Ahora, pongámonos a trabajar

Nuevo número del semanal Dossier Empresarial este viernes. Hasta hoy, como Tribuna, un artículo de un servidor, “Ahora, pongámonos a trabajar”, que es el siguiente:

“El pasado domingo, 20-N, el pueblo español habló una vez más y nos aportó tres grandes conclusiones: su deseo de que el partido que estaba en la oposición cuente con una amplia mayoría para afrontar la mayor crisis económica de la democracia española, su intención de que el partido hasta ahora gobernante pase a la oposición y se reinvente y su voluntad de que en el Parlamento esté representado un espectro más amplio de partidos.

Y ahora, es el momento de mirar hacia el futuro y ponerse a trabajar. El economista jefe del banco de inversión Nomura, que ha estado hace unos días por Madrid, nos lo ha dejado meridianamente claro: deberíamos aprender del estallido de la burbuja nipona (inmobiliaria, crediticia) y de la mala gestión en aquel país, que le ha costado dos décadas perdidas, para no cometer los mismos errores. En la contrastada opinión del Sr. Richard Koo, probablemente el economista más prestigioso de su país, no debemos tomarnos esta grave situación como una crisis fiscal, y por tanto centrarnos en la austeridad, sino ir mucho más allá.

Se trata de que cada uno cumpla con su parte, a saber:

- El 45% de jóvenes desempleados (no están ni deberían estar parados; como decía el difunto profesor David Anisí, “Los únicos parados son los muertos”) deben aplicar sus mejores energías a formarse y prepararse adecuadamente para aumentar su valor, en buscar activamente empleo con las técnicas adecuadas y en colaborar con las ONGs en la atención de las personas dependientes de los demás (ayudar a quien lo necesita favorece la felicidad de ambos). Ni un joven en su casa, viendo la tele, sin nada que hacer, porque ese tiempo no volverá y necesitamos su esfuerzo.

- La Administración pública debe renovarse desde el servicio al ciudadano y la productividad. Debe reducir drásticamente sus niveles de absentismo (físico y emocional) y actuar en equipo, para lo cual debe estar bien dirigida. La Administración (nacional, autonómica, municipal) ha de dejar de ser parte del problema y convertirse en una parte nuclear de la solución.

- Las empresas privadas (pymes, grandes) han de estar mejorar radicalmente en su calidad directiva. Si cuentan con ejecutivos preparados, que diseñan e implantan estrategias con eficacia, que captan y desarrollan el talento de sus profesionales, que innovan y exportan, podremos salir adelante. Si viven del pelotazo y del trato de favor, no tienen futuro.

- La clase política ha de desterrar de una vez por todas la corrupción, el despilfarro y la ignorancia sin la menor excepción. No podemos tolerar una clase política que sería absolutamente inútil fuera de sus estructuras de partido.

- Ser emprendedor ha de dejar de significar “el mal menor” cuando a uno no le ofrecen “un trabajo fijo”. La libertad, el logro y la satisfacción que le proporciona su empresa a los emprendedores ha de compartirse y divulgarse. Basta de llamar “autónomos” a los profesionales libres.

- La solidaridad significa en la práctica acabar con la economía sumergida, el fraude fiscal y la evasión de capitales. Como ciudadanos hemos de repudiar esas prácticas tan dañinas.

- Los medios de comunicación han de cambiar absolutamente de discurso y dejar de contagiar el desánimo, el pesimismo y la frustración. Han de divulgar las buenas noticias de empresarios, profesionales libres, funcionarios, políticos desde la admiración y el agradecimiento.

No quedan cartuchos en la recámara. Si desde una visión miope nos centramos en una cura de austeridad salvaje sin otro estímulo, nos espera una larga temporada de 20 años “a la japonesa”. Si como sociedad mostramos mayor inteligencia colectiva, fomentaremos la confianza, que es la clave de todo esto. Confianza en nosotros mismos, confianza en los demás, confianza en nuestros gobernantes… Gran parte de nuestro ahorro se va a los bonos alemanes , que pagan intereses ridículos. La tristemente famosa “prima de riesgo” es un coste por falta de confianza; por tanto, vayamos a las causas y no busquemos atajos, porque nadie nos va a salvar: ni el FMI, ni el BCE, ni la Sra. Merkel, ni Hu Jintao.

