Irene Villa: Saber que se puede

Reunión matinal con la directora de Recursos Humanos de una de las mejores empresas para trabajar. Hemos hablado de que para mejorar la eficiencia pocas cosas son tan importantes como fomentar el orgullo de pertenencia de los profesionales (cuando una persona siente la empresa como suya, no gasta en lo que no debe). Después, reuniones internas de proyectos en la oficina.

Excelente artículo de la periodista Montse Mateos en Cine de Gestión (Expansión) sobre “El cisne negro”:

“Atormentada, amenazada, presionada y fuera de control está Nina, el cisne negro que le ha dado a Natalie Portman el Oscar 2011 a la Mejor actriz. La película sirve de escenario a la ambición desmedida de una pobre mortal que sólo piensa en la perfección de su arte, la danza, y olvida lo más esencial del ser humano: la felicidad y el sentido común. A menudo la simplicidad es la esencia de las personas más brillantes, aunque no sean perfectas.

Inocencia, gracia y dulzura son los atributos del cisne blanco, una deidad que se ve eclipsada por la astucia y la sensualidad de un cisne negro que fascina y goza de un atractivo irrestible. Estos personajes se confunden y llevan hasta la locura a una Natalie Portman que, en el papel de Nina, se come al espectador en El cisne negro. La película de Darren Aronofski cuenta la historia de una bailarina, obsesionada por encontrar la perfección en su arte y que vive con su madre Erica (Barbara Hersey), una bailarina retirada que trata a su hija como ‘su dulce niña’.

Cuando el director artístico de la compañía de Nueva York, Thomas Leroy (Vi ncent Cassel) decide sustituir a Beth MacIntyre (Winona Ryder) por Nina para su nueva producción del Lago de los Cisnes, saltan todas las emociones. Envidias, recelos, ambición y un instinto salvaje de supervivencia se desata en una película que no es más de un reflejo de lo que es la jornada laboral en muchas organizaciones. También está Lily (Mila Kunis), una joven que se incorpora a la compañía. Llena de vida, seguridad y espontaneidad es el polo opuesto a Nina y la chispa que enciende todos sus temores: Fragilidad, ingenuidad, inseguridad y mucho, mucho miedo al fracaso. La joven teme fallar, pero más aún acabar como su madre. En una de las ocasiones Leroy le dice: “Podrías ser brillante, pero eres cobarde”.

Esta cobardía es la que nos aleja de la consecución de los objetivos. Jesús Vega, experto en recursos humanos y autor de La empresa sensual, explica que “los profesionales, normalmente quieren triunfar. Hacerlo rápido. Ser reconocidos por ello. Es obvio que no siempre sus deseos se convierten en realidad. Desconcertados tienden a buscar las razones fuera de ellos mismos, más que afrontar la incómoda tarea de buscar las razones en ellos y afrontarlas con inteligencia y determinación”. La protagonista de este filme trata de buscarlo, pero sus emociones la confunden. Sus miedos la aturden y es incapaz de distinguir qué parte forma parte de la ficción y cuál de la realidad.

Los miedos y la tiranía de la ambición
. Pilar Jericó, socia de Be Up y autora de No miedo, explica que “todos sentimos miedo cuando nos enfrentamos al cambio o a determinadas situaciones laborales. Presión por los resultados, luchas de poder, riesgo de despido… todas estas emociones se activan cuando sentimos amenazas”. En el caso de Nina, la amenaza es Lily, que es lo que ella nunca podrá ser: una joven que adora la vida, que ama el baile porque lo disfruta y se aleja del sentido de deber, obligación y hasta castigo que supone para ella. Su madre: una mujer obsesionada por su hija y anclada en el conformismo. Leroy, un hombre brillante que la seduce pero al que se niega a aceptar. Y, por el último, el peor de los enemigos, Nina: “La única persona que se interpone en tu camino eres tú misma. Déjala ir”, sentencia el coreógrafo.

Muchos profesionales deberían dejarse ir. Nina tiene un objetivo claro, ser perfecta pero esta obsesión es su propia condena. Leroy la pone alerta sobre ello la primera vez que ambos observan admirados cómo baila Lily: “Es imprecisa, pero no finge”. Quizá el error de muchos directivos radica ahí, en querer aparentar lo que realmente no son. El miedo a la galería les anula, hasta el punto de que son incapaces de decidir con eficacia. La presión, los resultados y el afán poder son los mismos factores que amenazan a Nina y el origen de su inseguridad. “La perfección no se trata sólo de control. También se trata de dejarlo de lado”, le dice Leroy.

