La absurda disyuntiva

Viernes, 13. No soy supersticioso en absoluto, por lo que me parece un día divertido. Por la mañana he tenido el privilegio de participar en el evento inaugural de una empresa, Agrotec, que dará mucho que hablar. Esta empresa constituida por Enrique Ulloa, Ramón Molinary y Alfredo Álava, posee una vocación de servicio integral como red agropecuaria. Se trata de una consultora técnica cuya misión es ser la mejor alternativa en consultoría integral en el ámbito agroalimentario orientada a la gestión y consecución de resultados a través de una dirección por objetivos. “Nuestro objetivo es incrementar la rentabilidad de nuestros clientes y posicionarlos en el mercado a través de nuestro compromiso de proximidad e implicación con su proyecto”. Sus valores son Proximidad, Implicación, Anticiparse al cambio y Orientación a resultados. Sus servicios se prestan en cuatro áreas: gestión, mercado, operaciones y soporte. El sector agroalimentario, que supone el 17% del industrial en nuestro país, necesita profesionalizarse aún más con servicios como los que presta Agriotec (www.agrotec-cap.com)

En el Hotel Eurostars de San Lázaro (Santiago de Compostela), ha abierto el acto Ramón Collazo, presidente de ADAFAC. Después ha intervenido el experto Jordi Beascoechea, que nos ha hablado de los precios en esta campaña y las previsiones a futuro, desde una visión global. Posteriormente ha intervenido un servidor, para tratar el tema de “El éxito, desde la incertidumbre”. Cada uno debemos definir nuestra idea de éxito y partir de ella para nuestra estrategia, no cayendo en la trampa de que las empresas están “para ganar dinero” (condición necesaria, pero nunca suficiente). Como agrupaciones de seres vivos, las organizaciones están para sobrevivir en el cumplimiento de sus fines. He tratado de ahondar en la naturaleza de esta crisis (en un entorno en el que perdemos la cuarta parte de nuestras S. A. cada año) en esta nueva era (conceptual, conductual y del regalo), en la que la lealtad rentable, la sorpresa positiva y el talento directivo marcan la diferencia. Desde nuestra definición del talento, más allá de la inteligencia, como “poner en valor” (Capacidad por Compromiso en el Contexto adecuado), he hablado de fidelizarlo desde las emociones positivas y de desarrollarlo a través del liderazgo capacitador (el/la líder-coach).


Me ha gustado mucho la entrevista de Lluis Amiguet, en La contra de La Vanguardia, al presidente de los empresarios alemanes, Dieter Hundt: “Copien nuestra formación en la empresa y su paro bajará” (11-V-2011):

“Tienen en Alemania menos de la mitad de paro que aquí...

...

Dígame qué podemos copiar de su sistema.

Los empresarios y trabajadores alemanes –no olvide que nuestro modelo económico implica un alto grado de cogestión– estamos muy orgullosos del sistema que llamamos dual: empresa-escuela. Y estoy convencido de que ustedes podrían imitarlo.

Cuéntenos.

El secreto es no separar nunca el trabajo de la formación, la empresa de la escuela...

¿Cómo?

En una primera fase, el joven empleado entra en la empresa con un contrato de formación, pero sin dejar nunca de estudiar, de forma que teoría y práctica se complementan y así los institutos y los jóvenes responden a las necesidades de la empresa.

Y así el joven sabe qué es lo que necesita saber y sabe que tendrá empleo.

Ha sido un gran éxito para Alemania que explica que tengamos ahora una de las tasas de paro juvenil más bajas del mundo.

Habrá que copiarles.

De momento, sólo Austria y Suiza aplican contratos similares. Pero el éxito nos ha animado a ampliar esos contratos que, en principio, eran sólo de formación profesional, también a los niveles superiores de preparación universitaria y gestión empresarial.

Por ejemplo.

Igual que se forma un electromecánico o un mecatrónico, también puede formarse un ingeniero superior... O un gestor empresarial.

Y el mecatrónico puede ir estudiando sin dejar de trabajar hasta ser ingeniero.

Es lo que llamamos universidad profesional, que se funda sobre un triángulo virtuoso de cooperación durante toda la formación continuada: el estudiante tiene un contrato de formación con una empresa y, al mismo tiempo, mantiene sus estudios o una investigación avanzada en un laboratorio o un departamento universitario.

Tiene mucho sentido.

De nuevo, ayuda a que la empresa y la universidad encaren juntos los cambios que necesita el sistema para afrontar la competencia globalizada. Pero ahora estamos yendo todavía más allá e integrando a los grandes centros de investigación, como el Instituto Max Planck, y a sus investigadores en programas muy concretos de empresas.

La investigación no debería estar reñida con la productividad, sino al contrario.

De hecho, cuando estuvimos en crisis no redujimos ni un céntimo de los programas duales empresa-escuela y empresa-universidad sino al contrario, los aumentamos...

También con mucho sentido común.

Ahora mismo dedicamos 25.000 millones de euros al sistema dual en sus niveles más juveniles y otros 28.000 millones a la formación de los empleados en todas las edades.

Mejor invertirlos en formación en la empresa que en subsidio del paro.

¡Es una excelente inversión social! Aunque al final el joven no se quede en la empresa donde empezó, estará muy bien formado.

