¡Qué profunda emoción!

Después de una larga noche (un servidor se acostó a las 3 de la mañana, pero ha habido compañeros de Challenge que lo han hecho a las 5.30), despertador a las 7. A las 8.30 horas, después de un desayuno conjunto en la terraza del hotel Danieli, hemos salido en barco hacia el aeropuerto Marco Polo. Y de ahí, a las 12.30, a Madrid (con el consiguiente retraso de media hora), para llegar a casa a las 4.

Entre las canciones que hemos cantado esta mañana, la memorable de Charles Aznavour, Venecia sin ti:

¡Qué profunda emoción

Recordar el ayer,

Cuando todo en Venecia

Me hablaba de amor!

Ante mi soledad,

En el atardecer,

Tu lejano recuerdo me viene a buscar.

¡Qué callada quietud!

¡Qué tristeza sin fin!

¡Qué distinta Venecia si me faltas tú!

Una góndola va

Cobijando un amor…

El que yo te entregué dime tú dónde está.

¡Qué tristeza hay en ti!

No pareces igual.

Eres otra Venecia

Más fría y más gris.

El sereno canal

De romántica luz

Ya no tiene el encanto que hacía soñar…

¡Qué callada quietud!

¡Qué tristeza sin fin!

¡Qué distinta Venecia si me faltas tú!

Ni la luna al pasar tiene el mismo fulgor…

¡Que triste y sola está Venecia sin tu amor!

¡Cómo sufro al pensar que en Venecia murió

El amor que jurabas eterno guardar!

¡Sólo queda un adiós

Que no puedo olvidar!

Hoy Venecia sin ti, ¡qué triste y sola está!

Trini me ha enseñado que las “semillas voladoras” en realidad son “semillas aladas” y más técnicamente “Sámaras”.

“Una sámara es un tipo de fruto en el que se desarrolla un ala aplanada de tejido fibroso y papiráceo a partir de la pared del ovario. Una sámara es un fruto seco indehiscente (que no se abre por una valva). La forma de la sámara favorece su dispersión por el viento o anemocoria. La semilla puede estar situada en el centro del ala del fruto, como en el caso del olmo o el fresno. La semilla puede estar a un lado del fruto con el ala extendiéndose hacia el otro lado, de modo que gira sobre sí mismo en espiral y retarda su caída. Es el caso del arce.” (Wikipedia).

En el avión, el regalo de hablar durante un par de horas con Macarena, una personal excepcional. Una madre profundamente ocupada de la educación de sus tres hijos y una coach que ha hecho un montón de cursos interesantes. He disfrutado mucho con su conversación.

¡Qué profunda emoción! Mi profundo agradecimiento a EBS: a Carlos, Isra y Raúl, Prado, Sonia, Elvira, Élide, Rebeca… Y a todos los compañeros del Challenge 2011. Mañana empieza de verdad el otoño.