Segunda
sesión de supervisión de procesos de coaching en el Programa Superior de
Coaching Estratégico de Fundesem (Alicante). Cinco horas sumamente interesantes
en las que hemos revisado los distintos procesos de los alumnos, que me han
preguntado sus inquietudes para hacerlo mejor cada vez.
Y
después, el partido de vuelta de semifinales de la Champions en el Santiago
Bernabéu entre el Real Madrid y el Bayern de Munich. Tampoco esta vez el
representante español ha pasado (lo que se prometía una final por todo lo alto
entre Mourinho y Guardiola, no ha sido ni para uno ni para otro). Es lo que
tiene el fútbol: el Chelsea y el Bayern parecen hoy rivales menos poderosos que
los dos colosos de nuestra Liga. Sin embargo, han sabido jugar mejor sus bazas
en casa (triunfos por la mínima) y las han defendido en los encuentros de
vuelta, a domicilio. Veremos si el factor campo influye mañana en San Mamés y
Mestalla.
En
rueda de prensa, José Mourinho ha declarado “El Bayern ha tenido más suerte que
nosotros”. Conviene recordarle los “cuatro principios de la buena suerte” del rarólogo Richard Wiseman:
1. Maximizar las oportunidades de tener
suerte
2. Prestar atención a nuestra intuición
3. Esperar cosas buenas de la vida
4. Convertir la mala suerte en buena
suerte.
Es
precisamente lo que tiene que hacer un entrenador, un líder-coach (y con ello
no pretendo criticar ni a Pep Guardiola ni a José Mourinho, a quienes admiro
cada día más). El hecho es que la “mala suerte” ha sido disputar el Clásico
entre los dos partidos de semifinales de la Champions. Demasiada presión. Las consecuencias
están ahí.
Nos
queda disfrutar de los partidos de vuelta de las semifinales de la Europa
League. No sé cómo podemos ver tanto fútbol, entre semana y los fines de
semana. Estamos en la recta final (cuatro partidos de Liga, finales de Europa
League, Champions y Copa): emoción al máximo.