Mundial, vestuario y diosas

Excelentes artículos hoy de John Carlin en la contraportada de As, Un Mundial para la unificación (que comienza así: “La FIFA nos lo anunció. Que el gran valor del Mundial, mucho más allá del fútbol, sería la unificación de un pueblo dividido. Se cerrarían antiguas heridas, se construirían puentes donde antes sólo hubo amargura y división. Se suponía que ese país iba a ser Sudáfrica. Pues no. Sudáfrica ya está muy unida, gracias. Ni estatut, ni ETAs, ni victimismos regionales”), de Guillermo Fernández Vara, Presidente de la Junta de Extremadura, en la penúltima de Marca, dando 10 Gracias (a Villar, Del Bosque, Iker y todos los jugadores de La Roja y al propio diario) y de Ángeles Caballero en El Economista, en su tribuna Territorio Femenino: El Verano, los abuelos y el Mundial, ese cóctel (se refiere AC a la inyección de autoestima y hermanamiento por la victoria y a que no abusemos de los abuelos dejando a nuestros hijos con ellos en lugar de ir a campamentos). Tres visiones muy valiosas post-Mundial. Gracias a John, Guillermo, Ángeles, y a excelentes periodistas como Borja, David, Laura o Montse, con los que he hablado entre ayer y hoy.

Precisamente el otro día, para un artículo de Expansión & Empleo sobre Gestionar el Vestuario, Montse Mateos (una de nuestras mejores periodistas) me hizo una serie de preguntas cuyas respuestas quiero compartir con vosotros:

- ¿Qué valores considera fundamentales antes de saltar al campo de juego?
- Los valores son el Equipo (un Equipo es un grupo humano que genera sinergias, resultados superiores; si no, no es un equipo), el esfuerzo, la iniciativa, la confianza (seguridad en ellos mismos), serenidad (no caer en la ansiedad)…Valores propios de la Inteligencia Emocional y del Talento colectivo.

- ¿Cuánto de liderazgo y cuánto de trabajo en equipo hay en la gestión de personas antes de que actúen cara al público?

- No hay líder sin equipo ni equipo sin líder. En La Roja hay tres líderes: el capitán (está en el campo, da ejemplo), el seleccionador (prepara, establece la estrategia, gestiona las emociones antes y después) y el presidente de la RFEF (ha de ser un gran relaciones públicas). Si no se coordina bien este triple liderazgo, surgen problemas.


- Los empleados/jugadores tóxicos, ¿se detectan en el vestuario o dejan ver su lado más oscuro en el campo de juego?

- Los tóxicos destruyen el clima (ambiente laboral), que es más del 40% de los resultados de negocio. El clima ha de ser de satisfacción, rendimiento y desarrollo (aprendizaje). Los mejores entrenadores ponen a jugar a los que están mejor física y anímicamente. Vicente del Bosque ha sustituido a Fernando Torres (“El Niño”, que es una gran persona) contra Portugal y contra Paraguay porque le está pudiendo la ansiedad y no acierta cara al gol.

- ¿Cómo influye el desarrollo del juego en la siguiente reunión en el vestuario?

- Los entrenadores/directivos trabajan el estado de ánimo del conjunto. Si las victorias lo justifican todo, se corre el riesgo de perder el siguiente partido. Si no se aprende de la derrota, el error se convierte en fracaso. Deben gestionar la euforia y la disforia. Los entrenadores (con sus equipos) analizan en términos de DAFO (Fortalezas, Debilidades; Oportunidades, Amenazas) lo que ha salido bien y lo que debe salir mejor. E introducen cambios.

El pasado jueves, con motivo de la presentación del Programa DCC (Directivo Comercial Coach) de ESIC, Javier Molina, experto en equipos comerciales, insistió en que no debe confundirse agilidad, velocidad con improvisación, con bandazos, con falta de profesionalidad. Los buenos entrenadores (Vicente del Bosque, Pep Guardiola) son fieles a su estilo, retocan cosas, pero mantienen un criterio, un diseño, un estilo de juego. No es lo que estamos viendo en muchas compañías, donde falta la estrategia, la claridad de ideas, la comunicación, el ejemplo, la gestión del desempeño… y sobra improvisación, ansiedad, contagiar el miedo.

He leído en el último número de Mente Sana, la revista que edita Jorge Bucay, un artículo de Erika Gloria Calzada (que imparte el taller “Viaje a las diosas que llevamos dentro”) titulado El legado de las diosas. Parte las diosas del Olimpo como metáfora de la diversidad y del conflicto interior de las mujeres. Las diosas vulnerables o dependientes son Hera (la esposa), Deméter (la madre) y Perséfone (la hija). “Hera proporciona la capacidad de vincularse, de ser leal, de atravesar dificultades con la pareja. Permite sentir y perder el miedo a ser vulnerables”. Deméter es un arquetipo asociado a la mujer creadora de empresas, instituciones y causas. “Perséfone es la eterna niña que, aun en la madurez, conserva ese aire infantil cuyo mensaje implícito es “cuida de mí”. Las diosas independientes o vírgenes representan las cualidades femeninas de autosuficiencia. “Artemisa es la personificación del espíritu femenino independiente, que hace que una mujer busque sus propias metas con coraje y guiada por la intuición”. Atenea tiene un gran sentido práctico y valora lo racional por encima de lo emocional, la estrategia por encima del impulso. “Hestia no está apegada a las personas, ni a los resultados, ni al poder, ni a las posesiones. No se identifica con lo externo”. Finalmente, la séptima Diosa, la alquímica (porque tiene capacidad de transformar) es Afrodita: un carisma personal que consigue atraer a quien ella quiera. “Afrodita nos proporciona el arte de disfrutar, de entusiasmarnos y de enamorarnos apasionadamente de todo cuanto nos rodea”. Erika se pregunta: “¿Cómo sería mi vida si la viviera cada día como si fuera la diosa?”