La ausencia y los malvados

A lo largo de este mes de septiembre he trastocado las matinales dominicales de cine por las vespertinas (a última hora) de los lunes, fuera de Madrid. En lugar de quedar a cenar, palomitas y refresco con una buena peli. Hoy ha sido “No habrá paz para los malvados”, de Enrique Urbizu, con José Coronado, Juanjo Artero y Helena Miquel . Madrid, año dos mil y pico. Un domingo cualquiera, otro más, el inspector de policía Santos Trinidad de camino a casa, ya muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar… y podría incriminarle. Santos Trinidad inicia la caza del hombre, emprende una investigación destinada a localizar y eliminar al testigo. Mientras tanto la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino. Ambos, Santos y Chacón, van a descubrir que nada es lo que parece y lo que empieza siendo un simple caso de tráfico de drogas, desembocará en algo mucho más peligroso. Solo Santos parece ser capaz de impedirlo, siempre que la juez Chacón no consiga detenerle antes a él.” En realidad, es una del oeste, pero en la España actual. Los malvados son los cárteles colombianos de la droga y los yihadistas islámicos; John Wayne es Coronado, que está espléndido. Una peli para no moverse de la butaca en los 96 minutos que dura la cinta.

He estado leyendo “La ausencia”, de Vicente Verdú. Doctor en Ciencias Sociales por la Sorbona, considero a Verdú, periodista de El País, una especie de filósofo francés por sus lecturas y reflexiones. Hace 8 años, en julio de 2003, perdió a su mujer. Ese dolor, junto a la crisis actual, “en la que falta casi todo, desde el conocimiento suficiente para afrontar el problema a la paralela ausencia de trabajo, de liquidez, de líderes, de confianza, de moral y de muchos otros importantes asideros”, le han llevado a escribir este texto. La ausencia como mal global de nuestro tiempo.

Divide esta obra en 16 capítulos: I. Desaparición total: “La religión hundida, las utopías evaporadas, los valores evaporados, las jerarquías abatidas, la autoridad refutada, los padres desnortados, las instituciones desacreditadas han compuesto un círculo que recalca, por su lado, la patraña del arte, el fin de la confianza y el empleo fijo, el arrasamiento de casi cualquier afianzamiento o, en consecuencia, el predominio del vacío, la vacuidad y el peso cero.”

II. La volatilidad de lo visible: la cultura de arena. “La desorientación, el caos, el extravío del valor o del pudor”. Lastre cero.

III. La atracción del cielo: El avatar del avatar.

IV. Blanco (la política sin ideología) y Gratis (Chris Anderson). La economía nube.

V. El luto político: “Nadie, en fin, en sus cabales sería capaz de esperar nada interesante e innovador de los partidos de hoy, que ya en las mismas apariencias de sus líderes manifiestan su pertenencia a una rancia y desteñida grey.” Abstencionismo, absentismo laboral y golpes de protesta (no para transformar la sociedad, sino para ahuyentar una parte indeseable de ella) como el 15-M o la primavera árabe.

VI. Los relámpagos: De los burgueses (trabajo, ahorro, metas prácticas) a los especuladores. La cultura corta.

VII. La mirada del vacío: Es la visión de la ceguera, la creatividad de la escasez, el prestigio de la lejanía.

VIII. Músicas para recordar: el velor del silencio.

IX. Proyectos sin fin. “El héroe no persigue la felicidad, sino el honor.”

X. El mar de la melancolía. Un consomé melancólico que juega con la muerte.

XI. El plomo del yo. “En general, muchos nexos y pocos vínculos, mucha conversación en horizontal y menos en vertical.”

XII. La identidad lejos de mí. “El dictamen de los sabios dice que el mejor modo de ser feliz es conocerse a sí mismo. Nadie, sin embargo, lo ha conseguido. La identidad, sea esto lo que sea, es lo menos identificable, gracias a Dios.”

XIII. El amor negro. El universo está lleno de vacío, de energía oscura. Es la pareja que se va.

XIV. Las voces del dolor: “El hombre es un aprendiz. El dolor es su maestro” (Alfred de Musset).

XV. Agua para olvidar. “Nada es más terrible que lo que no se ha dicho” (Céline).

XVI. La elegancia de la muerte. “La desnuda y anacarada majestad de la ausencia”.

Un libro duro, profundo, un tanto trsticos.﷽﷽﷽es trabajos artu, a Coronado y a Verdo"ificable, gracias a Dios."a uno mismo. parte indeseable de ella) como el 15-M oágico. Pero es lo que hay.

Mi agradecimiento a Urbizu, a Coronado y a Verdú. Tres grandes trabajos artísticos.