Esta mañana he ido con mi amigo Miguel Ángel a ver La delicadeza una película
francesa dirigida por David y Stéphane Foenkinos, que se presenta como comedia
romántica.
Es la historia de Nathalie (Audrey Tautou, 'Amelie'), una preciosa joven
que lo tiene todo: un buen trabajo, está casada con el hombre del que está
perdidamente enamorada y goza de una salud estupenda. Pero de repente un día
todo esto cambia cuando su marido fallece en un grave accidente de coche. Tras el
incidente, Nathalie se hunde perdiendo la ilusión y pasa varios años centrada
exclusivamente en su trabajo dejando a un lado su vida sentimental. De pronto
conoce a Markus, un sueco compañero de trabajo (François Damiens, 'Los
seductores'), que cambiará la situación en la que se ve inmersa desde hace
tiempo e iniciarán un romance lleno de sorpresas, contradicciones y novedades.
Esta relación devolverá la felicidad, las ganas de disfrutar y el deseo a
Nathalie, pero también despertará la curiosidad de los trabajadores de su
empresa que no entenderán la relación y criticarán su idilio amoroso. Una
historia sobre las vueltas que da la vida y lo impredecible que puede llegar a
ser enamorarse”.
Basada en un best-seller del propio David Foenkinos, la cinta me ha
dejado bastante frío. Audrey Tatou es una actriz que no me entusiasma demasiado
y la historia queda en poco. No llego a lo que ha dicho Paula Arantzazu en la
crítica de Sensacine (la delicadeza, en lugar de hacer honor a su título, se
queda en una oda al cliché), pero casi.
Almuerzo en La mano de Pablo, un
excelente restaurante uruguayo en Las Tablas. Empanadillas, provoleta, lomo
alto.
Y por la tarde, lectura y escritura, preparando los temas de la semana
entrante (el Foro Barcelona del martes, el centenario de la Escuela de Armería
de Eibar el jueves, el programa de Coaching con la Cámara de Comercio en San
Sebastián el viernes).
De la prensa de hoy, me quedo con El
valor de La Roja, de Miguel Ángel Noceda, en El País: “El negocio del
fútbol supone la decimoséptima economía mundial. En España, el éxito de la
selección debiera ir acompañado del lanzamiento de la marca España por todo el
planeta”. Ojalá. Y Síntoma Del Bosque, de
Juan Cruz (“aprendamos de Del Bosque, ya que le nombramos tanto”).
En la revista semanal del mismo periódico, Jenny Moix nos habla de Relativizar con Humor. “Si sabemos
utilizarlas en situaciones difíciles o frente a uno mismo, la ironía y la risa
son buenas herramientas para combatir el estrés y mejorar nuestro sistema
inmunológico”. Nos recomienda las películas Intocable
y El camino del guerrero, de
Víctor Salva y los libros El valor
terapéutico del humor de Ángel Rodríguez y El arte de la existencia, de Josep Muñoz.
Y sobre todo, el artículo de José Antonio Marina en El Mundo sobre las Cajas de ahorros. “La desaparición de las CC AA
me parece una mala noticia”. A un servidor, que ha podido trabajar en los
últimos 25 años con dos decenas de ellas, también. El maestro Marina las
elogiaba hace una década en La creación
económica, y el presidente de un gran banco le dijo que estaba equivocado,
que su estructura las arruinaría. “No le creí y seguí defendiendo el modelo”,
escribe JAM. “Me parecían una demostración práctica de que es posible un tipo
distinto de economía”. Sí, la que podía competir en el sistema financiero
destinando los beneficios a Obra Social. Marina concluye: “Pero se politizaron
los consejos de administración y eso fue a las cajas lo que la mixomatosis al
conejo. Vergonzoso”. Una demostración de que su misión era loable, pero las
corrompió la política, una política rastrera y ventajista. Nada delicada.
Mi agradecimiento hoy a mi buen amigo Miguel Ángel, que está a la última
y me ha recomendado una página web (www.theenergyproject.com) de Tony Schwartz, para medir nuestras cuatro energías (física, mental,
emocional y espiritual), que llama “the energy audit”, así como el libro be Excellent in Everything, de Tony
Schwatz, Jean Gomes y Catherine McCarthy, y el artículo Supercarga tu energía con los ritmos ultradianos del twittero
finlandés Sami Paju. Me gustó lo que Tony Schwartz nos ofreció en su día sobre
el compromiso y las cuatro energías (él lo llama “el atleta corporativo”) y
tengo buenas sensaciones sobre este nuevo material.