Están ustedes exportando y creciendo como nunca: ¿no necesitan más jóvenes?

De hecho, sí, y sobre todo nos hacen falta en los niveles iniciales del sistema dual, por eso estamos intentando integrar con contratos de formación en Alemania a jóvenes del Este: estudiantes checos, polacos...

Parece que han digerido ustedes la integración de la Alemania ex comunista.

No fue fácil, como sabe, hubo que privatizar empresas estatales obsoletas y eso supuso despedir a miles de empleados. La lección es que los acuerdos que nos permitieron avanzar con menos coste social fueron posibles gracias a nuestro sistema de concertación y cogestión empresarios-sindicatos que mencionaba al principio.

También es muy criticado...

Empresarios y sindicatos de otros países nos critican a menudo, porque creen que ese grado de concertación y pacto empresarios- empleados supone la renuncia a defender los propios intereses.

¿No es así?

No es fácil conllevarse y cogestionar entre empresarios y empleados, pero con el paso de los años te das cuenta de que ese consenso es el mejor modo de adaptarse a las exigencias del mercado y a la competencia globalizada en mercados dinámicos.

Y a Alemania le va muy bien esta crisis.

Creo que la cogestión y la formación en la empresa nos han ayudado.

¿Cómo mejoraría usted la integración de la España y la Italia del sur?

Son casos muy diferentes de la integración alemana. Y además, recuerde que en mi land, Baden-Württemberg, o en Bavaria el paro es del 4% , pero tenemos länder en el este que llegan al 13%, así que la media alemana queda en el 7%.

Pero parece que su capitalismo social, el modelo renano, goza de buena salud.

El modelo norteamericano –“o gano ya o te despido”– o el japonés, de excesiva dependencia emocional de la empresa, no se adaptan a la mentalidad alemana tan bien como nuestro modelo alemán de consenso y concertación. Tal vez lo podrían ustedes ir adoptando y adaptando, junto con nuestro sistema de formación en la empresa.

¿Y el modelo español...?

Bueno, sus sindicatos parecen más militantes y beligerantes en principio, pero después ya en la mesa de negociaciones se moderan y cooperan."

"Trabajar es estudiar

¿Tiene algún sentido que nuestros jóvenes estudien hasta los 22 –o más– sin haber trabajado nunca? ¿Tienen sentido carreras académicas y luego funcionariales que ignoran las necesidades de la sociedad que las financia? En Alemania nunca se estudia o se trabaja –¡qué absurda disyuntiva!–, sino que siempre se hacen las dos cosas a la vez. El presidente de los empresarios alemanes nos cuenta cómo todo estudiante alemán puede tener un contrato de formación en una empresa. Así un joven motivado sabe lo que debe aprender y también sabe que no se quedará en el paro al acabar de aprenderlo. Copiémoslo, porque Alemania tiene una de las menores tasas de desempleo juvenil del mundo.”


Me ha encantado lo de la “absurda disyuntiva”: ¿Estudias o trabajas? Hoy en día, si no estudias (la “estudiosidad”, que es más que la mera curiosidad de ir picoteando sobre los temas y hablando ex cátedra por lo que le cuentan los medios) no trabajas, no eres empleable. Y si no trabajas (no cuentas con experiencia), no puedes estudiar, estás fuera de la realidad laboral.

He estado leyendo “Con copia oculta”, novela escrita por los periodistas Marisa Cruzado, Enrique Jurado y Pilar Pérez. Tres personajes (el portavoz del gobierno, una lobbyista europea a lo “Diablo se viste de Prada” y una redactora de periódico, amante del portavoz). La historia de un país con una crisis galopante y casos de corrupción, en el que el presidente del gobierno trata de reeditar los “Pactos de la Moncloa” y se plantea dejarlo antes de acabar la legislatura y la “Lideresa” está en la oposición. Como la vida misma. He disfrutado mucho con el relato, que es muy vivo y contiene intuiciones geniales. Enhorabuena a los tres autores, porque “Con copia oculta” les ha quedado redondo. Sé que lo han pasado muy bien escribiéndolo y se transmite al lector.

Retraso de una hora en el vuelo Santiago-Madrid (los controladores están de nuevo en pie de guerra, al menos en Barajas). Al llegar al aeropuerto de Madrid, me encuentro con que Iberia ha eliminado unilateralmente, sin encomendarse a Dios ni al diablo, mi billete a Alicante (en lista de espera, más de media docena de azafatas y pilotos de la compañía). Desde la serenidad y la firmeza, consigo volar en ese vuelo finalmente y llegar a Alicante, aunque sea con retraso. En FUNDESEM he tenido el honor de impartir la clase final del MBA Executive, el curso estrella de la Escuela, que cumple 40 años. Les he hablado a los casi 50 alumnos (provenientes del sector público y privado, de pymes y de la construcción, de la política, o que se están reinventando en el mercado laboral) sobre “Liderazgo en esta Crisis, Crisis de Liderazgo”, durante unas cuatro horas, con un planteamiento de diálogo y participación permanente.

Después estaba invitado a la cena de fin de Máster, pero tenía que volver a Madrid. Hemos aterrizado, con más de una hora de retraso, a la 1.15 de la madrugada.

Un Viernes 13 movidito del que me siento muy satisfecho