Ponernos a trabajar para impulsar la confianza. Queremos hacerlo, sabemos hacerlo y podemos hacerlo. No me cabe duda.”

De la prensa de hoy, me quedo con la entrevista de Nerea Serrano en Expansión a la directora de teatro (“El método Grönholm”, “Un Dios salvaje”, “Fuga”) y profesora universitaria Tamzin Townsend: “Trabajar con miedo acaba con la cretaividad”. La de Ima Sanchís a John Gray en La Contra de La Vanguardia: “El euro, o bien dejará de existir o cambiará radicalmente, quizá durará un año o dos, pero no más”. “El liderazgo mundial de EE UU ya ha tocado a su fin”. “El sueño europeo ha terminado y también el dominio occidental”. “Los humanos han incrementado su poder, pero no su sabiduría o su civilización”. “El progreso social es una ilusión peligrosa”. Leeré su “Anatomía de Gray. Textos esenciales”. También en La Vanguardia, el profesor Xavier Sala i Martin pronostica que Ángela Merkel abrirá el grifo del BCE para evitar la caída del euro. En El Cultural, entrevista de Nuria Azancot a mi admirado José Antonio Marina (todavía resuenan en Valencia los ecos de su maravillosa lección en el Palau) que este mes publica “Pequeño tratado de los grandes vicios”: “No hemos sabido crear una poética de las pasiones creadoras. Los vicios son muy escandalosos y hacen sentir mucho. Pero nuestra fascinación por el mal es engañosa”. “La pereza y el miedo son las grandes amenazas a la inteligencia”. “Nunca me domina la pereza porque disfruto con lo que hago. Cuando me interesa saber algo que ignoro escribo un libro sobre ello. La imagen trágica del escritor que sufre escribiendo me parece una ficción romántica que me irrita tanto como la imagen del político abrumado por el peso de la púrpura. Toda creación produce euforia”.

Y finalmente, Luis Antonio de Villena escribe en Fuera de Serie (la revista mensual de Expansión) sobre Anonymous: “El título de la última y bella película de Roland Emmerich, muy bien ambientada en la Inglaterra de Isabel I, no parece afortunado. Lleva por primera vez al cine un tema erudito que, aunque nacido en el diglo XIX, precisamente ha ido tomando fuerza: William Shakespeare (autor del que se sabe muy poco de verdad, sino que era un actor, nacido en un pueblo pequeño e hijo de un mercader analfabeto) difícilmente podría ser el autor sublime de obras dramáticas y liricas que respiran saber cultural e idiomático. Pero la película no sostiene (ni nadie) que esos escritos sean “anónimos”. Al contrario, afirma (y lo hace con belleza e intriga) que esas obras las hizo un noble, protegido de la reina, hombre de gran cultura y saber, y muy relacionado con literatos a los que protegió. Ese gran señor fue Eward de Vere, conde Oxford, por lo que la tesis de que los libros de Shakespeare son suyos se conoce como “teoría de Oxford”. Nada de anónimo, sino obras de un noble ilustrado que no las podía firmar porque sus títulos y altura política y social le impedían figurar entre los cómicos (actores y autores), gentes que todavía a finales del siglo XVI gozaban de no buena reputación… La película es muy recomendable y si Shakespeare parece en ella un pobre diablo listo (es la tesis), Edward de Vere (Rhys Ifans) y la reina Isabel ya vieja (Vanessa Redgreave) están soberbios. De veras”.

Estoy plenamente de acuerdo con este artículo de LAV. Desgraciadamente, tan magnífica película sólo está ya en 9 cines de toda España, en Almería, Barcelona, Jerez, Girona, Granada, Lleida, Málaga, Barakaldo y Zaragoza. Ni en Madrid, ni en Valencia, ni en Alicante, ni en toda Galicia, Asturias, Cantabria, las dos Castillas, Extremadura, Navarra, Rioja, Baleares ni Canarias. Una lástima.

Mi agradecimiento y felicitación a quienes han visto Anonymous y a aquellos que aman las obras de Shakespeare (como John Carlin, como Pablo Isla).

John Carlin: “Shakespeare está en otra dimensión, como Messi”