Lobos de Arga


Anoche, después de la cena de alumni y consejeros de la Deusto Business School en Bilbao, nos fuimos Jesús Mari Iturrioz y un servidor a San Sebatián y llegamos a la una. Me he alojado ayer y hoy en el Hotel Astoria 7, en la habitación de Max Von Sydow, ese inolvidable actor sueco con porte de aristócrata que, según la leyenda, bebía cada copa de Rioja como si fuera la última de su vida.

Hoy viernes he participado en el Porgrama de Coaching Ejecutivo de DBS con la Cámara de Comercio de Guipúzcoa que dirige Jesús Mari. Hemos estado trabajando las teorías psicológicas, con especial énfasis en el GROW de John Whitmore y en el Análisis Transaccional de Eric Berne. Una sesión muy intensa, de diez horas, con un enfoque netamente práctico y empresarial. Agradezco mucho el interés y la atención a los alumnos, así como el trabajo de Jesús Mari, de Rakel y de todo el equipo de DBS involucrado en el proyecto.

Hemos terminado a las 8 y después me he ido a ver, en los cines de El Antiguo, Lobos de Arga. Una comedia inclasificable, muy divertida, realizada por Vértice Cine y que en su día me recomendó, cuando era el máximo ejecutivo de la compañía, mi buen amigo José Mari Irisarri. Con Borja Otxoa, Carlos Areces, el gran Manuel Manquiña, Secun de la Rosa, Luis Zahera, Mabel Rivera y Cote Soler. Una película muy entretenida sobre “hombres lobo” en un pueblo de Ourense, que tiene un ritmo muy atractivo para el espectador.

Sinposis: “En 1910, en Arga, un pequeño pueblo gallego, una maldición cae sobre la malvada marquesa de Mariño: al cumplir los diez años, su hijo se convierte en un hombre-lobo. Cien años después, Tomás (Gorka Otxoa), un escritor fracasado que es el último descendiente varón de los Mariño, regresa al pueblo convencido de que van a nombrarlo hijo adoptivo de Arga. En realidad, los vecinos piensan sacrificarlo en una oscura ceremonia para acabar con el reinado de terror del hombre-lobo que lleva un siglo sembrando el pánico en la comarca. De no llevarse a cabo la inmolación del último de los Mariño en la fecha exacta, una segunda maldición de consecuencias más terribles, caería sobre el pueblo”.

Tiene gracia además, porque Mariño es uno de mis apellidos familiares. He pasado un rato estupendo, que es lo que hay que pedir a una buena película de cine. Enhorabuena a Juan Martínez Moreno, guionista y director, por su cinta. Espero que tenga éxito de taquilla y mucha gente la disfrute.

Rodríguez Somoza ha escrito de Lobos de Arga: “Mu
chas historias se han escrito en torno a la figura que se esconde en los bosques las noches de luna llena. La literatura, el cine o el teatro han dedicado horas a descubrir cómo serían los licántropos. Si bien, ha sido el séptimo arte el que mayor protagonismo les ha otorgado. Desde clásicos reconocidos como «Un hombre lobo americano en Londres» de John Landis, «En compañía de lobos» de Neil Jordan o «La leyenda de la bestia» de Freddie Francis; hasta versiones más modernas como la reciente «El Hombre Lobo» interpretada por Benicio del Toro u otras que han supuesto espectaculares taquillazos como es el caso del fenómeno «Crepúsculo», basada en los libros de la estadounidense Stephenie Meyer.
Entre tantos títulos faltaba uno con sabor gallego. «Los lobos de Arga» irrumpe así en la escena cinematográfica. Bajo la dirección de Juan Martínez Moreno la cinta es -para quien decidió poner freno a que se buscaran los orígenes psicoanalíticos de los hombres lobo, cansado de que los vampiros se conviertan en héroes neorrománticos- un homenaje a sus iconos del terror. Con las ideas muy claras, escrito ya el guión, solo faltaba, en palabras de Martínez, «un loco que la produjera». Tomás Cimadevilla no se lo pensó dos veces. Frente a los personajes de colmillos filosos que absorben la sangre de sus víctimas, «el lobo -describe- es más nuestro, más de pelo en el pecho, más cañí».
En el film, una mezcla de las leyendas de la España negra con el espíritu artesanal de los clásicos de la Universal de los años 30 que escapa del purismo, no faltan referencias a James Whale, Tod Browning y Jacques Tourneur, maestros del terror en blanco y negro, con tintes del espíritu «ochentero» de Joe Dante.
El costumbrismo de la Galicia rural se mezcla con las claves universales del género en la historia de Tomás Mariño (Gorka Otxoa), un escritor fracasado, que busca inspiración para su nuevo libro en el entorno en el que fue criado. Entonces, no se puede ni imaginar lo que le espera. Ya en Arga, un pequeño pueblo gallego en la ruta del Camino de Santiago sobre el que pesa un siglo de maldición, todo está preparado para darle la bienvenida al último descendiente varón de los Mariño. Los vecinos deben sacrificarlo para poder así acabar con el reinado de terror del hombre lobo que lleva todo ese tiempo atenazando la región.
A la hostilidad clásica de los pueblos aislados, pronto se suma la magia negra, un verdadero ejército de hombres lobo y, llegado el momento, hasta la Guardia Civil. Tomás, con la ayuda de Calisto (Carlos Areces), su viejo amigo, su tía abuela Rosa (Mabel Rivera) y su editor Mario (Secun de la Rosa), consigue dar esquinazo a los vecinos y salvarse de las fauces del lobo. Pero las consecuencias pueden ser terribles”.