Innovación 6.0.

Jornada de puertas abiertas en el colegio de mi hija Zoe. Mercadillos, concierto navideño, chocolate con churros y roscón… Así hemos pasado la mañana. Después, junto con su mejor amiga y sus padres, hemos almorzado en un restaurante cercano y por la tarde todos juntos hemos ido a ver Tron Legacy en 3D. Una película espectacular desde el punto de vista estético y la utilización de nuevas tecnologías (heredera, sin duda, de Avatar), con un guión no tan edificante. Entretenimiento navideño en la gran pantalla, que no hay muchos.

He estado leyendo Innovación 6.0., de Xavier Ferrás, Director del Centro de Innovación Empresarial de ACCIÓ (Agencia de Competitividad de la Generalitat de Catalunya). Un libro que nos muestra las claves actuales de la innovación desde una nueva perspectiva.

“La innovación es un campo emergente de management. Un campo que integra conceptos de estrategia, marketing, tecnología, teoría organizativa e iniciativa emprendedora”, escribe Xavier. La innovación forma parte de la cartera de valores del siglo XXI y es una pasión, “una actitud vital, una forma de interpretar la vida, un modo de afrontar la realidad que se proyecta en las organizaciones y en la manera que tenemos de entender lo que nos rodea. Un mundo que, inevitablemente, cada vez será más rápido, fluido, inestable y turbulento”. La innovación, como eje fundamental de la competitividad, “trascenderá la lógica económica y se convertirá en una auténtico modo de vida. La innovación será, en definitiva, el instrumento que nos permitirá fluir en un contexto de absoluta incerteza, adaptándolo como principio vital”.
Innovación total: “sin ecosistema y sin emprendedores, sin un estado colectivo de conciencia innovadora y emprendedora no habrá innovación, ni riqueza, ni progreso, ni estado del bienestar posible”. ¿Por qué 6.0.? Porque la Innovación 1.0.fue la del “óvulo tecnológico”, la de inventar y vender. La 2.0., la irrupción del mercado, con el marketing como cuerpo de conocimiento organizado. Tensión dinámica entre el empuje tecnológico (technology-push) y el arrastre del mercado (market-pull). La 3.0. considera la empresa como sistema innovador (las oportunidades pueden venir de cualquier ámbito de la organización). “El reto del nuevo enfoque del proceso innovador era poner en valor el talento de la totalidad de la organización”. La 4.0. amplía la innovación del proceso interno a las cadenas de suministro (Boeing redujo sus proveedores de 31.000 a 18.000 en cuatro años; Chrysler, de 2.500 a 1.000; Ford de 150 a 11 proveedores estratégicos; IBM de 4.900 en 1993 a 50 en 1998; Merck, de 40.000 a 10.000; Sony, de 2.500 a 1.200). La Innovación 5.0. es la Open innovation (Henry Chesbrough): las grandes oportunidades se dan en las interfases entre disciplinas (ejemplo de éxito: Procter & Gamble). La innovación 6.0. es la era de la innovación cultural. “El fenómeno de la innovación, cuya naturaleza era eminentemente tecnológica, incorpora progresivamente inteligencia de mercado, organizativa, social e internacional (…) E invade el último reducto que le quedaba: la cultura de las naciones, el conjunto de comportamientos y creencias que guían las actitudes individuales y colectivas. El mundo postcrisis será un mundo de activistas de la innovación. No competirán empresas contra empresas, ni cadenas de suministro contra cadenas de suministro. La innovación impregnará los territorios. Competirán entornos innovadores contra entornos innovadores”. Por tanto, las políticas de innovación no serán políticas tecnológicas, ni industriales, ni siquiera económicas. Serán, inevitable y sorprendentemente, políticas culturales. Las fuentes de la competitividad estarán en las raíces culturales de las naciones.
