Mientras haya coaching hay esperanza


¡Cómo he disfrutado en La Coruña de las sesiones, ayer viernes y hoy sábado, del Programa de Coaching Ejecutivo en la Escuela de Negocios de Novacaixagalicia! Me ha encantado el perfil de los participantes (de variadas procedencias profesionales y experiencias laborales, con edades similares, con inquietudes y mentalidad de superación), a los que os estoy muy agradecido. Admirable la ilusión de Ángeles (que, después de diez años en una de las grandes marcas del planeta, se atreve con un líder mundial, en otro sector completamente diferente), la capacidad de ayudar a los demás de Camila (gracias por tener tan leído y trabajado Coaching realmente), la voluntad de aplicar lo que aprende de Carlos (gracias por recomendarme la novela La pesca del salmón en Yemen de Paul Torday), la dulzura de Carmen (en RR HH de una de las mejores empresas para trabajar, no sólo de Galicia, sino de España y del mundo),  la fuerza comercial de Daniel (gracias por ser tan sincero y abierto en el role-play), la capacidad de observación de Iago (impresionante la calidad de las notas que tomas), la férrea voluntad de Manuel R. (gracias por venirte a clase esta mañana, teniendo un evento familiar tan importante) y la generosidad de Manuel D. (un biólogo que aplica la sostenibilidad de los ecosistemas a las nuevas tecnologías; excelente tu apertura en el role-play), el análisis de Marcos (gracias por tus aportaciones, tan creativas),  la elegancia intelectual de María, la dulzura de Mercedes (tu sonrisa de satisfacción por aprender, esta mañana, lo decía todo), la sensibilidad de Pilar (sigue practicando el piano y amando la música clásica) y el entusiasmo sereno de Raquel. En este programa, seguro que vais a aprender muchísimo unos de otros.
Hemos trabajado a gusto el enfoque del Coaching Estratégico desde la Confianza, con “los 10 pasos del coaching”, utilizando como “método del caso” fragmentos de una sola película, la exquisita El discurso del rey (gracias, Paco, por esta innovación), complementada con “teatrillo” (role-plays) en cada uno de los pasos.
Confianza. Eso es lo que necesita nuestro país. España destruye más de 4.000 empleos al día y el paro supera ya, en Galicia, el 20% de la población activa (a nivel nacional, roza el 25%). En toda la Unión Europea no hay porcentajes de desempleo similares; en África, Nigeria, Botswana, Mozambique o Túnez tienen datos mejores que los nuestros. En La Voz de Galicia, Antonio Fontenla, presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, afirmaba hoy que “austeridad y ajustes no están reñidos con políticas activas de fomento del empleo y la actividad. Es un hecho que debemos gastar lo justo y necesario, además de incrementar nuestra productividad. Pero las Administraciones deben buscar fórmulas para mantener la inversión pública, proponer alicientes fiscales y diseñar acicates al consumo. El grifo del crédito, a precios contenidos, o se abre entero para que fluya o el vehículo de la economía corre serio peligro de griparse. (…) La esperanza es que al fin algunos líderes europeos con peso se suman a esta reivindicación, para que no todo sea austeridad y ajuste brutal”.
¿Cómo es posible este contraste, entre los alumnos de la Escuela de Negocios preparados, comprometidos, dispuestos desde el esfuerzo a ser mejores profesionales, mejores directivos, y este panorama desolador de destrucción de empleo? La diferencia está en el talento, entendido como cualificación, como actitud y, por consiguiente, como empleabilidad. Tenemos un país que es el 45º del mundo en calidad directiva (después de haber descendido diez puestos en el último año), con unos profesionales en general flojitos en términos de competencias (la escasez de talento es evidente, y de ello hablábamos anoche en la cena) y, en lugar de estar estudiando, leyendo, desarrollándose, la mayoría está más pendiente del “puente” de la semana que viene, de los siguientes puentes, de las siguientes vacaciones. Del escaqueo, en definitiva. Mientras el cuerpo aguante…
Las llamadas “reformas” no son estructurales; son más bien parches con la intención de recaudar más. La Administración pública necesita una transformación revolucionaria (para reducir drásticamente el absentismo y el “despido interior”, mejorar radicalmente la calidad de servicio y elevar considerablemente la eficiencia –de verdad, a través del liderazgo, el clima laboral y el orgullo de pertenencia-) que ningún partido político tiene previsto acometer. Los funcionarios (que, para empezar, deberían cambiar su denostado nombre por “servidores públicos”) no merecen ese trato, realizar su trabajo de forma tan deplorable, tan poco productiva. Y los ciudadanos, sus clientes, menos aún.
Nuestros visitantes (los turistas, los inversores) deberían recibir un servicio de mucha mayor calidad. Y en las empresas –las que siguen vivas- se debería cambiar la tristeza y la lamentación por la auténtica felicidad. Quien no sepa hacerlo, que apueste decididamente por la mejora de su talento o que deje su responsabilidad a otra persona que pueda hacerlo mejor.
En este desolador desierto, hay oasis de confianza como el que protagonizan los alumnos del Programa de Coaching en La Coruña, en Alicante, en Zaragoza… Gracias a ellos hay esperanza.
Hoy, en el aeropuerto de Lavacolla (Santiago de Compostela), sufriendo un nuevo retraso de Iberia, he estado leyendo las reacciones a la despedida de Pep Guardiola como entrenador del FC Barcelona. De todas ellas, me quedo con la de mi buen amigo y gran empresario Gabriel Masfurroll en una de sus Cartas a Álex. La llama Pep, mai t’oblidarem. Recuerda que Raúl (también buen amigo suyo, como Pep) definió hace un par de días a Guardiola como “imprescindible para el fútbol”. No se va un entrenador, sino un referente (un líder en toda la extensión de la palabra, me permito añadir). “Ojalá me equivoque y sepamos preservar sin traumas una transición que se avecina difícil. Pep, te echaremos de menos. El Barça que has culminado, no sólo a nivel futbolístico sino también a nivel de valores, incorporándole esa tan necesaria mentalidad ganadora, es ya una realidad. A partir de tu marcha, nada será igual. Mejorar lo alcanzado es casi imposible. No tanto por los títulos, sino por cómo los hemos conseguido”. “Nos abandona el líder empático, visionario y excelente comunicador que no se dejaba doblegar. A unos pocos, pobres de espíritu, les parecerá que no ha sabido aguantar la presión”. Gabriel cita a Paola, su hija (hermana de Álex), que “me ha escrito desde Londres, donde posiblemente resida Pep dentro de un tiempo y me ha dicho: “Es como si algo hermoso terminara. La gente no recuerda que un día Pep dijo que el fútbol es la cosa más importante de las menos importantes”. Pep, mai estarás sol, ens retrobarem de nou”. Gracias, querido Gabriel, por unas palabras tan acertadas. Te recuerdo que en el epílogo de Liderazgo Guardiola anticipabas sobre Pep que llegaría a ser presidente del FC Barcelona.
Guardiola confiesa que, en estas cuatro últimas temporadas al frente del primer equipo (convirtiéndolo en el mejor equipo de la historia), “se ha vaciado”. Su deterioro físico lo evidencia. Si todos nosotros “nos vaciáramos” en nuestras ocupaciones la mitad de lo que ha hecho Pep en este cuatrienio, otro gallo cantaría. Desgraciadamente, no es así. Sin embargo, hay ganadores y perdedores, el éxito no es por casualidad y el talento que no se aprecia se deprecia. Más entrenadores (líderes-coaches) y menos tecnócratas de guadaña y voracidad recaudatoria.