De vez en cuando, conviene quitarse la máscara y dejar de lado para tener perspectiva. Nina lucha por ello. Desea la libertad, pero sólo el amor verdadero conseguirá romper el hechizo. Casi logra su deseo en la forma del príncipe, pero antes de que pueda declarar su amor, su hermana gemela, el cisne negro lo seduce. Ella es el cisne negro, la cara más tenebrosa de su personalidad que acaba con el cisne blanco que devastado salta de un precipicio, va a la muerte y encuentra la libertad: “Lo sentí, fue perfecto. Fui perfecta”. Cumplió su sueño sin saber qué parte era ficción y cuál pertenecía a la realidad”.


Esta mañana he comprado el libro Irene Villa: Saber que se puede. 20 años después. Admiro muchísimo a una mujer tan valiente, ejemplar, que tuvo la amabilidad de estar con nosotros en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en la jornada de APD sobre “El Mundial de La Roja”. He leído esta versión ampliada (más de 80 páginas adicionales) y actualizada del libro, que me parece imprescindible en los tiempos que corren.

En el prólogo de esta edición de 2011 comenta Irene que la pretensión de este libro es “dar esperanza al mundo”. “Si uno tiene constancia, no hay nada que el ser humano se proponga y no consiga”. Irene sabe muy bien (y lo proclama en este prólogo) que el amor es el que mueve al mundo. “Nunca me he sentido víctima porque creo que esa actitud no ayuda”.

La primera parte es “Siete años después de la primera edición”. Recoge los mensajes de amor que le han enviado, la operación que cambió su vida, “el reto convertido en pasión” (participar en la modalidad de esquí adaptado, en la que ha ganado dos oros en los Campeonatos de Cataluña 2010 y la plata en los Campeonatos de Francia y España del mismo año) y hablar con un ex terrorista del IRA que ha proclamado: “La única lucha política con la que merece la pena comprometerse es aquella que ofrece un respeto incondicional por los derechos y la vida de toda persona”. Volviendo al deporte, los valores de la Fundación También de esquí adaptado son los mismos que los de La Roja: “luchamos por un objetivo común, con disciplina, humildad, trabajo en equipo, constancia, pasión, calidad humana y furia traducida en coraje. Con estos ingredientes, la victoria no está lejos”.

En la segunda parte, “las barreras las pones tú”, Irene nos habla de su feliz niñez, el fatídico día del atentado (17 de octubre de 1991), el apoyo de la gente, la durísima rehabilitación, los múltiples homenajes, la reconquista de su independencia, “Irene, refugio de amor” (la canción de un joven canario), los estudios universitarios (es licenciada en Comunicación Audiovisual, Humanidades y Psicología).

En la página 216 del libro, encuentro el nexo entre Irene y el “Cisne negro”: el peligro del perfeccionismo. “Actuar bajo el yugo del perfeccionismo es terrible. Primero, porque te alteras y ya no eres tú. Y segundo y más importante, porque nunca estarás conforme con nada. Porque todo en esta es mejorable. Por eso no hay que obsesionarse. La solución es ir superándose día a día. Ponerse metas alcanzables y, a partir de ahí, ir creciendo. Ahora, más tranquika, intervengo con más calma y serenidad”. ¡Qué gran lección de vida, querida Irene!

La tercera parte es el diario de una optimista: en 1999 en Sahara (“unos niños me han enseñado que no hace falta nada para ser feliz”), en Nicaragua en 2001 con la ONG Infancia sin Fronteras, en la India en 2004, su sufrimiento tras el 11-M… Y la cuarta, “Por la Paz”: Cómo vivió el terrorismo (“Siempre he sentido verdadera lástima por los terroristas que nos pusieron una bomba a mi madre y a mí”; fuera el odio y el rencor). Irene destaca la importancia del saber, la inteligencia emocional como camino hacia la felicidad, la importancia de estar en paz con uno mismo, el optimismo como actitud inteligente, vivir el presente, marcarse objetivos y que el único requisito es el amor. La autora concluye esta precioso libro con una frase que un servidor repite con frecuencia: “LO MEJOR ESTÁ POR LLEGAR”.

Gracias, Irene, por una obra tan fantástica y por tu generoso ejemplo. Espero que el próximo jueves te vengas al Cine Fórum de APD en Kinépolis a ver "El discurso del Rey", con la participación en el debate de la Embajada del Reino Unido, el presidente de Dircom (la asociación de directores de comunicación) y la gran coach de comunicación Adriana Kaplan, moderado por un servidor.