Así, el fenómeno de la innovación se ha extendido desde la tecnología (1985) al marketing (1990), a la empresa (1995), a la cadena de valor (2000), a la economía (2005) al ecosistema (2010). Brillante análisis. La Innovación 6.0. es sistémica e integradora. “Penetrará en la educación, en la formación y en la cultura”. “Para competir con éxito bajo el paradigma de la Innovación total, el individuo debe estar convencido de su capacidad para cambiar su destino y el de su entorno”.
“La Estrategia ha muerto”, proclama Xavier Ferrás. Como el proceso evolutivo en la economía del siglo XXI se desarrolla a la velocidad de la luz, la innovación es un mecanismo de inteligencia colectiva. El juego tiene nuevas reglas, y su nombre es caos (extraordinaria complejidad en medio de la turbulencia): disminución drástica del ciclo de vida de productos y servicios (la empresa como fábrica de nuevos proyectos), la demanda como factor limitante (la oferta es excedentaria), tiranía del consumidor, calidad y coste como factores higiénicos (todos los productos deben ser de calidad), desarrollo tecnológico cooperativo, factores de producción no limitados (el trabajo ya no es un lugar físico: la informática lo ha virtualizado; el trabajo es un estado mental, un “modo” de actitud), decisiones de compra no racionales (hay una prima emocional vinculada a la marca, con “drivers” como el deseo de riqueza, poder, estatus, respeto, exclusividad, vanidad, aprobación, ser atractivo, juventud, perder oportunidades… según la analista Duana Spregue), decisiones de inversión no racionales (ley de Thomas: “aquello que las personas creen que es cierto se convierte en lo cierto”). La estrategia debe ser mutante y sofisticada, no puede ser un ajedrez. “La dirección estratégica debe ser el máximo exponente de la práctica directiva”, escribe Xavier. Es la esencia de una competición vertiginosa (no hay estrategia, sólo adaptación), con posibilidad de generar continuamente nuevos espacios de valor (Océanos azules). Para conseguir la diferenciación, o una aproximación introspectiva, de dentro a fuera (Teoría Basada en los Recursos) o construir sobre oportunidades, de fuera a dentro. “El modelo de negocio, en el mundo de la Innovación 6.0., se genera sobre el factor de diferenciación. Sin diferenciación no hay lógica económica”. Ante el cambio, introspección, nos propone el Dr. Ferrás: “No te opongas a fuerzas superiores. No te vincules a posiciones obsoletas. Si tiran de ti, empuja. Si te empujan, tira. Concéntrate en tus propias fortalezas, se flexible y actúa siempre en la misma dirección que las fuerzas que te atacan”. Concentrémonos en las capacidades diferenciales, capacidades asociadas a la innovación.
El autor nos recuerda la definición de innovación del Departamento de Comercio e Industria del Reino Unido: “la explotación con éxito de nuevas ideas”. “Sin valorización en el mercado (sin éxito) no hay innovación”, expone Xavier. La innovación es una zona de riesgo (con barreras de entrada) y que ofrece ventajas competitivas (diferenciación). Con ventajas y sin riesgo es un proyecto higiénico; sin riesgo ni ventajas diferenciadoras, la mejora continua; con riesgo y sin ventajas, un proyecto estúpido. La fuerza de la explotación y la fuerza de la exploración son las fuerzas centrífuga y centrípeta de las empresas. La empresa es una pequeña red social, con relaciones de lealtad y aversión, que ha de estar tensionada. La clave es el líder innovador, auténtica fuerza motriz del cambio, que se caracteriza por definir visiones claras e inspiradoras, comunicar de forma apasionada, establecer retos y no sólo objetivos (“los objetivos se miden contra la organización y los retos contra uno mismo”), determinar el qué y el cuándo, nunca el cómo (la autonomía como motivador), gestionar por confianza y no por control, dirigir sin matices, dar los mensajes con extrema claridad y asumir los riesgos inherentes, dirigir mediante la autoridad y no mediante el poder; no preocuparse de tener la mejor gente, sino de que la gente tenga el mejor líder; patrocinar los proyectos transformadores.
