”. Más
concretamente, nuestro primer ministro dijo: “Es un instrumento que está ahí,
cualquier país lo puede pedir, y lo más relevante es que exista”. “Cuando crea
que es bueno para los intereses generales lo pediré. Si no lo ha pedido el Gobierno
es porque entiende que en este momento no es imprescindible”.
-
El líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, tras la reunión de la
ejecutiva de su partido federal (40 dirigentes, afines al secretario general),
explicó: “Me siento unánimemente apoyado”.
-
La ministra de trabajo, Fátima Báñez, explicó (después de cinco trimestres
consecutivos de caída del empleo y cuando los expertos vaticinan más de un año
hasta la creación neta de puestos de trabajo): “Estamos saliendo de la crisis”.
“Estamos viendo ya señales esperanzadoras”.
-
El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, destacó después de la tragedia de
Marikana (34 mineros muertos por disparos de la policía): “No hay ninguna
crisis en Sudáfrica. Exagerar es incorrecto. Decir esto es malentender el país.
Estamos en democracia y precisamente por eso la gente puede manifestar sus
inquietudes. No podemos concluir que haya crisis”.
Falaz
es, según el Diccionario de la Real Academia (en su segunda acepción), quien
“halaga o atrae con falsas apariencias”. Desde la buena voluntad,
inconscientemente, falta a la verdad quien expone una situación no tal como es,
sino como le gustaría que fuera.
Cuidado
con confundir las “profecías” (retos, proyectos de futuro) que pueden llegar a
cumplirse con las falacias (situaciones del presente que no corresponden a la
realidad) que minan la credibilidad de quien las expone. Y cuidado con evitar
hablar en positivo, por aquello de “no pienses en un elefante” (el cerebro
recoge “pensar” y “elefante”, pero es insensible al “no”). “No es
imprescindible” o “No hay ninguna crisis” logran precisamente lo contrario de
lo que pretenden.
Mi
agradecimiento a los empresarios y directivos con un plan estratégico (como
comentó Enrique Ulloa en la presentación de la revista KONEKTO, el 70% de
nuestras pymes carecen de él) y sobre todo a los que lo implantan (solo el 50%
lo hacen). Si lo comparamos con los ejecutivos de las mittelstand alemanas, que piensan globalmente, tenemos mucho que
hacer.
Mi “profecía”
es que vamos a mejorar considerablemente en calidad directiva (del puesto nº 43
a estar en el “top ten” en una década). Muchos nos movilizamos para que así
sea.