Mujeres y Globalización

En el viaje de hoy he estado leyendo la revista FP en su número de octubre-noviembre. La edición española de FP (Foreign Policy) me parece una de las mejores publicaciones sobre política exterior. En este número, dedicado a las Mujeres y Globalización, hay varias reflexiones muy interesantes.

Barbara Supp, redactora de Der Speigel, comenta que “las mujeres rescatan de la crisis a los bancos en Islandia, las trabajadoras de la fábricas de Bangla Desh se ponen en huelga contra unos salarios miserables y en Nigeria las niñas aprenden a ser mecánicas de automóviles para no tener que prostituirse”. Es el fantasma de la globalización, que significa la abolición del tiempo y del espacio. “El poder tiene con mucha más frecuencia que antes rostro de mujer. El de Ángela Merkel en Berlín, el de Julia Gillard en Australia o el de Hillary Clinton en el mundo entero”. Las mujeres dirigen multinacionales como Pepsi, Xerox o Areva. Tres quintos de la población más pobre y dos tercios de los analfabetos son mujeres. Ellas reciben el 10% de la masa salarial en el mundo y poseen el 1% de la riqueza. “Olvidaos de China, India e Internet; las impulsoras del crecimiento económico son las mujeres” (The Economist). Es la womanomics. “La cara de la globalización es un rostro femenino, agotado, marcado por el trabajo y por la falta de sueño”, en un mundo que ha perdido 30 millones de empleos en esta crisis. McKinsey ha señalado que, gracias a su flexibilidad y capacidad de comunicación y cooperación, las mujeres están especialmente bien dotadas a las exigencias de la comunicación. “¿No habría quebrado un banco llamado Lehman Sisters?”, se pregunta Barbara Supp. Aunque también reconoce: “Esa bomba crediticia que se convirtió en el detonador de la crisis financiera la inventó Blythe Masters en JP Morgan, una mujer”.

Georgina Higueras, periodista de la sección internacional de El País, nos habla en esa misma revista de las corresponsales en los frentes de guerra, generalmente más comprometidas. La periodista mexicana Rosa Ysela Pérez, refugiada en España, escribe sobre las opositoras más combativas del mundo: Iryna Vidanava (Bielorrusia), Lyudmila Alexeyeva (Rusia), Hina Jilani (Pakistán), Sima Smar (Afganistán), Shirin Ebadi (Irán), Kamal Chandra-Kirana (Indonesia), Aung San Suu Kyi (Birmania), Zainah Anwar (Malasia) y Yoani Sánchez (Cuba).

En The New York Times, Katrin Bennhold ha escrito sobre El elevado coste del machismo desde París: “La periferia meridional de Europa, endeudada y no competitiva, es desde hace tiempo el eslabón más débil de la eurozona. Pero además de un clima soleado y frágiles fundamentos económicos, también comparte un machismo consolidado desde hace mucho tiempo que le cuesta muy caro”. La población activa asalariada de las mujeres en esta parte de Europa es casi 20 puntos porcentuales menor que los hombres, en comparación de los 12 puntos de la Unión Europea, los 9 de EE UU y los 4 de Suecia. Incontestable. En España, 14 puntos de diferencia entre hombres y mujeres; en Italia, 22; en Grecia, 25. Según Kevin Daly (Goldman Sachs), si se cerrara la brecha entre géneros en los 16 países que compartimos el euro, el crecimiento del PIB sería del 13% (muy superior al de China o Brasil) y en el sur de Europa, del 20%. Suecia tiene una tasa de empleo del 70% y un índice de natalidad de dos hijos por mujer (el más alto de Europa, junto con Noruega y Francia). En Italia sólo el 46% de las mujeres trabaja y el índice de natalidad es del 1’3. En España la tasa de empleo es del 53%, pero en las mujeres menores de 30 años las mujeres no están lejos de los niveles de Suecia. “Quizás la crisis actual se recordará como un momento decisivo para las mujeres trabajadoras, al igual que la falta de mano de obra en Suecia en los años 60 sirvió allí de catalizador. Es una gran oportunidad. No hay nada como un buen argumento económico para vender la igualdad de los sexos” (Alexandra Pascalidou, escritora y presentadora greco-sueca que se mudó de Atenas a Estocolmo hace cuatro años).

Ojalá esta crisis de codicia que se inició en el 2007 sea la crisis definitiva del machismo.
Mi agradecimiento de hoy a las mujeres que estáis liderando en estos momentos vuestros equipos y organizaciones: directivas como Laura, MariLo, Rosa o Isabel; Loreto o Mercè en APD; Carolina o Arianna en Venezuela. Estáis marcando la pauta.