“Innovar es arriesgado. No innovar es letal”, Henry Chesbrough. Citando a Cipolla y sus “leyes de la estupidez”, una actitud inteligente es aquella en la que gana todos; una actitud perversa, en la que gana uno y pierde el otro, una actitud ingenua, cuando pierde uno para que gane el otro y una actitud estúpida cuando pierden todos (un servidor utilizó esta sabia matriz para explicar las lecciones del Bardo en Shakespeare y el Desarrollo del Liderazgo). La actitud estúpida destruye valor. “Sobran directivos controladores y suspicaces. Las organizaciones están plagadas de estúpidos inseguros. No ganan nada (o incluso pierden oportunidades), pero evitan que otros ganen. En esta caso, la organización entera pierde competitividad, se desmotiva el talento interno, la empresa se desadapta de su entorno y finalmente muere”. La calidad directiva como predictor de la innovación: no puedo estar más de acuerdo.
El sistema de los últimos 200 años, el más potente de la historia, se basa en racionalidad científica, innovación tecnológica, libertad económica y democracia política. “Este sistema constituye una extraordinaria arma de conversión del conocimiento en valor económico y social a través de una agente imprescindible: el mercado”, la mayor innovación de la historia. Este sistema se originó durante la Ilustración y ahora se está reinventando: “Si el comunismo fracasó porque los precios no reflejaban la realidad económica, el capitalismo puede fracasar porque los precios no reflejan la realidad ecológica”. El ecosistema manda. Como ejemplo, el Silicon Valley: desde que Frederic Termen se incorporó a Stanford e impregnó a sus estudiantes de un fuerte espíritu emprendedor, han pasado por la Cátedra de Creación de Empresas más de 20.000 proyectos empresariales. Talento, tecnología y capital inversor cohesionados y atraídos por una cultura abierta e innovadora (me extraña que en este punto Xavier no cite a Richard Florida).
Las políticas de innovación, siguiendo a Xavier Ferrás, no han de ser populistas, sino que han de concentrar recursos, construir sobre liderazgos individuales (detectar líderes y dotarlos de recursos: “First people, then strategy”; son los salmones del ecosistema, capaces de nadar contracorriente, de desafiar el orden convencional de las cosas para crear nuevas realidades), hacer que otros hagan (escuelas de negocios competitivas internacionalmente), elevar el nivel de aspiraciones de los proyectos, aglomerar y estabilizar las políticas públicas. Cataluña es un ejemplo notable: supone el 15 de la población mundial de ciencia con el 0’1% de la población mundial: un efecto de 10 a 1. “¿Quién hubiera dicho en 1990 que unos individuos anónimos como Amancio Ortega o Ferran Adrià encabezarían modelos de negocio rompedores?”.
Necesitamos un nuevo referente social: los activistas de la innovación. Google vale unos 150.000 M $, el equivalente al valor de Ford, GM y Disney juntas, lo mismo que las ayudas a España desde 1986. “¿Acaso no existe en Catauña, o en España, o en Europa, talento para generar un fenómeno como Google?” Muy buena pregunta. Necesitamos inteligencia racional, inteligencia emocional e inteligencia relacional, porque la innovación es un proceso social.
Xavier Ferrás concluye: “el management, la gestión empresarial, será también un humanismo o no será. Dirigir es una actividad humanista. Liderar es el máximo exponente del acto creativo, es un auténtico arte. Y emprender es una forma noble de trascender, de crear riqueza y bienestar económico, de generar valor a la sociedad”.
Gran libro este Innovación 6.0. El fin de la estrategia. He aprendido un montón de las fértiles ideas de Xavier Ferrás en este cambio de época.

Mi agradecimiento de hoy a Zoe, Ana Mª, Roberto, Ana y Fernando, con quienes he pasado un estupendo día.