Líderes de ayer y de hoy

AVE a las 8.40 de la mañana desde la estación de Atocha. Allí he coincidido con Simón, Felipe y Joaquín, de ESIC, que marchaban para una reunión interna en Zaragoza. Felipe Llanos, que acaba de llegar de Los Ángeles de un encuentro mundial de Escuelas de Negocios, nos ha comentado que la crisis es ya un concepto exclusivamente europeo. Ni en Asia, ni en África, ni en Latinoamérica, ni siquiera en Norteamérica, consideran que están en crisis. Por tanto, la solución es pensar y actuar más allá de nuestro continente.

En el tren, he coincidido con un gran empresario valenciano, creador de riqueza y filántropo. Tanto él como su difunto padre han apostado decididamente por la cultura y la educación. Acaba de llegar, con el abogado de su fundación, de un país del África subsahariana que en la última década se ha transformado de forma importante y que en 2020 espera haber pasado, en la renta de sus ciudadanos, de la pirámide (con una amplia base de pobreza) al rombo (con una mayor cantidad y calidad de clase media). Por lo que me ha enseñado con las fotos de su teléfono, el país en cuestión está invirtiendo en infraestructuras (autopistas, centros de convenciones, hoteles) como ya no ocurre por aquí. Es una nueva era, no nos quepa duda.

En El País, Gabriela Cañas dedica dos páginas a preguntarse: “Líderes, ¿mejores lo de antes?”. Y compara a Helmut Kohl (que se autoproclamaba “el último canciller proeuropeo”) con Ángela Merkel, a su amigo François Mitterrand con Nicolás Sarkozy, a Jacques Delors con José Manuel Durao Barroso (no lo hace la periodista, pero podía prolongar la comparación con Margaret Thatcher, la Dama de Hierro –el 5 de enero se estrena la película sobre su vida, protagonizada por la espléndida Merryl Streep- con David Cameron). Esos líderes, los de antes, suspiraban (siempre según GC), por una Europa que fuera “un espacio social, económico y cultural”.

Tanto Kohl como Mitterrand y Delors eran de extracción social humilde, habían luchado contra el nazismo y tenían una potente idea de Europa. “A todos les iba bien armonizar las políticas económicas que se perseguían, incluso a Margaret Thatcher” (Ignacio Molina, investigador del Instituto Elcano). ¿Cómo vivió la Sra. Merkel, experta en química cuántica, el histórico suceso de la caída del muro de Berlín: “La noche de la caída del muro de Berlín cruzó al otro lado, pero regresó pronto y se marchó a dormir porque tenía que madrugar al día siguiente, según reconocería más tarde” (Bernardo de Miguel, “¿Qué está pasando?”). La Merkel por entonces no era una adolescente; tenía 35 años. Sarkozy es el hijo de un noble terrateniente húngaro, acostumbrado a estar siempre en el escaparate, con una vida exclusiva.

“Los políticos de hoy piensan pequeño y braman con desprecio de sus socios europeos” (Denis McShane, excomisario europeo). Por no hablar de Herman von Rompuy, “el presidente invisible” (David Miliband, exministro de exteriores británico). Jacques Delors tenía una visión ambiciosa de Europa, nada que ver con Durao Barroso. David Cameron es un rico heredero, que no se parece en nada al esforzado (nació en una familia con serias dificultades económicas) John Mayor. A Cameron nunca le ha interesado la Unión Europea; Mayor, sucesor de Thatcher, era muy consciente de que el 40% del comercio británico va a la Eurozona.

Y respecto a nuestro país, Felipe González era “un pragmático que supo sintonizar con Kohl” (Ana Palacio, exeurodiputada y exministra de Exteriores con Aznar). A José Luis Rodríguez Zapatero “nunca le ha interesado la UE y nombró a un ministro de exteriores al que tampoco le interesaba” (Ignacio Molina). Lo mismo ha ocurrido, en cierto modo, en Italia entre el tecnócrata socialista Giulio Amato, que aceleró en 1992 la ratificación del Tratado de Maastricht, y Silvio Berlusconi, un playboy y empresario corrupto (según cuenta el mencionado artículo, insultó a Ángela Merkel tildándola de “infollable”).

En fin, que tenemos los líderes que nos merecemos. O bien porque los grandes líderes de hace 20 años no prepararon adecuadamente su sucesión (incluso es posible que, inconscientemente, prefirieran sucesores que no les hicieran sombra), o la política europea se ha degradado radicalmente en estas dos últimas décadas, o la paz y la estabilidad (los líderes actuales no vivieron la II Guerra Mundial) nos ha traído estas variaciones de gris. La buena noticia, desde el optimismo, es que cuanto peor se ponga la cosa, mejores líderes aparecerán. Haremos de la necesidad virtud, siempre que no sea demasiado tarde.

Reunión con Gabriel, de FUNDESEM, para los últimos retoques a la II Edición del Programa Superior de Coaching Estratégico en Alicante. El 19 de enero, conferencia de lanzamiento en la que uniremos deporte (La Roja. El triunfo de un equipo) y coaching (desarrollo individual y de equipos). Es un placer que seamos socios de una institución educativa que tanto está haciendo por “la millor terreta del mon”.

Y por la tarde he estado en Paterna, en la Ciudad Deportiva del Valencia, con Unai Emery y parte de su equipo. 30 técnicos de EE UU estaban allí “aprendiendo de la mejor Liga del mundo”. Un día después de la derrota contra el Chelsea en Stamford Bridge, Unai y los suyos ya están pensando y trabajando el partido contra el Betis del próximo sábado para seguir en posiciones de Champions en la Liga y marcándose el objetivo de la Europa League, donde estarán Manchester United y Manchester City, Oporto, París Saint Germain, Atlético de Madrid, Ajax... 19 de mayo en Bucarest: será la Cuarta Copa Europea del Valencia.

Compruebo el auténtico Liderazgo, el que marca la pauta, hace equipo e infunde energía positiva, en algunas destacadas organizaciones deportivas, educativas, empresariales, pero desgraciadamente no en la política europea. Tiempo al tiempo.

Mi agradecimiento a Gabriel, Juanjo, José, Simón, Felipe, Joaquín, Unai, Mikel…