El vuelo de ayer entre Madrid y la Ciudad de México duró unas doce horas. Salió puntual de Barajas a las 14.30 h y llegó al aeropuerto internacional Benito Juárez a las 20.15 h (la diferencia horaria entre México y España es actualmente de siete horas).
En ese largo vuelo, con más de seis horas atravesando el Atlántico entre Santiago de Compostela y Boston, he estado leyendo 2-3 de libros y viendo un par de películas.
El primero de lo libros, “El Sorprendedor”, del periodista Sergio Fernández y el cantante de los “End of Party” Ruben Chacón. Es un relato que combina la ciencia-ficción (dos lugares, Apathia y Serotón, que representan la antiUtopía y la Utopía respectivamente) y el desarrollo personal y profesional. Me ha encantado. Es uno de los mejores libros que he leído últimamente y, con cierta probabilidad, de los mejores que he léido en mi vida. “El Sorprendedor” debe ser uno de los éxitos editoriales del 2011-2012, a la altura de “La buena suerte” (y ojalá que a la altura de “Tiempo entre costuras”, que es de la misma editorial, porque bien lo merece).
¿Qué tiene “El Sorprendedor” de especial, para que sorprenda tanto? Creo que es el mejor manifiesto, en términos prácticos, de este cambio de era. Comienza con una Declaración de intenciones de Sergio y Rubén: “El futuro ya no es lo que era. Personas de todos los rincones del planeta se dan cuenta y se rebelan. Una sed de cambio recorre el mundo, los seres humanos queremos vidas significativas y plenas.” En esa Declaración comentan que “El Sorprendedor” es una llamada a la acción para revisar los valores que rigen nuestras vidas. “Creemos que el paradigma que empleamos para contemplar la vida está obsoleto y que nos está llevando a la destrucción. Pero también que otro mundo es posible y que este llegará cuando cada ser humano emplee responsablemente su libertad.” Y finaliza: “¡De todo corazón confiamos en que este libro despierte el Sorprendedor que llevamos dentro y que, como nosotros, estés dispuesto a especializarte en lo imposible!”
El protagonista, Lume, vive en Apâthia (capital: Ataraxia), un “mundo feliz” en el que las pasiones están prohibidas. Los ápâthas visten de gris (como en “Momo”), desayunan Insulsa e Insipia (contra la serotonina) y confunden la felicidad con la conformidad, en un mundo en el que ganar dinero para vivir en un sótano (que evite la luz solar) y despilfarrarlo en consumo inútil. ¿Ficción? Si uno ve Margin call (sobre las 24 horas previas a la caída de Lehman Brothers), ese mundo puede estar más cerca de nosotros de lo que creemos. “Los àpâthas no son muy amigos de las emociones, y menos e manifestarlas.” Para quienes “se salen del camino”, hay un Centro de Control del Apasionamiento. Y en el cine, películas de éxito como Deshauciados, sobre emprendedores que por enfrentarse a la incertidumbre se convierten en desgraciados. “La mejor manera de mantener la conciencia limpia es no usarla nunca”, se dicen.
Por circunstancias de la vida, Lume (que está preparado para ser Gerio, un alto cargo en esa isla), visita Serotón, un mundo alternativo, donde viven con principios como “¡Si crees en ti no habrá fuerza humana capaz de detenerte!”. Busca a su tío Hermes, que de pequeño le enseñaba a saborear la vida, y a su gran amor, Ruser. Serotón es un territorio que distingue entre el dinero ganado responsable y conscientemente y el que no lo es (“Creemos que no todo sirve y que el paradigma de trabajar sólo por dinero pertenece al pasado”), donde se hacen realidad los Deseos Personales, donde se imparten asignaturas como Alimentación, Salud, Espiritualidad, Gestión económica y financiera, Historia de los pueblos del mundo, Educación musical y artística, Desarrollo personal, Amor, Educación afectiva y sexual, Creatividad, Paz interior y, por supuesto, Sorprendedores. El final de la historia es de lo más original.
“En la vida sólo se puede vivir desde el amor o desde el miedo?”. ¿La felicidad como conformidad o la felicidad como aventura vital? Nosotros elegimos. El viaje de Lume desde Apâthia a Serotón es en buena medida el viaje de cada uno de nosotros, el del paso del paradigma de la escasez al de la abundancia, el de esta nueva era en la que nos estamos adentrando. “La única forma de vivir es desde la verdad, desde lo que uno siente.”
“El Sorprendedor” es un libro absolutamente IMPRESCINDIBLE. Si lo ves en la librería, llévatelo sin dudar y cuando empieces a leerlo, no lo vas a dejar. Y además “Sorprendedores” es un juego de mesa, que “estimula al emprendedor que todos llevamos dentro. Una simulación sencilla y realista del mundo de los negocios, donde la creación de empresas exitosas no es el objetivo, sino el camino para conseguir nuestra verdadera meta: materializar nuestros sueños.” El juego de mesa todavía no lo tengo, pero voy a hacerme con él en cuanto pueda.
Caso práctico: he estado leyendo “La revolución de la dignidad” de Lina Ben Mhenni, la joven bloguera tunecina protagonista de la primavera árabe. 63 paginitas, con prólogo de Maruja Torres, sobre esta historia reciente que Maruja denomina “un virus increíble, una maravillosa epidemia”. El virus de la libertad.
En el avión he estado viendo El origen del planeta de los simios (no es una gran película, pero no ha estado mal) y Criadas y señoras (una historia sureña de segregación racial sin interés; un ejemplo del poder de Hollywood para vendernos sus relatos locales como si fueran universales). He pasado de Capitán América y de Los pingüinos del Sr. Roper, que ya había visto con Zoe, así como de Thor y Agua para elefantes…
Hoy, en el DF, reuniones con el Director General de AMEDIRH (la Asociación Mexicana de Directores de RR HH) y con mi buen amigo Nelson Ríos, que ha venido desde Venezuela para esta ocasión, con vistas a futuros proyectos conjuntos. México se mueve (la producción automovilística, por ejemplo, ya supera este año a la de España, con crecimientos superiores al 14%, en tanto que la española está estancada) y con este país, toda Iberoamérica.
Y por la tarde, en Querétaro, en la Mansión Galindo (el regalo de Hernán Cortés a la Malinche). Un sitio precioso, donde trabajaremos con medio centenar de ejecutivos de PEMEX.