Disfruté mucho ayer
del desayuno de trabajo en la sede de Amedirh con una veintena de grandes
profesionales mexicanos de los RR HH, ejecutivos de Coca-Cola, General Motors,
Liverpool, Merck, Sharp & Dohme, Movistar, Pemex, Pepsico, etc. Mi
agradecimiento a todos ellos, y por supuesto al equipo de Amedirh que, como
dicen en México “me han sacado tarjeta” (me han fichado) para este maravilloso
país. Desde el DG, el licenciado Pedro Borda, al último “fichaje”, Óscar,
pasando por Alonso, Gloria, Lía, María y todos los demás, son el mejor ejemplo
que conozco de cómo potenciar el talento desde la Asociación profesional de
referencia. La primera semana de septiembre organizar el Congreso anual con más
de 5.300 participantes.
Para seguir
aprendiendo, he estado leyendo Una agenda
para México 2012, del periodista y analista político Héctor Aguilar Camín y
el profesor y articulista Jorge G. Castañeda. Se trata de “pensar el presente
de México como una oportunidad para el futuro”. Se centran en lo que llaman
“cinco direcciones”:
1. Inversión pública.
Un plan explícito de infraestructuras para conectar las regiones entre sí y con
el resto del mundo. Para ello, los estados deben generar recaudación adicional.
2. Permitir la
inversión privada minoritaria en Pemex.
3. Reestructuración
del aparato de seguridad del gobierno, con la creación de un Ministerio del
Interior y un mando civil para las Fuerzas Armadas.
4. Dos cambios
educativos de relevancia: la jornada completa escolar y un ordenador para cada
niño (15 M en total). La educación es la “catástrofe silenciosa”, la última en
la OCDE. Las escuelas mexicanas son de 4’5 horas de clase al día, con 200 días
educativos al año. Y maestros sindicalizados sin evaluación, además de
directores a los que no se puede despedir. Educar es evaluar. Además, combinar
educación pública y privada en la superior.
5. Reforma fiscal y
aumento de los recursos del estado, para realizar una política social digna de
tal nombre. La presión fiscal en México es del 12%, la más baja de la OCDE; en
los países desarrollados supera el 40%. Con una recaudación importante se puede
afrontar un proyecto de Seguridad Social necesario, el piso de un Estado del
Bienestar moderno.
A partir de 2012,
según este libro, el país debe asumir cuatro decisiones estratégicas: a) Asumir
los cambios que requiere la economía para crecer; b) Decidir el lugar que
quiere ocupar en el mundo; c) Universalizar los derechos sociales necesarios
para construir una sociedad equitativa; d) Hacer productiva su democracia
mediantes reformas políticas que propicien un gobierno de mayoría capaz de
emprender los cambios necesarios.
Y para ello, proponen
reducir los monopolios públicos y los oligopolios privados (“Las redes
sindicales del Estado son bastiones de atraso político por su falta de
democracia interna y por su relación clientelar con las autoridades”) y abrirse
al mundo (hacia el Norte –EE UU-, hacia el resto de Iberoamérica, hacia
adentro).
Aguilar y Castañeda
citan una bella frase de F. Scott Fitzgerald en El Gran Gatsby: “Y así vamos, naves contra la corriente, atraídos
sin cesar hacia el pasado”, para evidenciar que México pudiera estar preso de
su historia. Debe contar con identidad y propósito, proyecto creíble y rumbo
deseable (ilusionante, me atrevería a añadir): música de futuro.
Con la escasa
información de que dispongo, me parece una agenda interesante, no sólo para
México, sino para cualquier país que desee crecer con sentido.
En el Talentismo, la
apuesta por la educación, por las infraestructuras, por una recaudación fiscal
que sirva de verdad para el Estado del Bienestar (sanidad, justicia, educación)
y no para despilfarros burocráticos, por la equidad, por la apertura al
exterior, parece el camino más razonable. El de los recortes (la mal llamada
“austeridad”) sin proyecto, el de la educación precaria, el de la evasión
fiscal, el de la desigualdad en suma, es un suicidio a medio plazo.
Como
comenté en el desayuno de trabajo de ayer, si Estados Unidos no se desvincula del
capitalismo salvaje y si Europa no se federa de verdad, tienen un futuro muy
negro. El futuro, en esta nueva época, es (citando a Jim O’Neill y su Mapa del crecimiento) de los BRIC
(Brasil, Rusia, India, China) y de los “next eleven”
(próximos 11). Son Bangladesh, Egipto, Filipinas, Indonesia, Irán, Corea del
Sur, México, Nigeria, Paquistán, Turquía y Vietnam. 9 países asiáticos, dos
africanos (Egipto, Nigeria), dos europeos (Rusia, Turquía) y sí, dos
iberoamericanos (Brasil y México). Sólo en uno de ellos la lengua oficial es el
español.