Un gran partido, una gran jornada

Ayer estuve disfrutando del partidazo en el Bernabéu: Real Madrid – Valencia. “Esto no es un partido, es una final”, dijeron los comentaristas de Canal Plus. “Unai Emery ha sabido leer perfectamente el partido”, comentó Michael Robinson. Un partidazo de exigencia física y mental. Un encuentro de los que hacen afición. “Un precioso monumento al fútbol”, sin ninguna duda.

Y hoy, en Superdeporte, Pau Fuster ha escrito el artículo Unai se sube al caballito de Mourinho. El técnico valencianista le dio una lección táctica a Mou en su propia casa, que no supo responder más que con protestas al árbitro.

¿Por qué no? El Valencia de Unai le tapó la boca a Mourinho en su propia casa. Los últimos minutos se hacían interminables, Guaita se multiplicaba, pero también se hacían contragolpes que le daban mucha vida y atemorizaban al Real Madrid. ¿Qué hubiera sido si Jordi Alba marca a falta de seis minutos? Se hizo un partido de los grandes, de los que hacen que el valencianista se sienta orgulloso de los suyos. No hay que olvidar que en el Bernabéu sólo ganó el Barça y ha puntuado el Málaga, rival por el tercer puesto que ayer comprobó que no lo va a tener nada fácil si el VCF mantiene el nivel de anoche. A Emery sólo le faltó subirse al caballito de Mourinho. Su imagen en Mestalla subiéndose a Callejón escoció, pero ahora le ha podido quitar media liga. Ver al Bernabéu nervioso es un auténtico placer. Están acostumbrados a que sus rivales se entreguen antes de tiempo y el VCF no debía, es lo mínimo que se le debe exigir, que se vacíen dentro del campo. 

Lección táctica
Unai nunca había puntuado en el Bernabéu, le han dado baños de fútbol —en la Supercopa nada más aterrizar en el Valencia— o en el 3-6 de Mestalla, pero anoche despertó de ese letargo para darle una lección táctica a Mourinho en sus propias narices. Podía salir mejor o peor, pero algo distinto tenían que ofrecer para intentar sacar al Real Madrid de sus casillas y lo consiguió en una gran primera mitad. Bien replegados atrás y dos detalles significativos; Ricardo Costa pendiente de Cristiano desde el lateral derecho (con permisos para abandonar la posición cuando lo considerara oportuno) y Tino Costa con dos ojos encima de Xabi Alonso. Eran sus obsesiones y las logró frenar en una excelente primera mitad. Ahí Unai le dio un baño a Mou, que pareció quedarse también mudo desde la banda. Y al descanso quitó a un delantero, Higuaín, por Di María.

La pausa de Italia
No todo se quedó en el posicionamiento táctico. Ir de tú a tú con el Real Madrid es suicidarte, pero al margen de hacer tu partido, el Valencia cuidó hasta el mínimo detalle y anoche el equipo blanquinegro tenía que parecerse todo lo posible a un equipo italiano. Si ellos no te ganan en velocidad, hay que darle pausa, tanto en el juego si no tenías la opción de ejecutar un contragolpe como a la hora de poner en juego las acciones a balón parado. Guaita se llevó una pitada tras otra y eso demuestra que va madurando, en los saques de esquina se repetía la historia. 

Hubo árbitro
Para vencer en el Bernabéu había que tener todos los detalles bajo control, pero a veces con eso no es suficiente porque hay factores externos fuera de control. ¿Qué pasa si después el árbitro te señala un Ushiro-Nage? Ante eso sólo quedan las protestas y las imágenes para demostrar la injusticia ante todo el mundo, pero Clos Gómez demostró tener personalidad… haciendo lo que marca el reglamento. 

«Papá, va por ti»
También es necesaria la presencia de la mejor versión de tu portero. Guaita dio un recital en todos los aspectos. Di María soñó con él cuando en el minuto 76 sacó una mano milagrosa tras su tiro con efecto, Benzema, Cristiano. El VCF sabe que con él tiene portero para muchos años. Y su padre lo disfruta desde el cielo. «Papá, va por ti», decía antes de irse a la ducha…


Hoy han venido a Madrid, en este lunes festivo en varias comunidades autónomas (y tan soleado en el Mediterráneo que las personas afortunadas se han ido a la playa) mi buen amigo Joxe Mari Ulazia con su hija Malen. Ella está iniciando la tesis doctoral, después de haber hecho el Master de RR HH en La Comercial, precisamente sobre Liderazgo. Y se la está dirigiendo la Dra. Almudena Eizaguirre, una de las mejores profesoras de esa Universidad, y gran amiga. Una excelente noticia.

Joxe Mari ha leído Mentalidad Ganadora y me ha comentado que le ha encantado. Especialmente la cercanía, el estilo, las vivencias de Unai Emery… Se lo ha pasado a su hijo Xabier Ulazia, entrenador del SBB Mutrikuarrak (el futbol en estado puro), que seguro que también hará gran uso de él. Tenemos pendiente presentar el libro los dos co-autores en Deusto, en San Sebastián, cuando acaben la Liga y la Europa League. Seguro que será todo un acontecimiento.

Lo he pasado estupendamente con Joxe Mari y Malen hoy en Madrid. Hemos almorzado en un restaurante gallego, “Enxebre”, en María de Molina, y hemos hablado del centenario de la Escuela de Armería de Eibar (que está siendo un éxito), de frases como la de Antonio Cancelo: “La cabeza fría, el corazón caliente y la mano tendida”, de la ética y el liderazgo, de fútbol, del ondarrotarra (“no es que aprendes el idioma, es que se te pega”)… Una delicia.

La lectura de esta tarde ha sido La ley de Say. Debates sobre el origen de la crisis, de Adolfo Rodríguez Herrera, catedrático de la Universidad de Costa Rica. La “ley de Say”, en honor a Jean Baptiste Say, es según este interesante texto una invención de Keynes, que la atribuyó a “los clásicos” para destacar su propia “Teoría General”. En este libro se analiza históricamente la “ley de los mercados”, de una forma muy amena, desde los primeros economistas que la formularon (Boisguilbert, Quesnay, Hutchinson), pasando por Adam Smith, David Hume, Lauderdale, Spence, el propio Say, James Mill (que formuló esta ley definitivamente), Torrence, Malthus, Sismondi, David Ricardo, John Stuart Mill y Karl Marx. “En el ojo de la tormenta provocada por la crisis de 1929, Keynes propone una explicación de la crisis económica y el desempleo, basada en la deficiencia de la demanda agregada”. Explica la “ley de Say” como “la oferta crea su propia demanda”. Como explica muy bien el autor, “no es eso lo que dice la ley de los mercados”. Adolfo Rodríguez Herrera concluye: “Para que el sistema económico pueda ser aprehendido de su propia dinámica interna, sin echar mano de un saber externo que se da por supuesto, es indispensable comprender el comportamiento individual y al individuo mismo como resultado de la interacción social y del conjunto de prácticas que dicha interacción le impone”. Adiós, Sr. Keynes (¡qué tiempos aquellos cuando todos éramos keynesianos, especialmente los monetaristas!). Bienvenida la economía conductual, ya en el talentismo.