La crisis de nunca acabar

Sábado de descanso, a ver si recupero la voz y se me quita definitivamente la gripe que arrastro (me imagino que el alto nivel de contaminación de Madrid no ayuda).

He estado leyendo “¿De verdad se va a acabar la crisis?”, de Roberto Centeno. Salmantino, ha trabajado toda su vida en hidrocarburos (DG de Enagas, Consejero Delegado de Campsa, presidente de ERG Petróleos y actualmente presidente de Eneroil). Catedrático de Economía en la Escuela de Minas (“de la mano de Ramón Tamames”, como dice el), autor de varios libros, colaborador de EsRadio y de Intereconomía Televisión.

La tesis del profesor Centeno es que estamos “al borde del abismo”. España se encamina hacia su quiebra económica y hacia su destrucción como nación. La culpa es de la transición. Entre 1960 y 1975, el país creció al 7’5%; del 75 al 85, al 0’8%; el paro que en 1974 era del 6% pasó al 36% en 1977; la inflación, del 7% al 44% y la deuda externa triplicó las reservas del Banco de España.

Siempre según el autor, Enrique Fuentes Quintana, el economista de mayor prestigio, fue nombrado VP económico tras las elecciones de junio de 1977 y preparó un plan para la salida de la crisis que fue aprobado en 24 horas. Las reformas estructurales que proponía no llegaron a cumplirse. “Alberto Oliart, a la sazón ministro de industria, y a quien Fuentes Quintana despreciaba, se opuso frontalmente a cualquier reforma que disminuyera el poder de las oligarquías monopolísiticas, a la vez que los barones de UCD se negaban a que se definiera en forma clara y precisa los límites, el alcance y la financiación del sistema autonómico, un auténtico despropósito”. Fuentes Quintana dimitió en febrero de 1978. “Así, en lugar de una economía moderna y competitiva, la Transición alumbraría una economía básicamente tercermundista, donde el sol, el ladrillo, la especulación, los impulsos externos y los bajos salarios serían los protagonistas de nuestro crecimiento”.

Durante González, “la reconversión industrial no fue tal reconversión, sino un desmantelamiento puro y duro de sectores industriales completos sin que nada los reemplazase”. Para la entrada en la CEE se hicieron cesiones colosales en materia agrícola, ganadera e industrial. La moratoria nuclear provocó que en lugar de tener 40.000 M de kwh/año a 14 euros, contemos con el producido por otras energías (eólico más fotovoltaico) a 150 euros: 5.500 M €/año, el 22% del recibo de la luz. “En concreto, hoy estaríamos generando 195.000 Mde kwh/año en lugar de 59.000, lo que significaría un ahorro anual de 18.500 M €, o ¡el 72% de la tarifa!”. Entre 1982 y 1995, los socialista utilizaron 250.000 M de € de las cotizaciones sociales para financiar gasto corriente e inversiones. Centeno añade: “se sentarían las bases del hundimiento de la enseñanza pública, se iniciaría una política de empleo que generalizaría los contratos basura y su política económica cambiaría las bases del reparto de la riqueza creada a favor del capital y en contra del trabajo”.

Al gobierno de Aznar tampoco le deja mucho mejor: “sobre todo la venta de las joyas de la corona, la privatización de las grandes empresas públicas, le permiten ordenar las cuentas y entrar en el euro, además de poner a sus amigos al frente de las mismas, “no vamos a poner a nuestros enemigos”, exclamaría un indignado Rato cuando se le criticaba tan inícuo proceder, y a partir de ahí el ciclo alcista de la economía mundial nos llevaría en volandas: crédito ilimitado, bajos tipos de interés y el inicio del boom inmobiliario garantizarían un crecimiento muy rápido”. Un 60% de las familias perdería renta real y la remuneración de los asalariados, como parte del PIB, caería en picado.

De 2004 a 2007 “no se hizo nada y el impulso económico de la burbuja inmobiliaria y el dinero fácil de la época Aznar continuó”. En agosto, ante la mayor crisis financiera conocida, el gobierno dijo “no nos afecta” y volvió a ganar en marzo de 2008.

Según el FMI, “España es el país de la OCDE que ha realizado la política más ineficiente de gasto público”. El dinero del FROB es “un robo legal a los españoles, ideado por Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, para recapitalizar las entidades financieras en pérdidas y dotado de 99.000 M €, está siendo utilizado fraudulentamente para otros fines, como la compra de bonos patrióticos de Montilla y de Camps, para el pago de las nóminas, para la visa oro de los directivos, etc., y mientras tanto a mediados de diciembre de 2010, la agencia de calificación Moody’s valoraba las pérdidas de las entidades financieras en más de 170.000 M €, el doble de lo reconocido oficialmente”. En palabras de Joseph Stigliz, Premio Nóbel de Economía: “España podría estar entrando en el mismo tipo de espiral mortal que afectó a Argentina hace solo una década”. Para Roberto Centeno, nos encontramos ante una recesión de tipo estructural (una L) similar a la japonesa de 1992.

Hay un “océano de injusticia” en el reparto de la renta y la riqueza: en 1975, el 54% del PIB correspondía a las rentas salariales; en 2006 era el 46’4% y en 2007 el 45’1%. “Lo que nos convierte en el país de la UE con mayor inequidad distributiva”. Y España es el país más apalancado del planeta (una deuda del 282% del PIB), entre otras cosas porque el Estado de las Autonomías es cuatro veces más caro que un estado centralizado.

El sector industrial está en caída libre, con una disminución del Valor Añadido Bruto del 24’6% en 2009, según la central de balances del Banco de España. “Sin una industria fuerte es imposible el desarrollo”. “Las entidades financieras están teniendo serios problemas en el interbancario y se han demostrado incapaces de haber reestructurado el sector cuando aún se estaba a tiempo, Han preferido optar por chapuzas político-mediáticas, como la pesudofusión entre Caja Madrid y Bancaja, que permite poner en la calle al 25% de la plantilla, trincar 4.000 millones de euros, mantener y ampliar chollos y sueldos a consejeros y no arreglar ningún problema de fondo. Rato, cuyo fuerte nunca fue la gestión, se encontró en la caja con un marrón incapaz de solucionar, de manera que apuesta por una operación de imagen al canto y aparecer de brillante estratega”.

“Tenemos una sector público con una tasa de absentismo del 23%, frente al 1% de Alemania, casi un cuarto de funcionarios no va a trabajar, y el tema ni siquiera lo menciona porque (Elena Salgado) siempre lleva los deberes hechos”.

Para el autor, sobran 1’5 millones de empleados públicos (hay 30.000 coches oficiales, más que en EE UU; 35.000 “asesores de confianza”, entre ellos 1.600 para Gallardón, con un coste de más de 5.000 M € al año; 15.000 M € de déficit de las televisiones autonómicas).

“La culpa de esta situación la tienen los gestores autonómicos y municipales. Un 90% son un auténtico desastre” (Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza). “La que se nos viene encima es gorda” (Juan Roig, presidente de Mercadona).

Un libro escrito más apasionadamente que con estilo, que da que pensar sobre lo que está pasando.