EL Liderazgo y su Dearrollo


Viernes y sábado en Zaragoza, para participar en el Programa de Liderazgo Innovador y Coaching Estratégico de ESIC y APD que tengo el honor de co-dirigir. Esta tarde hemos tenido supervisión de procesos de coaching (los procesos que llevan como coaches los participantes en el programa, que revisamos juntos manteniendo la confidencialidad, para destacar los puntos fuertes y aprovechar las oportunidades de mejora) y mañana analizaremos El rol del coach: el coaching como ciencia, como arte y como ética, que en las tres cuenta.
         Da gusto comprobar cómo evolucionan los/las coaches no sólo en la utilización de las técnicas, sino en su autoconfianza, empatía y escucha, serenidad, influencia, espíritu de superación. En las cualidades de su propia inteligencia emocional, en definitiva. Y es que practicar el coaching nos hace más sabios (en términos emocionales) y más felices.


Signo de los nuevos tiempos, Inditex desplazó el lunes a Telefónica como la primera empresa española por capitalización bursátil. A finales de 2011, Telefónica valía en bolsa más de 21.000 millones más que Inditex. Pero desde entonces ha caído un 30% y la empresa que preside Pablo Isla ha crecido un 10%. Adiós al dúo Telefónica-Santander y bienvenido el liderazgo de Inditex: unos 12.000 millones de ingresos anuales, 5.400 tiendas en 80 países, más de 100.000 profesionales. Salió a bolsa a 14’7 euros la acción y ahora se acerca a los 67 euros (se aproxima a quintuplicar el valor en una década). Enhorabuena a los grandes profesionales de Inditex. 


         Y hablando de Liderazgo, el escritor Juan José Millás publicaba en la contra de El País su columna con el título Ánimo, presidente. Y empezaba así: “Estimado señor Rajoy, por la presente le rogamos que se apunte a uno de esos cursos de liderazgo que dan las escuelas de negocios. Nosotros le pagamos la matrícula, le damos una beca. Después de haber tapado a escote el agujero de Bankia, un curso de ESADE, por caro que sea, nos parecerá una gilipollez. Los contribuyentes, aunque con el agua al cuello, resistiremos hasta que le den el diploma. Fíjese en el temple que hemos demostrado ya estos días viéndole comparecer y descomparecer con el rostro lívido por el espanto; oyéndole decirse y desdecirse a la velocidad de una peonza; observándole huir por el garaje de las preguntas de la prensa. Somos un pueblo áspero, pero bizarro. Y eso que las balas silban cada vez más cerca: en nuestro entorno familiar y laboral caen como moscas”.
         Millás escribe de maravilla. Se toma con humor la falta de liderazgo de nuestro primer ministro, como la de tantos dirigentes políticos en el mundo. Y concluye: “Anímese. ESADE forma líderes en cuatro días. Pero si el curso de liderazgo no le bastara para dirigir el país como Dios manda, estamos dispuestos a pagarle también un curso de escritura creativa para que al menos nos cuente bien las trolas”.
         Evidentemente, el liderazgo no se desarrolla (no se “forma”, como dice el brillante escritor) en cuatro días. Se hace con tiempo, a partir de la formación y el coaching (conocimientos convertidos en comportamientos). Malo es que un primer ministro crea que es un gran líder por ser registrador de la propiedad o por dominar con pulso firme un partido político (lo mismo valdría con su antecesor, cuya experiencia previa era ser profesor de Derecho); y malo que uno de nuestros mejores literatos piense, aunque sea en broma, que no hay forma de desarrollar el liderazgo.


         Desarrollemos el Liderazgo propio y el de los demás. Con la jefatura propia del capitalismo, llegamos muy poco lejos.