Hoy tenía que ir a Galicia a empezar un proceso de Coaching estratégico con el director financiero de una de las principales empresas de la comunidad autónoma. Ayer pospuso la reunión por imprevistos de última hora. Una oportunidad para quedarme en Madrid preparando temas.
Mientras estaba trabajando, en Espejo público, el matinal de Susanna Griso, ella y sus contertulios estaban esperando el dato de desempleo del Instituto Nacional de Estadística del cierre de 2011.
La Encuesta de Población Activa del INE revela que en España hay 5.273.600 desempleados (como sabes, yo trato de no decir nunca “parados”; como me enseñó el difunto profesor David Anisi, “los únicos parados son los muertos”), el 22’85% de la población activa.
Esta vergonzosa sangría de talento significa que tenemos 295.300 desempleados más que en el trimestre anterior (un 6% más), la peor oleada trimestral de los últimos cuatro años.
Hay más de un millón y medio de hogares españoles con todos sus miembros desempleados y que el Ministerio de Trabajo dedicó en 2011 más de 30.000 millones de euros a subsidios de desempleo.
Son 1.580 nuevos desempleados al día.
Y lo peor, los jóvenes. De los 1,8 millones de personas activas entre 16 y 25 años, más de 884.000 no encuentran trabajo. Son 33.800 personas más que en el trimestre anterior y 43.500 más que a principios del 2011. La tasa de paro juvenil está ya en el 48,5 %, 2,7 puntos más que en el trimestre anterior (45,8 %) y 5,7 más que a finales del 2010 (42,8 %). Uno de cada dos jóvenes, desempleado. En la Unión europea, como ha denunciado Durao Barroso, uno de cada tres. Insostenible.
¿Qué podemos hacer? El presidente de la Comisión Europea le ha pedido a los “líderes” de los gobiernos de la Unión que tengan para abril planes concretos de creación de empleo entre los jóvenes. “No podemos aceptar que casi un tercio de los jóvenes de Europa estén en paro. Propondré la creación de equipos de acción conjunta formados por representantes de la Comisión, de los Estados miembros y de socios nacionales sociales para elaborar hasta abril planes concretos que nos ayuden a luchar contra el desempleo juvenil". “Voy a proponer a los Estados miembros que reprogramen fondos estructurales para fomentar el crecimiento y la creación de empleo”.
Esa es la ilusión del “nosotros te cuidamos”, que da muy pocos frutos. El drama del desempleo, especialmente en España, refleja este cambio de época que estamos viviendo. Esa imagen de que a una persona una empresa “le va a dar trabajo” es cosa del pasado. Y una “excusa” para que la “reforma laboral” abarate los sueldos y los despidos. Como dice el economista Tim Hartford, del Financial Times, “el talento es cada vez más escaso y el resto de los salarios menguan”.
O te conviertes en auténtico talento o estás abocado al desempleo. Por tanto, diez reglas al respecto:
- 1. Emprende, si lo que haces lo puedes hacer por ti mismo. Las empresas prefieren relacionarse con profesionales libres. Y además tu libertad, tu dignidad y tu felicidad se elevarán. Conviértete en emprendedor y vende tus servicios de valor añadido en el mercado.
- 2. Ejecuta, remata, finaliza. No te quedes a medio camino. Si se te da bien vender, vende. Si es investigar, investiga. Aprovecha la fuerza de la acción y no te bloquees. Convierte Vocación en Acción.
- 3. Crea tu propio marketing, tu posicionamiento. La Marca Profesional (ponerte en valor) diferencia el Talento del Anónimo (la marca blanca). Sin marketing no hay marca profesional, y por tanto no hay talento, por injusto que nos parezca. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
- 4. Persigue la maestría, dominar lo que te gusta y se te da bien. 10.000 horas de “práctica deliberada”. Si no te formas, te preparas, te desarrollas, cada vez vales menos en el mercado laboral. Haz del desarrollo tu prioridad, no te cruces de brazos esperando un milagro (por definición, los milagros son escasos y poco frecuentes).
- 5. Fomenta los pros y contras. Frente a la disforia (el desánimo), buscar trabajo juntos. Frente a la euforia (perder la cabeza pensando que todo va genial), la serenidad y la perspectiva. Si puedes, déjate aconsejar por profesionales y trabaja en equipo.
- 6. Nunca pierdas el sentido del humor, la gratitud y saborear las buenas cosas de la vida (que además, suelen ser gratis). No te conviertas en un “cenizo” (nunca hay motivos para ello), sino en un ser agradable con quien todos quieren estar. No hay tiempo para la autocompasión.
- 7. Aprovecha todo lo que puedas la tecnología: las redes sociales para ponerte en valor. Expresa opiniones valiosas y contacta con quien debes.
- 8. Proyecto, proyecto, proyecto. Ten sueños, márcate retos, persigue objetivos que te ilusión. Si las añoranzas superan a tu futuro, es que has envejecido. Si luchas por ideales, es que sigues siendo joven.
- 9. Alimenta tu network, tu red de contactos. Sé generoso con ellos. Eres tan valioso como las personas que conoces, a las que tratas y que te aprecian. Si te aíslas, te deprecias en términos de talento.
- 10. Cultiva tu talento (la semilla es el querer; la planta crece a través del aprendizaje). Reinvéntate, renuévate, renace… Que la crisis no te paralice. Mejora, cuídate en lo mental, emocional, físico y espiritual (valores) y consigue valer más cada día como profesional y como persona.
Hay dos caminos. El más transitado es el del victimismo, la desesperación, la angustia y la ansiedad. El menos transitado, el más propiamente humano, el de la energía, la fuerza, el equipo, la ilusión, el verdadero talento en definitiva. Somos muy libres de escoger uno u otro.
El camino del talento requiere de esfuerzo, valentía y convicción. El de la tristeza te lleva al precipicio.