Lenguaje y Educación

Hoy, en el AVE desde Madrid, tres temas (más allá de los sucesos y las páginas deportivas que suelen llenar nuestros diarios), que en realidad son uno solo, han llamado mi atención.

En la contraportada de El País, Almudena Grandes nos habla de Vocabulario. “El lenguaje es la herramienta más poderosa con la que cuentan los seres humanos”. ¿Por qué lo dice? Porque “lo que hoy se llama reformas, antes se llamaba neoliberalismo. Lo que hoy se llama flexibilidad del mercado laboral, hace muy poco se llamaba despido libre. Así, ajustes ha sustituido a privatizaciones, austeridad ha reemplazado a abandono, y credibilidad a docilidad ante las exigencias de los mercados financieros. La lista es cada día un poco más larga, el panorama, un poco más negro. Almudena Grandes reivindica la dignidad del lenguaje, la verdadera función de las palabras. “Al margen de ese empeño, ninguna rebeldía será posible”.

El Informe Educación y Formación Profesional, editado por el Instituto de Estudios Económicos, comenta que “algunos investigadores han vuelto a estudiar la posible influencia de un factor descuidado especialmente en sociología de la educación, esto es, los posibles efectos de la herencia genética en el rendimiento académico”. A vueltas con la genética, esa idea tan absurda como perniciosa (el siglo XX debería habernos demostrado por dónde nos llevan estos derroteros). “Lo que produce el éxito escolar es el esfuerzo personal. Y si el entorno socioeconómico es positivo, mejor” (Luis Carbonell, presidente de la Concapa). “Es un debate viejo y poco útil. La evidencia más abrumadora que tenemos es la contraria: el desempeño educativo se asocia con los recursos familiares y escolares, la influencia del centro y del profesor y amplio recorrido al alcance de cualquier alumno” (Mariano Fernández Enguita, sociólogo). “Es posible que los empresarios sepan de empresas. Pero, antes de lanzarse a decir disparates sobre biología y educación, deberían informarse. Contradecir los resultados e interpretaciones de un estudio tan amplio y riguroso como Pisa, afirmar que la herencia genética tiene más importancia en el éxito escolar no es heterodoxo. Es simplemente una falacia. Es una conclusión que muestra una profunda ignorancia, no solo de la educación, sino de la biología moderna, en la que las interpretaciones deterministas (que llevadas al extremo lindan con el racismo) no tienen carácter de enunciados científicos, sino únicamente de prejuicios anticuados.” (Mª Pilar Jiménez Aleixandre, catedrática de Didáctica de Ciencias en la Universidad de Santiago de Compostela).

El Informe propone exámenes de fin de nivel para los alumnos. El británico Richard Gerver, experto en educación que ha sido docente y director de un centro escolar, nos advierte del peligro de un currículo basado en contenidos. “El modelo tradicional da a los niños información y datos y luego les examina para ver si lo recuerdan. El nuevo modelo debe hablar de desarrollos y habilidades. Si miras a los países que han conseguido mejorar en el informe Pisa de la OCDE, todos se han alejado de los currículos basados en los contenidos, incluso Shanghái.” “Hay que identificar los comportamientos y habilidades que queremos que tengan los jóvenes, reconociendo que lo que no se puede poner en un examen no quiere decir que no sea valioso.” “Para vivir en un mundo tan increíblemente incierto, necesitamos que sepan asumir riesgos, que entiendan mucho mejor la cultura de la innovación, necesitamos que sean muy proactivos, responsables, que sepan trabajar en equipo, manejar la comunicación, las redes sociales”.

Me preocupa que empresarios y directivos no sepan qué es el talento, qué lo compone, cómo detectarlo y desarrollarlo. De ahí trampas como el determinismo genético o la confusión entre aptitud (que se evalúa mediante exámenes) y actitud (competencias como autoconfianza, iniciativa, responsabilidad, trabajo en equipo, escucha atenta, serenidad o trabajo en equipo). Mi agradecimiento a las organizaciones que actúan profesionalmente respecto al talento. De ellas es la supervivencia.